Tomás Ariztía es ingeniero de la UC y desde el 2001 que se desempeña en el área educacional. Fue director de la Corporación de Educación Municipal de Puente Alto y actualmente es presidente de Aptus, fundación sin fines de lucro que presta servicios pedagógicos a más de 500 colegios y que nació de la red de colegios de la Sociedad de Instrucción Primaria que lidera Patricia Matte. Además es sostenedor del colegio Sagrado Corazón de La Reina, constituido como S.A. y con un copago de $78.000. Sin embargo, Ariztía dice que de aprobarse el proyecto educacional, su única alternativa sería transformar el establecimiento en particular pagado.
-¿Qué efectos tendría el fin al lucro con los mecanismos propuestos en el proyecto?
-El gobierno obliga al sostenedor a constituir una fundación para que le pase el inmueble de su colegio en un plazo de 12 años. Digamos las cosas como son: en la práctica, lo que el gobierno le dice al sostenedor es “lucre al máximo por los próximos 12 años para pagar las inversiones que usted ya realizó”, porque esa persona se endeudó a 30 años para construir ese colegio, pero ahora, en 12, tiene que recuperarla. Al niño que hoy está en pre kinder, lo están notificando de que por los próximos 12 años, o sea hasta que más o menos llegue a 4° medio, la fundación va a estar obligada a ordeñar el colegio, a extraer el máximo de excedentes, disminuyendo su calidad, hasta recuperar la inversión del sostenedor.
-Independiente del mecanismo, si en educación faltan recursos, ¿por qué no prohibir el lucro para que las utilidades se reinviertan en los mismos colegios?
-Eso es una falacia. Claro que querríamos que todos esos recursos se reinviertan en el sistema, pero también querría que las fábricas de autos no lucraran porque así los autos serían mejores y más baratos. El problema es que no existirían las fábricas de autos. Si existe lucro, existen esos colegios, si no existe lucro, no existen. Con el fin al lucro, se dejarán de desarrollar los colegios y el sostenedor, en el mejor de los casos, congela el colegio como está, porque si necesita, por ejemplo, construir cuatro salas más y para eso requiere invertir $300 millones, asumiendo que no tiene un filántropo millonario atrás que quiera regalarle plata a la educación pública ¿en virtud de qué ese sostenedor invertiría esa plata de su propio patrimonio? Hasta el minuto invertía porque obtenía un retorno.
-Pero la lógica del gobierno es no atraer sostenedores que quieren hacer negocio, sino que a los que se dediquen meramente a la educación…
-Está bien, pero el problema es que con eso te restringes a muy pocas personas que se pueden dedicar a la beneficencia en este país y estás marginando una cantidad de talentos que no tiene la capacidad financiera ni las redes de contacto para dedicarse a la beneficencia. Lo que estás diciendo con eso es que la educación sea un patrimonio del Estado y de los millonarios. Eso me parece una pésima noticia para el país. Yo querría que gente que tiene talento y vocación de dedicarse a la educación lo pueda hacer. Hoy estamos haciendo el sistema escolar cada vez menos atractivo y ese talento lo estamos ahuyentando, no atrayendo.
-¿Y cómo se atraerían mejores talentos?
-A todo el mundo le hace sentido subirles el sueldo a los profesores para atraer buenos profesores, o sea, tenemos que asegurarnos de que para ellos sea un buen negocio trabajar en el sistema escolar. Pero esa lógica, el gobierno la invierte cuando se trata de los sostenedores, si hoy tenemos sostenedores precarios ¿cómo diantres vamos a tener mejores sostenedores empeorando el negocio?
-O sea, mientras más lucrativo el rubro, ¿mejores profesionales se acercarían para invertir en el sistema educacional?
-Tenemos el sistema que merecemos para lo que hemos gastado en educación y ese es un nivel de poco lucro a nivel de profesores, a nivel de directores y a nivel de sostenedores. Hoy no hay un problema de mucho lucro en el sistema escolar, tenemos un problema de poco lucro, por lo que hemos atraído a sostenedores de niveles precarios. Ojalá fuésemos capaces de atraer gente con capacidad de inversión a más largo plazo, de gestión y planificación de su inversión mucho mayor que la que hemos tenido hoy. Los mejores colegios del sistema son los que tienen más capacidad de inversión.
-¿Y qué se hace con los sostenedores que están en el sistema y que son “precarios”?
-Hay que exigirles resultados a esos colegios y eso, que debiese ser lo más importante, está postergado en la discusión. Si mejoramos la calidad del sistema público, ya le pones presión al sistema particular subvencionado y se van quedando fuera los colegios de baja calidad, porque se les pone la pista más pesada. De lo que debiésemos estar preocupados es de apoyar a los colegios que lo hacen bien, porque son escasos y son valiosos independiente de su RUT.
"Es una irresponsabilidad sacar recursos del sistema"
¿Qué problema ve en terminar con el copago?
Es una irresponsabilidad sacar recursos de un sistema que es deficitario, si queremos cerrar la brecha de oportunidades y que la clase media compita con el 7% de colegios particulares pagados. De otra manera es una ilusión, algo estético, porque las familias no dejarán de aportar a la educación de sus hijos, vía copago o de forma externa -como clases particulares-, mientras sepan que para acceder a las mejores universidades compiten con niños que se educan hasta con siete veces más recursos.
Pero la reforma apunta a disminuir la segregación entre los que asisten a la educación pública y a la particular subvencionada, es decir, del 93% que no asiste a la particular pagada...
El gasto estatal por los colegios municipales es bastante mayor que el de los particulares subvencionados. El grueso de los alumnos que recibe más recursos hoy, son los más vulnerables. Yo me aseguraría de que el aumento de subvención vaya a los sectores medios, porque la brecha más grande y relevante hoy es entre esa clase media y las familias de los colegios privados. Subiendo la SEP y creando una subvención a la clase media, se lograría una capacidad de pago equivalente para todos.
Si no se elimina el copago, el gobierno no podría cumplir su promesa de un sistema de educación como un derecho social...
Cuando dicen que es un derecho social, ¿qué educación es un derecho: la de $50 mil o la de $300 mil que reciben los hijos de los parlamentarios que están abogando por ese derecho social? Porque son derechos distintos. Esa precisión no se hace. Si decidimos que es un derecho una educación de $120 mil, veamos cómo aseguramos que cada niño tenga acceso a una educación de ese monto y para que eso ocurra, tenemos que tratar de tener la mayor cantidad de recursos en el sistema. Por eso no soy partidario de retirar el copago.