Como una “nueva oportunidad” ven los apoderados y sostenedores de colegios particulares subvencionados, el debate que viene en el Senado por el emblemático proyecto de educación escolar que terminaría con el lucro, la selección académica y el copago.
Ello, principalmente en el marco de que los senadores oficialistas que integran la Comisión de Educación de la Cámara Alta han manifestado su voluntad de alcanzar un acuerdo para la aprobación de la iniciativa.
Y, es en este nuevo escenario, que la denominada “oposición social” a la reforma espera ver cumplir lo que el presidente de la DC e integrante de la comisión, senador Ignacio Walker, les aseguró: “nos dijo que procurará que la solución que el gobierno le dio a la Iglesia, rija para todos los colegios”, afirma el presidente de la Corporación Nacional de Colegios Particulares (Conacep), Hernán Herrera, algo que también certificó la presidenta de la Confederación de Padres y Apoderados (Confepa), Érika Muñoz: “él ha manifestado abiertamente en las asambleas a las que lo hemos invitado, que dará la pelea por esta solución de arriendo, para que los colegios de nuestros hijos no cierren”.
En la línea de ese compromiso, Ignacio Walker podría plantear -en el segundo trámite- que el arriendo regulado del inmueble en donde los sostenedores desarrollan su proyecto educativo, que en el texto solo se permite para los establecimientos católicos, se aplique a todos los colegios sin obligarlos a comprar esa infraestructura.
Ello, sin prejuicio de que, a pesar de la disposición de acuerdo expresada por los parlamentarios que integran la comisión, los sectores más de izquierda de la Nueva Mayoría han reiterado en múltiples instancias que no aceptarían que sostenedores en sociedades relacionadas, arrienden el inmueble del colegio -por posibilidad de repetirse la figura que existe con las universidades y el lucro a través de sus inmobiliarias. “Esperamos que los senadores tengan una mirada distinta y menos ideologizada que los diputados y que la buena intención de Ignacio Walker se traduzca en verdaderas modificaciones al proyecto”, indica Herrera.
Otras preocupaciones de los apoderados
Érika Muñoz asegura que “recién estamos viendo la oportunidad de que esta reforma pueda, eventualmente, funcionar. El Senado es la última esperanza que nos queda, porque lo que han hecho hasta ahora es un artilugio para ir extinguiendo a los particulares subvencionados”. Además de su preocupación por el posible cierre de colegios, asegura que seguirán exigiendo que el sistema de admisión no sea aleatorio. “Esperamos que haya apertura de mente entre los senadores y que sus indicaciones liberen a nuestros hijos de ir al colegio que el Estado diga”, dice.
Es con ese objetivo que en estos momentos están concentrados en generar vínculos con los senadores, así como lo han hecho con los diputados “de todos los sectores” -asegura- en este primer trámite legislativo.