Aunque no integra la Comisión de Constitución de la Cámara Alta, sino la de Trabajo; el senador Gastón Saavedra suscribió el proyecto de reforma política que busca terminar con la fragmentación parlamentaria, que se produce especialmente en la Cámara de Diputados, debido a la gran cantidad de partidos muy pequeños, pero también a que renunciar a la colectividad que les dio el cupo para llegar al Parlamento no tiene, actualmente, ninguna sanción, algo que preocupa al senador socialista.
Dejar órdenes de partido establecido en una ley, no me parece, porque –insisto- se pierde esa autonomía y esa capacidad de plantear cosas que enriquezcan el proceso legislativo que se está llevando adelante, en cualquiera sea la Cámara del Congreso. No me parece.
Este es un problema que se ha notado más que nunca en la actual administración; pero también lo fue en la anterior, la segunda del expresidente Sebastián Piñera. Por eso no entiende la decisión del presidente Gabriel Boric de no mantener el umbral para que los partidos lleguen al Congreso, pese a que en esta necesidad existe un acuerdo transversal.
Por lo pronto, Saavedra señala que “el desorden se produce porque al díscolo no le pasa nada si se va del partido o del espacio político por el que resultó elegido” y respecto a establecer por ley las órdenes de partido, señala que no está de acuerdo.
Gastón Saavedra aborda también el tema presidencial y la tardanza de la nominación de la candidata o candidato de su partido, aunque él cree que ya se debió haber nominado a Carolina Tohá (PPD).
- ¿Qué opina de establecer por ley las órdenes de partido? Se lo pregunto porque una de las indicaciones del Ejecutivo va en esa línea.
- En lo particular, no me gusta. Creo que tiene que haber cierta independencia y autonomía de quienes somos parlamentarios. Además, generalmente, uno es parte del Comité Central, de la Directiva Nacional. Siempre, un senador y un diputado están en directa relación con sus dirigentes. Pero dejar órdenes de partido establecido en una ley, no me parece, porque –insisto– se pierde esa autonomía y esa capacidad de plantear cosas que enriquezcan el proceso legislativo que se está llevando adelante, en cualquiera sea la Cámara del Congreso. No me parece.
“Al díscolo no le pasa nada si se va del partido”
- ¿No le parece que eso podría contribuir a terminar con el desorden que existe particularmente en la Cámara de Diputados, pero que también ha empezado a verse en el Senado?
-No, porque el desorden se produce por otras cosas.
- ¿Cómo cuáles?
- El desorden se produce porque al díscolo no le pasa nada si se va del partido o del espacio político por el que resultó elegido. Entonces, se transforma en un independiente, que es lo que hoy día ocurre. Para evitar eso hay que dejar claramente establecido en un proyecto de ley, que el cupo por el cual un diputado o senador es elegido es del partido. Entonces, se pueden ir, pero pierden el cupo como diputado o senador y, por lo tanto, será el partido el que lo reemplace. Eso es lo que no hay hoy día y eso permite toda esta serie de discolaje e indisciplina que no ayudan mucho a la gobernanza.
Es importantísimo establecer un umbral, porque con ello se termina la fragmentación y se fortalece el sistema político.
- El Gobierno no incorporó el umbral con el que debería contar un partido para optar al Congreso, ¿qué tan negativa es esa postura, considerando que la razón para impulsar una reforma política era justamente la fragmentación?
- Es unánime la mirada de que en el Congreso existe un fraccionamiento que hace muy difícil gobernar y, si no se establece un umbral se dejan las cosas donde mismo y no tiene mucho sentido legislar una reforma política, porque vamos a seguir teniendo discolaje, seguiremos teniendo fragmentación y que se dificulten todos los procesos legislativos, porque no existe un mecanismo que permita encausar los procesos de diálogo político para legislar como corresponde. Por eso que es importantísimo establecer un umbral, porque con ello se termina la fragmentación y se fortalece el sistema político.
- Ya se está votando esta reforma que es bien transversal. ¿En qué se ha avanzado hasta ahora?
- Yo diría que se va a avanzar rápidamente en todo lo que son las indicaciones; las del Gobierno se van a votar y las que tengan mérito se van a aprobar, las que no, se van a rechazar. A nosotros nos interesa llegar luego a los puntos críticos…
- ¿Uno de ellos es ahora el umbral, supongo?
- El umbral, sí; y que el cupo pertenece al partido político, porque eso sirve para que haya disciplina, pero también para los acuerdos que se den en materia de pactos o las listas de candidatos.
“Lamentaría mucho que hubiera esa desidia legislativa”
- Si, en el mejor de los casos, esta reforma pasara rápidamente por el Congreso ¿empezaría a regir desde la próxima legislatura?
- Hay que ver qué es lo que queda, finalmente. En algún artículo transitorio habrá que especificar cuándo comienza a regir la norma. Si el proceso legislativo es rápido y anda sobre ruedas, la idea sería aprobarlo ahora, pero veo eso muy difícil. Pero si el horizonte de implementación es a más largo plazo, es decir, ya no en la próxima elección, sino en la subsiguiente, puede ser que se apruebe rápido.
- En ese mismo sentido, ¿se puede ser tan optimista del avance del proyecto? Considerando, justamente, que por las razones que hemos conversado para que naciera este proyecto, lo más probable es que en la Cámara transite más lento que en el Senado.
- Lamentaría mucho que efectivamente hubiera esa desidia legislativa, entendiendo que este es uno de los principales problemas que tiene el país. Nosotros estamos mandatados justamente para hacer políticas nacionales, cosas que permitan que el país despegue, que siga avanzando; que en su aspecto legislativo tengamos acuerdos para el beneficio de la población chilena. Si no hay esa tendencia, si no hay esa capacidad de llegar a acuerdos avalados o respaldados por un sistema político que es contribuyente a esto; la verdad, no tenemos mucho destino como país para seguir avanzando en la mejora sustantiva de la calidad de vida de los chilenos.
- Muchos analistas y los propios parlamentarios plantean que es difícil avanzar en este tipo de iniciativas, cuando son los incumbentes los que tienen que analizarlas, votarlas y aprobarlas. ¿Comparte eso?
- Claro, lo que pasa es que estamos siendo juez y parte; y, para algunos que no tienen una visión más de estadista, evidentemente se les hace más difícil. La carencia de esa visión de estadista es la que hoy día nos tiene en esta situación de postración política que, a mi entender, no nos permite avanzar en los acuerdos.
“Este proceso del Partido Socialista nos está dejando muy atrasados”
- El domingo, el PS tuvo elecciones internas en una fórmula indirecta, tras lo cual se definirá su postura en la carrera presidencial. ¿Cómo ve el escenario, le parece razonable que el PPD y el PS tuvieran una primaria cada uno con un candidato?
- Puede ser una alternativa, como también puede ser otra que acordemos en el nuevo Comité Central: que haya una candidata única y se genere un mecanismo de primarias, porque sí tenemos que tener una gran primaria para elegir a la candidata o el candidato de la centroizquierda.
- ¿En lo personal, cómo preferiría que fuera?
- El Socialismo Democrático tiene que tener un o una candidata única; y ahí está la posibilidad de una primaria, ¿por qué no? Pero también está la posibilidad de un gran acuerdo.
- Existen todos esos escenarios, pero ¿cuál es su postura, qué preferiría usted?
- Esto también lleva a otra cosa, el programa y la lista parlamentaria…
- Sí, claro, pero el PPD ha respaldado a su candidata dos veces, así es que para muchos de sus socios no se entiende la demora en la definición del PS.
- Bueno, pero yo le estoy diciendo que eso es una posibilidad. Por mí, esto ya se hubiera decidido hace rato.
- ¿Apoyando a Carolina Tohá?
- A Carolina Tohá.
- ¿Su partido está muy atrasado en esta definición?
- O sea, todo este proceso del Partido Socialista nos está dejando muy atrasados para partir la campaña, obviamente. Cada día que pasa es un día menos, no un día más; y, nosotros, desde el Socialismo Democrático, ya debiéramos tener, a lo menos, nuestra candidata o candidato.