La Cámara de Diputados rechazó hoy un reforma que modificaba su número de representantes para dar mayor proporcionalidad y representatividad al sistema electoral.
El proyecto, que requería la aprobación de 71 diputados, no alcanzó el quórum requerido y obtuvo 67 votos a favor, 36 en contra y 4 abstenciones.
La iniciativa, presentada por los diputados Pedro Araya (PRI), Gabriel Ascencio (DC), Pepe Auth (PPD), Jorge Burgos (DC), Felipe Harboe (PPD), Gustavo Hasbún (UDI), Nicolás Monckeberg (RN), Alberto Robles (PRSD), Marcelo Schilling (PS) y Guillermo Teillier (PC), modificaba el artículo 18 de la Carta Fundamental, precisando que "en las elecciones de diputados y senadores se empleará un procedimiento que de por resultado una efectiva proporcionalidad en la representación popular, así como una adecuada representación de las regiones del país".
Asimismo, se reemplazaba el artículo 47, que establece que la Cámara está integrada por 120 diputados, por el siguiente: "La Cámara de Diputados está integrada por miembros elegidos en votación directa por distritos electorales. La ley orgánica constitucional respectiva determinará el número de diputados, los distritos electorales y la forma de su elección. La Cámara de Diputados se renovará en su totalidad cada cuatro años.".
El proyecto reconoce que si bien con la reforma introducida por la ley N° 20.050, de septiembre del 2005, se logró un avance importante en materia de representación al eliminarse los senadores designados y vitalicios, quedó pendiente la reforma al sistema Binominal.
Según señalan los diputados que impulsaban la iniciativa, el sistema vigente ha sido ampliamente criticado por dos razones fundamentales. La primera de ellas es que produce una representación desigual y excluyente en el Congreso. Esto porque siempre quedan representadas las dos fuerzas mayoritarias, siendo excluidas de la representación las restantes, resultando siempre favorecida la segunda opción ya que con sólo un poco más de 1/3 de los votos puede tener la misma representación que otra cercana a los 2/3.
La segunda razón, es que produce una seria distorsión en la proporcionalidad entre las diferentes opciones presentes en la sociedad y la representación en el Parlamento que debería expresarlas políticamente.