Un semestre lleva el presidente de la UDI, diputado Ernesto Silva, a la cabeza de la tienda y aunque la contingencia que ha afectado al partido le ha permitido sofocar las críticas que habían surgido al inicio de su gestión, al interior del partido subsiste la sensación de que tiene una deuda pendiente: la "renovación y modernización" de la colectividad. Un compromiso que en su campaña, aseguró, no sólo decía relación con el recambio generacional.
De hecho, en lo que respecta a las nuevas generaciones, éstas han asumido un rol protagónico en el posicionamiento del partido, particularmente en el ámbito legislativo, y en imponer el liderazgo gremialista al interior de la Alianza.
Sin embargo, la falencia que un sector percibe en la gestión de la mesa encabezada por Silva radica en que no se ha avanzado en los compromisos asumidos para renovar y modernizar al partido y, particularmente, romper con los lazos que aún lo atan al régimen militar. Ello también implica generar cambios profundos en la declaración de principios y de este modo, como el mismo Silva sostenía en su campaña interna, avanzar en una "nueva oferta de futuro".
Este es un debate que se está abordando internamente, pese a que los embates que la contingencia ha provocado al partido lo han silenciado públicamente. Pero como no deja de ser una deuda pendiente de la que incluso la propia directiva está consciente, el tema surgió en el Consejo Directivo Ampliado del pasado lunes 24 de noviembre.
En la ocasión se hizo una especie de encuesta a través de whatsapp
para conocer la opinión de los consejeros en cuanto a la disposición de reformar la declaración de principios, quitando los hechos históricos
que hacen mención al golpe de Estado de 1973 y el régimen militar. A través de la consulta se concluyó que la postura mayoritaria no
va en esa línea, por lo que no es un tema prioritario en las filas del gremialismo. A pesar de que
figuras como el ex timonel y senador Hernán Larraín insiste en que
estos son temas que no se deben postergar y que es necesario abordarlos en paralelo a las materias más inmediatas que la directiva ha debido afrontar y que los aliados de RN ya definieron.
Mea culpa
No obstante, en la directiva se hace un mea culpa en cuanto a que no ha habido tiempo para abocarse a la modernización de la carta de navegación del partido, como se había contemplado. En este sentido, el secretario general de la colectividad, diputado Javier Macaya, explica que el retraso "obedece a los tiempos que nos han tocado", aludiendo a que en estos meses han surgido situaciones inesperadas, como el llamado caso Penta.
A lo que se suma, según el análisis del dirigente, que la UDI ha asumido un rol protagónico en el debate de las reformas que el gobierno de Michelle Bachelet pretende implementar, particularmente en educación y que percibe ha sido bien evaluado al interior del partido. Este proceso reformista que el gremialismo se siente llamado a frenar, ha tenido a sus máximos dirigentes imbuidos en la tarea de hacer una oposición firme, imposibilitando a la mesa abordar el desafío interno que comprometieron durante su candidatura a presidir la colectividad.
Y si bien admiten que es una tarea pendiente, también plantean que es justamente el buen desempeño como oposición lo que les ha permitido postergar la modernización del partido. Así, según Macaya, "ya vendrán tiempos para otras reflexiones".
Por otro lado, un ex parlamentario de la UDI que evalúa positivamente el desempeño de la actual directiva y no ve como una prioridad, en los tiempos que corren, abocarse a debatir sobre la declaración de principios y modernización del partido, señala que "esos temas no concitan mucho respaldo", aun cuando admite que "la llegada de esta generación más joven a la primera línea fue vista por algunos como un cambio generacional y, por lo tanto, estratégico y de posiciones políticas".
Por lo mismo generó suspicacias
en el sector del gremialismo más
partidario de la renovación la posibilidad de que el ex alcalde Cristián Labbé anunciara su regreso a la política de la mano una eventual
candidatura parlamentaria o municipal, pues no reflejaría el compromisio de renovación asumido por la mesa. El tema fue comentario obligado en la sede de calle Suecia, y aunque la directiva no ha dado ninguna señal de definición sobre el tema, ya se comenta que las declaraciones del ex edil son más bien a título personal.
la mezcla generacional de la mesa
La actual directiva de la UDI está conformada por una mezcla de antiguas y nuevas generaciones. De estas últimas, su timonel Ernesto Silva y el secretario general Javier Macaya, el prosecretario Pablo Terrazas y la tesorera, la ex ministra del Sernam del gobierno de Sebastián Piñera, Loreto Seguel, son las figuras más representativas de la renovación generacional.
Por otra parte, en las vicepresidencias están el senador Iván Moreira; el histórico dirigente Domingo Arteaga; el alcalde de Las Condes, Francisco de la Maza; y los diputados José Antonio Kast y Gustavo Hasbún.
El diseño de la mesa tampoco permite que se logre en su interior consenso para las modernizaciones que sus principales dirigentes plantearon en la campaña. Por lo pronto, el martes 25 tras
el Consejo Directivo Ampliado, en relación con retirar de la Declaración de Principios del partido, Kast planteó a DF que el documento ordena el actuar de la colectividad y que "lo que un partido no puede hacer es desconocer hitos históricos que han ocurrido en un país".