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Los desafíos de la candidatura de Evelyn Matthei para enfrentar su lento despegue

Con el reforzamiento de la coordinación con los partidos se busca suplir algunas de las falencias que ha tenido la campaña, en parte, por las discrepancias internas en el comando acerca del enfoque que debe tener.

Por: Por Blanca Arthur
 | Publicado: Sábado 14 de septiembre de 2013 a las 05:00 hrs.
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Cuando por distintas circunstancias parecía instalarse la sensación de que la candidatura de Evelyn Matthei no despegaba, su generalísimo, Joaquín Lavín, salió a dar una luz de esperanza al afirmar que después del 18 empezaría la campaña de igual a igual con Bachelet.

Ésa es al menos la apuesta del comando, que en estos últimos días se ha abocado a rediseñar la estrategia tendiente a que la abanderada oficialista se posicione con la fuerza suficiente que le permita pasar a la segunda vuelta con un respaldo que supere el piso mínimo de la derecha.

Como admiten en el entorno de Matthei, no son pocas las dificultades que han debido enfrentar desde que ésta emergió como la carta presidencial a fines de julio, comenzando por la incertidumbre de los primeros 20 días acerca de si Renovación Nacional se plegaba o no a la candidatura, para que posteriormente, casi sin tregua, la agenda fuera copada por las conmemoraciones del 11 de septiembre que claramente no la beneficiaba.

Eso explica en parte que, pese a las condiciones que se le reconocen, e incluso el ánimo con que partió, su candidatura no muestre los grados de adhesión ni de mística que se requieren para aparecer dándole la pelea a Michelle Bachelet.

Pero aun cuando muchos de los problemas se deban a factores externos o al no haber tenido el tiempo suficiente para montar una buena campaña, todo indica que el principal obstáculo para el despegue ha sido la tensión interna que se ha producido por las diferencias entre sus más cercanos colaboradores sobre el enfoque que debe tener la campaña.

Conducción dual


Consciente de que la premura exigía no perder un minuto, apenas fue nominada por la UDI, Evelyn Matthei, le pidió a Joaquín Lavín que permaneciera como generalísimo, por confiar en su experiencia a pesar de que no tenía especial cercanía con él.

Con el fin de integrar los partidos, nombró un comité político estratégico integrado por los senadores Jovino Novoa y Juan Antonio Coloma de la UDI, más Alberto Espina y Francisco Chahuán de RN, al que posteriormente, se sumaron otros personeros como Lily Pérez o Hernán Larraín Matte, instancia que tendría a su cargo los principales lineamientos de la campaña.

En su calidad de generalísimo, Lavín asumió la conducción y organización, por eso cuando comenzó a percibirse que no todo caminaba como se esperaba, los dardos apuntaron en su contra, responsabilizándolo, entre otras cosas, de no darle contenido, ni lograr la coordinación necesaria para que la candidata se posicionara, al punto que no pocos consideraron que no era la persona adecuada para encabezar la campaña.

Pero ocurre que en medio de las críticas -muchas de ellas en sordina- el problema que estaba enfrentando la campaña era que, al poco andar, tanto el papel de Lavín como el del comité estratégico comenzó a ser neutralizado por la influencia que adquirieron personeros cercanos a la candidata, como su hermano Fernando Matthei -socio de una empresa de head hunter- pero sobre todo, la economista Anita Holuigue, a quién la unen lazos desde los tiempos en que estudiaban en la Universidad Católica.

Oficialmente Holuigue, directora ejecutiva de Dial –que reúne a las radios Duna, Zero, entre otras, del grupo Saieh- se incorporó como parte del equipo programático que coordina el ex ministro Felipe Morandé. Pero dada su reconocida capacidad como empresaria, asumió también tareas gerenciales en el área de marketing, desde donde adquirió una influencia tal, que algunos indican que hasta ahora, ella ha sido en los hechos quien ha conducido la campaña.

Con una mirada distinta a la del equipo liderado por Lavín, la economista ha sido partidaria de ir a la conquista de segmentos liberales, del ABC1 e informados, partiendo de la base que su exitosa experiencia como fundadora de radio Duna podía aplicarse a la candidatura de Matthei, puesto que su perfil se identifica, precisamente, con el tipo de audiencia de dicha emisora. Fue ése el criterio que se impuso tanto en la gráfica, como en el slogan “Ganemos Juntos”, tarea encargada a la agencia 10+10, la misma que trabajó para Andrés Velasco en la primaria, el que no es compartido por los principales responsables del comando, comenzando por su generalísimo.

Fortalecimiento político


Con este lío en la conducción como trasfondo, en que el análisis de las encuestas daba cuenta de que si bien no tiene esa distancia que marcó el CEP, sí está alrededor de 10 ó 15 puntos por debajo de Bachelet, la propia candidata asumió que debían realizarse ajustes en la campaña para la etapa que comenzaría después del 18, cuando se supone que el interés se centrará en la presidencial.

Con ese propósito se comenzaron a tomar algunas decisiones, entre las que se destaca el refuerzo de la coordinación con los partidos que se concretó el lunes con ingreso al comité estratégico de los presidentes tanto de la UDI, Patricio Melero, como de RN, Carlos Larraín.

Pero más que la ampliación de dicha instancia, en el oficialismo comentan que lo importante es que la participación de los jefes partidistas implica un reconocimiento de Matthei de que se le debe dar a la campaña un énfasis más político que el que ha tenido hasta ahora.

Con la expriencia que tiene, la abanderada decidió no desestimar los reclamos de los partidos que la respaldan, pero sobre todo aquellos de los parlamentarios que, como candidatos, han planteado los perjuicios para la propia Matthei de nos ser considerados. Ello, porque de acuerdo a las mediciones que se conocen de numerosas circunscripciones o distritos, los dos postulantes de la Alianza suman más que ella.

Con el fin de superar el problema se optó por entregarles más responsabilidades territoriales, de manera que si se coordinan las campañas, Matthei pueda aspirar al menos a acercarse a ese 35%, que es la cifra mínima que tiene gran parte de las duplas de candidatos. Un diseño que se espera que se replique con los alcaldes quienes han hecho sus propios reclamos.

Conquistar a la derecha


Frente a una realidad que que exigía por lo menos ajustes en la campaña, fue la propia candidata la que se abrió a los cambios, luego de que se le planteara que el talento de algunos de sus cercanos personificados en Anita Holuigue, no suplía la falta de experiencia política que le cuestionan los integrantes del comando.

En lo más concreto, esto debería traducirse en el fortalecimiento del papel de Lavín como generalísimo, pero sobre todo en que los lineamientos para la etapa que se inicia, sean aquellos que postula su equipo más político, con los que concuerdan en La Moneda, desde donde han seguido con preocupación el rumbo de la campaña.

El giro estratétigo que éstos postulan apunta a que, en los próximos dos meses Matthei no se focalice en atraer a sectores de centro o independientes liberales, sino a entusiasmar primero, al electorado tradicional de la derecha, que es el que requiere para su propósito de mostrarse competitiva con Bachelet.

En esa línea, la idea es que la candidata haga planteamientos que marquen claramente las diferencias con su principal contrincante, destacando temas que la pueden beneficiar, como el empleo -a lo que colabora su calidad de ex ministra del Trabajo- u otros sensibles para la ciudadanía, como la salud o el combate a la delincuencia.

La postura que prima en el comando es que, para esta etapa, es importante la identificación de la candidatura con el gobierno de Piñera, especialmente en aquellas materias que han sido exitosas como los logros económicos, pero sin que ello implique no tomar distancia en las deficitarias, como es el caso de la seguridad ciudadana, como ocurrió cuando el propio Lavín declaró que era un tema en que el gobierno estaba al debe.

Pero simultáneamente a las propuestas o los énfasis en aspectos temáticos, la principal expectativa es que se instale la sensación de que se está en una campaña entre dos mujeres, donde Matthei pueda mostrar que una de sus grandes fortalezas es que tiene carácter, que sabe tomar decisiones, en la idea de marcar un contraste con la imagen de Bachelet a quien no le compite en carisma.

Con el fin de lograr estos propósitos deben terminar de dirimirse las diferencias en torno a la gráfica o a los mensajes con que se pretende reiniciar la campaña a partir del lunes 23.

Como el período es corto, en el cual el despliegue territorial deberían asumirlo los parlamentarios, la gran apuesta es que la candidata logre concitar adhesión no sólo con un mensaje claro, sino exhibiendo todas sus condiciones que le permitan el despegue.

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