El próximo 1 de mayo no sólo estará marcado por la reforma laboral, sino también por la desconfianza del mundo social con las elites. Así lo anticipa Bárbara Figueroa, presidenta de la CUT, quien a una semana del acto por el Día del Trabajo da señales de la puesta en escena que hará la multisindical.
- ¿Cuál es su evaluación de las indicaciones del gobierno a la reforma laboral?
- Las indicaciones se hacen cargo de puntos que desde el movimiento sindical se habían planteado. En ese marco, el gobierno recoge el planteamiento que se hizo, eso es saludable porque ha habido disposición a escuchar a aquellos que han estado disponibles al diálogo sin presiones, ni amenazas. El documento se hace cargo de eliminar lo que denominábamos como la criminalización de la actividad sindical, también en materia de conceptualización de la huelga se avanza, se termina la huelga con apellido pacífico, se acota aún más la definición de servicios mínimos y se reconoce el derecho esencial a la huelga. Luego, en la excesiva injerencia de la Dirección del Trabajo en el proceso de negociación colectiva, se elimina gran parte de los arbitrajes y se resguarda en las empresas que no tienen derecho a huelga y en casos puntuales como reanudación de faenas. En las mediaciones, se mantiene lo que existe hoy, es decir, mediación voluntaria como los buenos oficios.
También mejoró otros aspectos como la negociación interempresa, incorporando el derecho de los dirigentes sindicales interempresa a participar en las negociaciones colectivas, y repone el silencio positivo del empleador (...)
- ¿Hay pendientes?
- Siguen quedando pendientes cuatro temas. Uno tiene que ver con los servicios mínimos, donde avanzamos pero aún nos parece que es perfectible la redacción. Esperamos que el Ejecutivo se abra a recoger lo que puedan plantear los parlamentarios en sus indicaciones, ahí se puede hacer más restrictivo el concepto de servicios mínimos. Vamos a insistir en que se eliminen los pactos de adaptabilidad laboral, que es un debate atemporal dentro de proyecto de fortalecimiento sindical y negociación colectiva; e insistiremos en un punto donde tenemos la mayor distancia con el Ejecutivo, que es el debate sobre la reajustabilidad del piso.
Hemos propuesto el reconocimiento de la reajustabilidad del piso en base a IPC y hemos dicho que si eso se acuerda entre las partes, no puede ser que el Estado imponga que no puede haber piso.
También vamos a insistir en el tema de la negociación por confederación, que si bien lo valoramos este proceso debe ser vinculante y, por lo tanto, haya obligatoriedad del empleador de dar respuesta ante una presentación de contrato colectivo por parte de una federación.
- ¿Compensa que se haya repuesto este tema en lugar de la negociación ramal?
- Hay que distinguir dos cosas: una, es cuál es el tipo de negociación, la cual puede ser sectorial, ramal o negociaciones nacionales que escapen al nivel de la empresa. Uno supone que lo que debe ocurrir en cualquier legislación que busque ponerse al día con las recomendaciones internacionales, es que estén garantizados todos los niveles de negociación para los trabajadores, desde la empresa hasta niveles superiores. Eso hasta ahora el proyecto no lo garantizaba, porque al reformar todo el Libro IV se eliminó aquello que en los '90 se consagró siendo René Cortázar ministro del Trabajo, que era el procedimiento especial de negociación para confederación, era un reconocimiento tácito de que los trabajadores tenían posibilidad de negociar en distintos niveles.
El debate que enfrentamos hoy no es que el Estado prohiba niveles de negociación, sino que quienes son sujetos de ella.
Hoy avanzar en la negociación de federación es poner rostro a una negociación supraempresa, por eso vamos a insistir en que este nivel de negociación debe ser garantizado.
"Presión indebida"
- ¿Cómo ve las críticas de los privados a la reforma?
- Sin duda, un proyecto como este va a generar incertidumbre mientras esté en el debate. Cuando ya se cierre y tengamos reglas claras, la incertidumbre se acabará.Pero eso no es producto de los temas que el proyecto toca, es producto del mismo debate.
Probablemente, la reforma tenga más cambios en el proceso legislativo.
Es un debate de poca sustancia el que hace el empresariado, porque a través de sus planteamientos está imponiéndole al Ejecutivo que no haga lo que él comprometió (...), en el fondo es una presión indebida.
Uno puede tener matices en el debate, pero no puedo pretender decirle a un gobierno que no cumpla su palabra, esa es la peor señal que podemos darle al país, eso escapa a cualquier criterio de realidad, sobre todo hoy donde la desconfianza se ha transformado en la jerarquía, donde todos cuestionan la legitimidad de los actores.
Tengo muy claro que aun siendo representativa la coordinadora del sector empresarial, también hay otros actores del mundo empresarial que no comparten estas posiciones. Roberto Fantuzzi ha sido claro en señalar que no podemos taparnos los ojos ante un debate que ya no resiste, el propio Andrés Navarro -no sé si por convicción o conveniencia- declaró que la huelga es huelga sin reemplazo, sino no hablamos de huelga. Espero que estas otras posiciones también puedan primar.
Así como el empresariado tiene muchos recursos para sacar videos, hacer seminarios en lugares muy onerosos, nosotros de forma más modesta, pero no menos poderosa, tenemos la estrategia que nos ha permitido avanzar hasta este punto. También vamos probablemente a avanzar con más fuerza en el camino movilizador. En ese marco, está el respaldo que dimos a la movilización convocada por la CTC, los portuarios, la construcción y otros, por cierto que nosotros haremos el esfuerzo por convocar a un gran 1 de mayo, porque sabemos que ante la ofensiva económica de grupos de poder como el empresariado lo que nosotros tenemos es la fuerza organizada, y ante eso nuestra respuesta será con movilización.
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