Por Gonzalo Cerda Milla
“Acá nadie está tirando el mercado por la borda”. Así de claro es el director ejecutivo e investigador de Cieplan, Patricio Meller, al referirse a las propuestas de reforma que la presidenta electa, Michelle Bachelet, delineó en su programa de gobierno y que contemplan cambios en el sistema tributario, reforma educacional y avances para reducir la desigualdad. Es más, Meller se muestra optimista ante la posibilidad de que exista el escenario en Chile para avanzar en estas propuestas.
Además, insiste en la necesidad de que países como Chile se potencien a nivel interno a través de aumentos en la productividad, avanzar en temas energéticos y superar diversos “cuellos de botella” con el fin de aprovechar las oportunidades que puede haber en el exterior, especialmente en Asia. Ese punto lo profundiza en su reciente publicación “Recursos Naturales y Diversificación Exportadora, Una Mirada de Futuro para América Latina”, que se acaba de lanzar y que sirve como excusa para conversar sobre el desarrollo de Chile y la coyuntura.
- Tal como lo plantea en su libro, ¿cómo se puede compatibilizar la necesidad de una mayor recaudación fiscal con la necesidad de incentivar la inversión en el país?
- Hay una cuestión más de fondo y más general. Una situación donde se para un proyecto minero o cualquier proyecto de inversión es un juego claramente de suma cero. Pierde la empresa que quiere invertir y pierde la comunidad en la cual está ubicado el proyecto. También pierde el país del punto de vista de inversión y del punto de vista de futuros ingresos fiscales que se activan. Esa premisa básica no está puesta sobre la mesa. Un proyecto puede tener diversos costos, costos ambientales, costos sociales y hay que evaluar cómo esos costos pueden ser reducidos o eliminados.
- Es un poco lo que está pasando con la paralización de algunas industrias y proyectos energéticos…
- Hay distintos temas que nos están pasando. Uno es el tema energético, que lo pongo en un plano distinto al de otros proyectos de inversión. Esto tiene un impacto local e indirecto sobre los ingresos fiscales, pero lo otro, lo energético, es algo en lo cual por fin nos estamos dando cuenta que la solución es una solución país. ¿Qué matriz energética quiere Chile? Esa decisión no se ha tomado. Acá hay un sesgo ideológico de decir que esto lo resuelven los privados y el mercado, que los precios se muevan y eso hará que canalicen las inversiones, pero el mercado no es el mecanismo más eficiente para todo, lo es para gran parte de las cosas, pero no para todo.
- Usted plantea que el aumento de ingresos fiscales va acompañado de cambios en los regímenes tributarios, ¿cómo es posible avanzar en esa línea sin afectar a las empresas?
- Si estamos en un mundo globalizado, un principio general es que en el mercado debiera prevalecer la ley de un solo precio. Hay que tomar en cuenta qué está pasando, veamos directamente los royalties y el mecanismo que se aplica en distintos lados. Ahí vemos que si el nivel de impuestos que se le aplica a la inversión extranjera en Chile es mucho más alto que lo que está pasando afuera -centrándolo en el sector minero-, uno tiene que ver las tasas que se están aplicando en el exterior. Esa es la primera premisa. Y si uno mira los países de donde vienen estas empresas multinacionales que operan en el sector minero o petrolero en otros países, la tasa tributaria que tienen en su origen a veces son mucho más altas que acá. Por ejemplo, en el ámbito minero los niveles de impuestos de Chile no creo que estén en la parte de arriba del ranking.
- Durante los últimos meses se desarrolló lo que la Nueva Mayoría denominó como “política del terror”, ¿se cae el país si se llevan a cabo las propuestas de Bachelet?
- Es ridículo ese planteamiento. Quien plantea eso es un grupo rígido que quiere un statu quo de aquí a la eternidad y eso no funciona en ningún país, la historia no se para, sigue. Si uno mira otros países de nuestro nivel de ingresos o mayor que los nuestros, tiene muchas de las cosas que se están planteando y son países que no se han caído. La inestabilidad política no la van a generar esas reformas, estamos en otra época, en otro nivel de desarrollo, con otro nivel de institucionalidad. Decir “quiero privilegiar el statu quo” o “cualquier cosa que se haga se va al suelo el modelo”, es paralizante. Se pueden hacer cosas, hay margen y no es todo o nada. Eso lo vemos en lo político y se puede transformar en una olla a presión que puede saltar la tapa y hacer que todo cambie. El país tiene una base sólida, es diferente a otros países latinoamericanos donde los cambios que están haciendo apuntan a tirar por la borda todo. Acá nadie está tirando el mercado por la borda.
- ¿Lo que propone Michelle Bachelet lo deja conforme?
- El tema no son las magnitudes, sino cómo se hacen las cosas. Las magnitudes no son algo que no se puede financiar. Pensando en educación, más importante es la logística de cómo se va avanzando que el estado final de las reformas y esa es la parte en donde se puede entrampar.
- ¿Y las otras áreas del programa de gobierno?
- El movimiento se prueba andando y la cuestión de fondo es cómo se van a hacer las cosas. No basta con buenas intenciones y tener lo objetivos claros de qué grupos se quieren privilegiar, sino cómo se hace bien y eso es lo central. Aquí obviamente el programa tiene una cierta coherencia global en reducir la asimetría entre el poder de negociación de los productores y de los consumidores. Eso tiene distintas aristas y a lo que apunta el programa es a tratar de reducir esa asimetría y mejorar el tipo de bienes que están consumiendo los consumidores.
- ¿Están los espacios para avanzar en eso hoy en Chile?
- Hemos aprendido varias lecciones, creo que las elecciones también son procesos de aprendizaje para ver qué se está haciendo bien, qué se está haciendo mal y rectificar. Ahora, a los que se quedan pegados en el statu quo los va a superar la historia. En Chile hace rato tenemos grupos que no han querido que se cambie nada y siguen insistiendo. Ahora eso genera la reacción del otro extremo que quiere destruirlo todo. Son polos en los extremos que se necesitan.
Cambio de óptica: ¿Bendición o maldición de los recursos naturales?
- ¿Cual es el diagnóstico que se hace en el libro de la dependencia de los recursos naturales?, ¿Es beneficioso o perjudicial para países como Chile?
- El quiebre, el diagnóstico o el eje que le estamos dando a este libro, es poner en el centro de debate y ver si los recursos naturales son una bendición o una maldición. Es crucial para la estrategia de desarrollo que se sigue para adelante. En el caso de pensar que los recursos naturales son una maldición, implicaría que tratemos de ver qué cosas distintas a recursos naturales podemos exportar, pero como que el crecimiento no viene por ahí. En el caso de pensar que son una bendición, a lo que eso apunta es a, usando los recursos naturales y los excedentes que generan, cómo llegamos a ser un país desarrollado. Entonces eso cambia mucho la óptica, en primera instancia, mirado desde la región y no solo de Chile, de cómo va a ser nuestra relación con China.
- ¿Cómo ha visto este proceso en Chile?
- Para ser franco no basta con tener buenas intenciones, no basta con empujar la política. Acá el que tiene que posicionarse para exportar es el sector privado, entonces el test de cuán exitosa ha sido la gestión de Direcon o Cancillería no se puede establecer con una condición necesaria, como por ejemplo los TLC y todo lo que se haga para intensificar las relaciones comerciales. Esa es una condición necesaria, pero no es suficiente.
- También se plantea la revisión de la relación centro-periferia...
- Esta es una teoría de mitad del siglo XX que dividía al mundo entre el centro (los países desarrollados) y quién es la periferia (el resto). Esto que ha pasado con los países asiáticos y en particular China, da cuenta de que hoy los países de la periferia, en el caso de China, están exportando, se están transformando en la segunda economía del mundo y están adoptando un rol gravitante en la economía mundial, pasando a ocupar nuevos espacios. Entonces, la pregunta es si China está en el centro o en la periferia de la economía mundial.
educación: "por empujar la gratuidad se olvidaron de la calidad"
- Pensando en educación, ¿cómo ve el avance de una reforma al sistema?
- Si simultáneamente se tiene a los dirigentes estudiantiles en las calles pensando que todo hay que reducirlo a cero, que es la postura que está predominando en algunas universidades, eso complica el avance de lo que hay que hacer. Obviamente la calidad de nuestra educación pre escolar, escolar y universitaria no es buena, pero veamos cómo ha evolucionado el planteamiento de la calle. Partió con calidad pero se agotó con gratuidad. ¿Si haces educación gratuita pasa a ser de alta calidad?, ¿Cómo? ¿Hay conexión? Nuestros dirigentes, por empujar la gratuidad, se olvidaron de la calidad y la tienen como retórica.
- ¿Cómo se puede avanzar en eso?
- Vienen esos test internacionales, quedamos mal ubicados y no tenemos cómo discutir a fondo respecto de la calidad. Donde menos preocupa el nivel de calidad es en la universidad, donde peor estamos es en la educación media, básica y pre escolar, ¿cómo se mejora ahí?, ¿cómo afectas la calidad? El problema está cuando los estudiantes empezaron a dar las respuestas y no he visto cómo mejorar la calidad.
- Para abordar la gratuidad se necesitan mas recursos...
- Pero eso no resuelve el problema de la calidad.
- Entonces ¿que tan efectiva es la reforma tributaria para hacer frente a eso?
- Un auto para andar necesita bencina y para echarle bencina necesitamos plata.