Tax Foundation estima que Chile caerá en su ranking global de competitividad debido al impacto de la reforma tributaria
La economista del centro de estudios norteamericano, Cristina Enache, analiza los seis meses de trámite del proyecto, propone modificaciones y también anticipa la discusión sobre los impuestos correctivos.
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La reforma tributaria vuelve a la palestra la próxima semana en el Congreso, luego de semanas marcadas por la discusión de la aplicación del IVA a los servicios en el país a partir del primero de enero.
El debate sobre impuestos en Chile es mirado con interés en el exterior. Muestra de ello es que la economista de Tax Foundation, Cristina Enache, fue invitada por la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) a principios de mes para discutir los avances del texto.
El centro de estudios norteamericano se especializa en información estadística sobre tributos y publica anualmente un ranking sobre competitividad de los sistemas fiscales de los países, conteo donde Chile ha mejorado en los últimos años, pese a mantenerse en el fondo de la tabla entre los 38 regímenes analizados.
Sin embargo, la economista de la Academia de Estudios Económicos de Bucarest y con una maestría en la Universidad de Navarra, advierte que Chile podría retomar la tendencia bajista en este conteo, producto de algunos efectos que podría generar la reforma tributaria.
- ¿Cómo ha visto la discusión de la reforma tributaria en Chile?
- Ha sido un placer poder participar en el debate sobre la reforma tributaria en Chile y observar que existe una preocupación compartida entre los ponentes por el impacto que pueda tener la reforma fiscal sobre el crecimiento económico y la economía chilena en general.
- ¿Qué puntos del proyecto le llaman la atención, tanto en sentido positivo como negativo?
- La reforma tiene como objetivo por un lado elevar la recaudación y por otro estimular la inversión e incrementar la productividad. Sin embargo, con la actual reforma difícilmente se podrán alcanzar los objetivos propuestos. Las subidas fiscales no solo no lograrán una mayor recaudación, sino que contraerán la economía y el PIB debido a un menor crecimiento económico.
- ¿Chile tiene espacio para aumentar su carga tributaria? ¿Cuánto más?
- Según los últimos datos publicados por la OCDE, entre 2020 y 2021 Chile aumentó su recaudación del 19,4% al 22,2% del PIB, logrando el segundo mayor crecimiento de ingresos fiscales entre los países de la OCDE, únicamente por detrás de Noruega. Casi la mitad de la recaudación adicional se debió a un incremento de los ingresos por IVA, gracias al mayor crecimiento económico. Por ello, es importante que Chile implemente una reforma fiscal neutral y que fomente el crecimiento económico.
Los ingresos fiscales de Estonia, el país que ocupa el primer puesto en el Índice Internacional de Competitividad Fiscal, elaborado por Tax Foundation, representan el 33,5% del PIB, muy por encima de lo recaudado por Chile.
Por lo tanto, al mejorar la estructura del Código Tributario y evitar políticas atípicas en relación con otros países desarrollados, Chile lograría mejorar su competitividad fiscal y su recaudación.
- ¿Son suficientes los incentivos que trae la reforma para inversión y crecimiento?
- Las políticas temporales introducidas durante la pandemia para estimular la inversión de capital fueron oportunas, en su momento, pero una política fiscal temporal generalmente no fomenta el crecimiento a largo plazo. Además, la nueva reforma, según cálculos de la Tax Foundation, tendrá un impacto negativo sobre la competitividad fiscal de Chile, de modo que el país bajaría otras ocho posicione en nuestro índice hasta la trigésimo quinta posición, de un total de 38 países. Con la reforma, Chile corre un gran riesgo de estancamiento económico e incluso recesión. También desalentaría la inversión extranjera directa y puede provocar incluso una fuga de capitales.
- ¿Cómo se imaginan en Tax Foundation una reforma tributaria que equilibre recaudación con incentivos al crecimiento y la inversión?
Siguiendo el ejemplo de Estonia, Chile podría implementar un impuesto sobre sociedades/corporativo que se aplique únicamente sobre el beneficio distribuido, fomentando así la reinversión de los beneficios. Adicionalmente, las deducciones aceleradas deben ampliarse y hacerse permanentes. Al mismo tiempo, se deben evitar las subidas innecesarias de los impuestos sobre las personas y el capital.
Otro punto débil del país es el impuesto sobre sociedades/corporativo, cuyo tipo impositivo máximo (27%) está muy por encima de la media de los países de la OCDE (23,3%). En cambio, Chile debería aprovechar que tiene un impuesto sobre el consumo, el IVA, bien diseñado con una base tributaria amplia y una recaudación relativamente estable, incluso en periodos de recesión.
Además, desde el punto de vista del crecimiento económico, los impuestos sobre el consumo son menos dañinos que los impuestos sobre las personas o el capital. Los policy makers deben centrarse en una política tributaria orientada al crecimiento, que fomente la inversión, el ahorro y la actividad empresarial y, que al mismo tiempo, aumente la competitividad fiscal internacional de Chile.
- Uno de los temas más controversiales ha sido la creación de un impuesto a la riqueza. La evidencia internacional muestra que es un gravamen que ha ido en retroceso en el mundo, pero varios países volvieron a discutirlo por la pandemia. ¿Se debe avanzar en esa línea?
- En las últimas tres décadas el impuesto ha sido abolido en casi todos los países que lo implementaron. Italia, Austria, Dinamarca, Irlanda, Países Bajos, Finlandia, Suecia y, recientemente, Francia han derogado el impuesto sobre el patrimonio para las personas físicas. En Alemania es inconstitucional desde 1997.
La principal razón para abolir el impuesto ha sido su impacto negativo sobre la economía. En Francia, Bruno Le Maire ha dejado claro que la derogación del impuesto sobre el patrimonio formaba parte de un paquete de reformas diseñado para “atraer más inversión extranjera”. Además, un informe de la OCDE concluye que el impuesto sobre el patrimonio neto castiga el esfuerzo empresarial y el crecimiento económico a largo plazo haciendo menos atractivo el I+D y las inversiones empresariales más arriesgadas. Por otro lado, un informe de la Tax Foundation concluye que, a largo plazo, el impuesto o la reducción de su mínimo exento rebaja los salarios, el stock de capital y el PIB y destruye puestos de trabajo.
Por último, en ningún país el impuesto sobre el patrimonio constituye una fuente importante de ingresos fiscales. Actualmente, el impuesto logra recaudar entre el 0,1% del PIB en España y el 0,3% del PIB en Noruega, donde el tipo impositivo máximo es tres veces inferior al aplicado en España. Su reducida capacidad recaudatoria pone de manifiesto, una vez más, que el impuesto sobre el patrimonio o la riqueza es un instrumento de redistribución inadecuado y que además tendrá un impacto negativo sobre el crecimiento económico y el empleo. Si lo he entendido bien, Chile pretende recaudar un 0,5% del PIB con el nuevo impuesto, objetivo claramente inalcanzable vista la evidencia internacional.
- El gobierno también tiene contemplado presentar un proyecto de ley que aumente impuestos correctivos, como a las emisiones contaminantes, alcoholes, azúcares y apuestas online. ¿Qué muestra la experiencia internacional en esa materia?
- Si no se diseñan bien, los impuestos coercitivos tienen el riesgo de aumentar los precios de los productos, con un mayor impacto sobre las familias de rentas bajas, ralentizando la economía.
En concreto, un impuesto a las emisiones contaminantes supone una carga desproporcionada para las personas de bajos ingresos, mientras que los subsidios para la tecnología verde tienden a beneficiar a los ricos. Otros impuestos sobre el alcohol, el azúcar o las apuestas online, aparte de tener una capacidad recaudatoria limitada, pueden fomentar la economía sumergida y el contrabando.