El próximo 25 de abril hay elecciones en el Partido Socialista (PS) y su actual presidente Osvaldo Andrade deja el cargo. El diputado y ex ministro del Trabajo en el primer gobierno de Bachelet -junto a varios otros legisladores de la Nueva Mayoría-, levantó una bandera de lucha que es histórica para el movimiento sindical: presentó una indicación para impulsar la negociación ramal en el proyecto de reforma laboral.
El político defiende esta idea, aunque admite que el gobierno es partidario de mantener la negociación colectiva en el nivel de la empresa.
También reconoce que el texto legal requiere de varios ajustes que serán consensuados vía indicaciones con el Ejecutivo, y dispara contra la excesiva tutela estatal y el rol del empresariado en el debate.
- La bancada PS salió a respaldar la reforma, pero planteó perfeccionamientos. ¿Por dónde irían esos ajustes?
- No hay que olvidar que la mayoría de las indicaciones requieren patrocinio del gobierno, especialmente lo que tiene que ver con mecanismos de negociación colectiva, en consecuencia inevitablemente hay que hacer una conversación con el gobierno que permita compartir criterios para que se traduzcan en indicaciones. Hemos estado trabajando en eso con equipos técnicos, entiendo que se ha avanzado bastante y es muy probable que tengamos un dossier de indicaciones muy convenidas. En algunas otras cosas, no tendremos acuerdo y veremos qué hacer.
- ¿Qué lo llevó a presentar una indicación para impulsar la negociación ramal?
- Esta es una vieja convicción mía, las negociaciones ramales existían hasta el año 1973 sin ningún problema y paradojalmente siguieron existiendo incluso estando prohibidas. Los panificadores negociaron de manera ramal toda su vida, el Sinami también lo hace. Esta es una paradoja del sistema laboral chileno, teniendo realidades concretas no las queremos asumir.
Durante el primer gobierno de la presidenta Bachelet hicimos negociaciones sectoriales, con los futbolistas profesionales y los forestales, y durante el gobierno de Piñera se negoció el estatuto agrícola, con los trabajadores del turismo, de la basura, con los portuarios y en el actual gobierno avanzamos en esa línea con las trabajadoras de casa particular, con los portuarios nuevamente y el comercio; o sea, casi todos los días estamos viviendo esto. La ley hoy permite que varias empresas puedan negociar con organizaciones sindicales diversas, pero no es vinculante. Sé que la negociación ramal no está en el programa, pero ponerla en el debate es conducente al propósito de la reforma. El gobierno a través de la ministra del Trabajo ha sido enfático en decir que no está considerada la negociación ramal, pero estamos conversando esos temas.
- ¿Se equivocó el gobierno al incluir los servicios mínimos sin el estándar de la OIT?
- De lo que habla la OIT es de servicios mínimos, el estándar OIT en relación a lo que propone el proyecto es bastante más restrictivo y apunta a evitar accidentes. Creo que con el gobierno vamos a mejorar esa formulación, acercándose más al estándar OIT. La idea es que haya un auténtico derecho a huelga, que ésta sea efectiva.
- ¿Comparte la idea de que sea un panel de expertos el que fije los servicios mínimos?
- En este punto estoy en contra de la excesiva tutela, soy de los que piensa que la relación laboral debiera ser entre sindicatos y empleadores. La interferencia del Estado debería ir en retirada, pero entiendo que debe haber una transición mientras no se logre un adecuado equilibrio. En ese caso, el Estado debe cumplir el rol protector del más débil, pero hay que apuntar en la otra dirección. Si esto no se hace así, se termina transformando al trabajador en un interdicto que necesita un tutor para que se haga cargo de la defensa de sus derechos. Por eso, también no debería haber quórum para los pactos de adaptabilidad.
- Tras escuchar a Andrea Repetto y la OIT, ¿se convenció de que la extensión de beneficios debe ser universal?
- Tengo la convicción de que la extensión de beneficios debe ser universal, pero para eso hay que limar un problema previo y es que no puede ser un instrumento para que el empleador tenga la facultad de inhibir la organización sindical.
En los países desarrollados, las organizaciones sindicales representan un cierto porcentaje, pero la cantidad de trabajadores vinculados a propuestas colectivas es mucho mayor, eso es porque los beneficios se extienden, pero se hace sobre la base de un diálogo con el sindicato.
Entonces, la extensión automática por decisión del empleador lo que hace es inhibir la afiliación sindical, porque los beneficios les van a llegar igual a los trabajadores, eso se trató de obviar por la vía del efecto polizonte (...)
Mientras no tengamos una lógica de relación equilibrada entre dirigencia sindical y empleadores, me temo que vamos a tener que seguir teniendo un cierto control sobre cómo se extienden los beneficios (...) Espero que en el futuro esto nuevamente sea automático, pero previo a eso tiene que haber un equilibrio en las relaciones.
- Llamó la atención que el asesor de Trabajo Roberto Godoy abriera la puerta al reemplazo por funciones...
- Hoy no podemos quedar más atrás del estándar que fijó la sentencia de la Corte Suprema, que habla de función y del trabajador. En consecuencia, ir más atrás en eso sería difícil de explicar. Entiendo que lo que él planteó apunta a que la función no puede ser reemplazada de aquellos trabajadores que están involucrados en la negociación. En una negociación colectiva donde hay cajeras, imagínese que las cajeras quedan dentro del ámbito del no reemplazo y hay 10 cajeras en un establecimiento, cinco de ellas están involucradas en la negociación y el resto no, ¿esas otras cinco tampoco podrían seguir trabajando si no son parte de la negociación? En esto hay que tener cuidado, lo que planteó Godoy se refería al aspecto que ya mencione.
- ¿Ve espacio para incluir los otros planteamientos de la CUT, como la eliminación de la adaptabilidad laboral y la huelga en firmas estratégicas?
- Este proyecto tiene tres pilares centrales: la titularidad sindical, la huelga efectiva y los pactos de adaptabilidad. En consecuencia, esas tres cosas son materias dignas de abordar. En titularidad, el proyecto está bastante bien logrado; en huelga efectiva, hay que introducir algunas cosas, por ejemplo el tema del
reemplazo y servicios mínimos. En materia de adaptabilidad, entiendo el temor que tiene el mundo del trabajo, porque los pactos suponen ir más abajo del estándar que hoy existe, son pactos delicados por naturaleza, sobre todo por la alta valoración que tiene el bono de término de negociación.
Desgraciadamente, y en esto ha faltado solvencia de parte de la propia dirigencia sindical, el bono de término de negociación es el precio que pagan muchas de estas cosas y como normalmente los trabajadores llegan a negociar con una situación económica precaria -con deudas-, ese bono se ha transformado en un transgresor de un diálogo adecuado (...) Al recibir ese bono, el trabajador podría estar dispuesto a resignar derechos.
La adaptabilidad hay que verla con tranquilidad, pero a la vez creo que conceptualmente está bien, porque si uno cree en el sindicalismo, que el sindicato es el protagonista del diálogo social con la empresa, uno debe reconocer al sindicato ese valor y el sindicato debe asumir ese desafío. Si no corre ese riesgo, entonces cuándo va a crecer.
¿Qué pasó en el empresariado?
- ¿Cómo ve la actitud del empresariado en este debate?
- Ellos han cometido un error político tremendo. Me consta el esfuerzo de diálogo que se hizo con el empresariado, hubo varias conversaciones con ellos, los micro empresarios también fueron escuchados, la CUT también, nadie puede decir que en esto no fue oído. Otra cosa es que uno por escuchar tenga que comprarse todo lo que le van a vender.
El empresariado generó condiciones de negativa frente a la reforma, una negativa de tipo ideológica (...) los tiempos hoy no están para eso, la gente ya no se compra discursos panfletarios. Eso también se expresó en la votación en contra de la idea de legislar de la derecha. Si voto en contra, estoy diciendo que a lo menos en un año no quiero que estos temas se traten.
Entonces, ahora, ¿con qué cara ellos van a presentar indicaciones?, ¿por qué uno debería dialogar con la derecha si ellos no quieren hablar de temas laborales?. En esa lógica cayó también el diputado Gabriel Boric. Otra cosa es que digan que este es un pésimo proyecto, pero el Parlamento es para mejorarlo.
Cuando llegó el proyecto de postnatal del presidente Piñera, era el proyecto más malo que he visto en mi vida, pero no era para votar en contra de la idea de legislar, finalmente lo arreglamos en un diálogo muy fructífero con la entonces ministra del Sernam, lo cambiamos completamente.
- ¿Le preocupa el referente contra la reforma laboral?
- Los empresarios levantaron un referente, está bien que lo hagan, sé que tienen de candidato estrella al compañero Óscar Garretón, no deja de ser interesante de ver lo que está haciendo Garretón, quien lo conoce hace tantos años no puede a lo menos decir que él es pintoresco, pero están en su derecho. Yo preferiría que ellos nos dijeran cómo mejorar la redacción de algunas cosas.
En esto hubo un retroceso en el empresariado, que es bien difícil de entender porque varias de las cosas que contiene este proyecto son parte –no en el detalle- del acuerdo que firmó la CPC y la CUT el año 2012. Entonces, ¿qué pasó en el empresariado que cambiaron tanto de opinión?
"No vamos a respaldar ninguna fórmula que signifique impunidad"
- Se habla de un acuerdo para superar la actual crisis por el caso Penta-SQM, ¿En que debería traducirse este pacto?
- Elaboramos un documento los partidos, cinco de la Nueva Mayoría y dos de la derecha, en que fijamos una línea orientadora, asumimos con autocrítica este momento, reconocemos responsabilidades institucionales, acogemos como un compromiso respaldar las iniciativas que surjan del consejo asesor presidencial. También respaldamos el liderazgo de la presidenta Bachelet y apoyamos plenamente el funcionamiento de las instituciones, en particular la Fiscalía e Impuestos Internos. Pero hacemos una reserva, no vamos a respaldar ninguna fórmula que signifique impunidad. Hay que fijar un marco institucional a futuro para que estas cosas no vuelvan a suceder, pero respecto de lo que sucedió, cero impunidad.
- ¿Comparte las aprensiones a la falta de liderazgo de la presidenta Bachelet?
- Esa es una mala manera de eludir la propia responsabilidad, a los que hacen esa crítica uno les podría preguntar qué están haciendo ellos, porque este es un problema no sólo de la presidenta sino que de todo el sistema político. Da la impresión que todos están esperando que otros resuelvan el problema, eso es muy propio de la política chilena. Creo que la crítica es injusta, porque la presidenta está haciendo cosas, ella convocó al consejo asesor presidencial, ha tomado medidas administrativas de declaración de patrimonio. Pero ¿qué han hecho los partidos? ¿Los partidos necesitan un proyecto de ley para tomar ciertas decisiones internas? ¿Qué han hecho los tribunales supremos de los partidos, necesitan alguna ley para actuar, necesitan que la presidenta se los ordene? Es una frescura esa crítica, se le reclama a la presidenta algo que no están haciendo otros que también tienen que hacerlo. Lo digo con propiedad, porque el PS en esto no está en mora, nosotros hemos hecho lo que tenemos que hacer, los que están metidos en forros no están en el partido. Y los que surjan no van a estar metidos en el PS, no va a haber ninguna defensa corporativa.
- ¿Cómo ve la situación de MEO, quien reconoce reuniones con SQM?
- En un clima como el que tenemos puede que algún impacto tenga, no creo que se pueda salir indemne en estas cosas. Le cuento que en mi primer período de diputado junto a Felipe Salaberry hicimos un proyecto de ley para que hubiese aportes fiscales a la Teletón. Hicimos gestiones con Don Francisco, él nos dijo que en esas cosas no se metía y nos mandó a hablar con Carlos Alberto Délano, fuimos a una reunión con él donde estuvo Ximena Casarejos y nos dijeron que no les gustó porque ese no era el sentido de la Teletón. ¿Cree que si yo contara eso hoy alguien me habría creído? En estas cosas también hay un ambiente complejo, que es un dato, no es lo que uno quisiera, pero es algo que no puede soslayar. Entonces, cuando se empieza a saber de estas reuniones tendrán que ser explicadas, en algún momento bastaba que uno dijera que era una reunión privada, hoy ya no es suficiente.