El frágil y condicionado acuerdo con que Girardi asumirá la presidencia del Senado

Equipo Política



Que el senador PPD, Guido Girardi, haya aceptado la invitación de La Moneda para sumarse a la comitiva que acompaña por estos días al presidente Sebastián Piñera en su gira por Europa, no es casualidad.

Es que es sabido que si los senadores de la Concertación respetan el acuerdo político, sellado en marzo del año pasado, para administrar la mesa de la Corporación hasta 2014, el legislador por Santiago Poniente se instalará a partir del próximo 15 de marzo en la presidencia del segundo poder del Estado.

De ahí, que desde quienes mantienen una mirada crítica a lo que ha sido la trayectoria del senador, hasta sus más cercanos, coincidan en señalar que su viaje junto al mandatario es una muestra de que está dispuesto a hacer ciertas concesiones. “Girardi se está auto controlando y domesticando”, dicen los más ácidos.

El punto es que los gestos que ha mostrado el parlamentario en el último período no son un tema menor, si se tiene en cuenta “la fragilidad” del pacto que permitirá que presida el Senado.

Así quedó demostrado a fines del año pasado luego que el senador Eduardo Frei y su colectividad, la Democracia Cristiana, amenazaran con vetarlo.

“No estoy dispuesto a votar por gente que pone en jaque a la Concertación”, le dijo el ex presidenciable a sus colegas de la Concertación durante un almuerzo al que Girardi no asistió.

Por esos días, el Senador PPD organizaba junto a Marco Enriquez-Ominami y el Partido Comunista un encuentro de carácter ciudadano -según dijo-, que buscaba ampliar la Concertación hacia las fuerzas más progresistas.

Y si bien la respuesta del mismo Girardi en esa ocasión no se hizo esperar y señaló que “no hay ningún cargo, por importante que sea, al que yo pueda aspirar, que por poder acceder a él haga que yo transe mi idea, mi derecho a pensar u opinar distinto”. Los hechos dan cuenta que el senador a la fecha ha sido más cuidadoso de lo habitual.




La amenaza de la reelección


De ahí que al interior de la Concertación reconocen los efectos de las advertencias que le hicieron al senador en la serie de reuniones que le siguieron al encuentro en que Frei y la DC pusieron en duda su apoyo al acuerdo para que presidiera el Senado este año. En la oportunidad, Girardi habría terminado admitiendo que a partir de marzo tenía que simbolizar una institución republicana, además que “debía representar a un colectivo y no a sí mismo”.

Lo cierto es que durante esas jornadas de “catarsis” entre los senadores de la Concertación, al legislador PPD también le hicieron ver que de mantener una actitud “díscola”, ocupando la testera de la Cámara Alta, ponía en riesgo su reelección, ya que a “la DC no le costaría nada poner un candidato fuerte que le compitiera en la senatorial de 2013”, como el actual alcalde por Maipú, Alberto Undurraga.

Y es que de salir derrotado en los próximos comicios parlamentarios, truncarían las aspiraciones del senador de convertirse, eventualmente, en candidato presidencial en 2018.

En la misma línea, también le habrían dado a entender que si bien podía llegar a presidir el Senado, “el desafío era mantenerse” puesto que el mecanismo de la censura es una herramienta a la cual siempre es posible recurrir.




Respeto mutuo


A todo lo anterior cabe agregar que sobre el senador también pesa la advertencia que le habría hecho la titular del PPD, Carolina Tohá, en el marco de un acuerdo tácito de “respeto mutuo” y que incluiría no chocar en los temas que cada uno defiende ante la opinión pública.

Sobre esa base, al legislador le señalaron que los acuerdos en la Concertación se construyen semana a semana y que si bien la titular lo defendería ante sus pares, ello implicaba que él tampoco “tensionaría” el ambiente y por ende, el mismo pacto.

Pero los más escépticos en la Concertación dudan que Girardi se contenga por mucho tiempo, pues bajo su lógica de abanderarse “con temas ciudadanos”, todo está por verse.