Hasta la sede del Congreso en Valparaíso llegó este miércoles la exministra de Defensa, Maya Fernández, para hacer frente a la votación de la acusación constitucional presentada en su contra por parlamentarios de oposición, del Partido Republicano, por la fallida venta al Gobierno de la casa del expresidente Salvador Allende.
Pese a su renuncia al cargo, Fernández no logró eludir la acusación que aun antes anunciaron los diputados; sin embargo, tuvo a su favor el sorteo de la integración de la Comisión Revisora de la acusación, ya que fue mayoritariamente oficialista.
La tabla de la Sala de la Cámara estuvo dedicada completamente a resolver la acusación y la exministra estuvo flanqueada, entre otros, por el ministro del Interior Álvaro Elizalde y, obviamente, por su abogada defensora, Claudia Sarmiento.
Iniciado el proceso, la defensa optó por ir al fondo de la acusación, dejando de lado la deducción de la cuestión previa, oportunidad en que el diputado Luis Sánchez (Partido Republicano) tomó la palabra para defender la acusación, en un contexto de reclamos, interrupciones y hasta gritos de lado y lado, que provocaron un permanente llamado a la mesa a ordenar a los diputados y de acusaciones de no cumplir correctamente con su labor.
Entre otras cosas, en su larga intervención, Sánchez argumentó que el acto por el que se acusaba a Fernández es una “transgresión al artículo 37 bis” de la Constitución que, “en su inciso segundo prohíbe expresamente a los ministro de Estado celebrar contratos con el Estado durante el ejercicio de sus funciones”.
Conflicto de interés “grosero”
Y acto seguido descartó “la falsa premisa de que el contrato de compraventa de la casa del expresidente Salvador Allende no está perfecto, porque faltan los decretos aprobatorios de la Contraloría”. Añadiendo, más adelante, que por tanto la extitular de Defensa habría caído en “un conflicto de intereses tan grosero y evidente que no debiese ser tolerado por este Congreso”.
Las intervenciones de la oposición fueron todas en el mismo tenor. Mientras que el oficialismo veía con toda claridad que la exministra era inocente. Tan claro parecía ser el argumento de la Contraloría que hasta la Democracia Cristiana se inclinó por apoyar a Fernández.
De esta manera, la acusación se desechó con 70 votos en contra y 64 a favor, lo que permitió el respiro de la nieta de Allende.
A la salida, Maya Fernández señaló que ir al fondo de la acusación fue muy importante para el resultado y agradeció a los parlamentarios su apoyo. “Hoy me voy tranquila y queda mucho camino por delante”, sentenció. Y agregó que lo que hizo su defensa “fue dar un argumento jurídico que es lo que corresponde a una acusación, lo que no corresponde es dañar a la familia. Quienes me conocen saben que yo jamás hablo de la familia de nadie y me voy muy tranquila y muy agradecida de mis compañeros”, admitiendo entre lágrimas que le dolió que tocaran a su familia en los discursos.