No sólo las intervenciones de los diputados oficialistas y de oposición marcaron el polarizado debate de la reforma educacional, en el inicio de su discusión en la Sala de la Cámara. La instancia también estuvo dominada por los enfrentamientos indirectos de las dos grandes barras que acudieron a la sesión: los apoderados agrupados en la Confepa, de un lado de las graderías, y los estudiantes secundarios de la Cones, en la otro extremo del salón. Así, entre aplausos y pifias, y unos cuantos llamados al orden del presidente de la Cámara, Aldo Cornejo (DC), transcurrió el debate que se prolongó por tres horas y que hoy tendrá una segunda parte.
“Lo que dicen las encuestas es verdad: la mayoría de los chilenos no quieren esta reforma”, comenzó su exposición el diputado Jaime Bellolio (UDI). “¡Mentiroso!”, gritaban desde el palco estudiantil, a la vez que los apoderados aplaudían con fuerza.
Uno de los discursos más aclamados por los secundarios fue el de la ex dirigente estudiantil y rostro del inicio de la discusión que hoy se lleva a cabo en el Congreso, Camila Vallejo (PC), quien destacó que la reforma “va en la dirección correcta”. “La tarea es compleja y está fuera del sentido clientelista que afirma que los derechos se compran (…) es nuestro deber cumplir con el mandato soberano del pueblo”, dijo enfática, siendo más tarde respaldada por su par Giorgio Jackson (RD), quien aseguró que “este es el primer proyecto desde 1990 que intenta terminar con el desastroso experimento neoliberal que instalaron en el país en materia educacional”.
Las críticas de la derecha
Una idea generalizada protagonizó los discursos de los parlamentarios de la Alianza: que tras la aprobación de la reforma tributaria, con el proyecto educacional se estaría “perdiendo una gran oportunidad” de inyectar nuevos recursos para mejorar la educación. En cambio, argumentaron, el gobierno estaría concentrado en invertir ese dinero “en pura ideología”.
Por su parte, la diputada María José Hoffman (UDI), recogiendo las preocupaciones que han manifestado los sostenedores, expresó que “este proyecto tiene un objetivo político claro: cerrar colegios particulares subvencionados (…) pero la oposición social ha llegado para quedarse y no están solos”.
El diputado de Evópoli, Felipe Kast, fue más lejos al interpelar directamente al ministro del área, Nicolás Eyzaguirre, -quien presenciaba la discusión- a que “transparentemos. Es legítimo que el gobierno quiera hacer favores políticos, pero claramente aquí se han postergado las urgencias sociales”.
En reiteradas ocasiones de su discurso, Kast manifestó su confianza en que el proyecto sufra cambios en el segundo trámite. “Esperamos que el Senado haga la pega, ya que esta Honorable Cámara ya no la hizo (…) planteamos que se permitieran los arriendos entre partes relacionadas, pero se rechazó. Seguro que en el Senado eso se arreglará, para evitar un Transantiago que después se tenga que corregir con una ley del mono en un año más. Y una vez más esta Cámara de Diputados va a quedar completamente desacreditada”.
En tanto, la única intervención de la NM que produjo aplausos de los apoderados y pifias de los estudiantes, fue la del DC Jorge Sabag, quien desmarcándose de los discursos de otros parlamentarios de su partido que afirmaron que aprobarían todas las indicaciones oficialistas –incluso las más polémicas como la de fin al lucro en las ATE, pena de cárcel para el lucro y prohibición de pruebas de admisión en colegios privados- puso el foco en la moderación sufrida por el proyecto: “felicito al gobierno por su apertura a hacer modificaciones, porque el programa de gobierno no es la Biblia (…) y seguirán habiendo cambios, incluso en el momento de implementar la reforma”.