Click acá para ir directamente al contenido
Columnistas

DF Tax | Trump y los impuestos

Ignacio Gepp, socio de Puente Sur.

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 30 de enero de 2025 a las 04:00 hrs.

Los impuestos siempre han sido uno de los issues que se toman el debate electoral en EE.UU., y durante las candidaturas de Kamala Harris y Donald Trump esto no fue una excepción.

La diferencia está en que Trump puso un énfasis especial en eso que él llamó un trato injusto y abusivo respecto de EE.UU. y sus empresas por parte de otros países. No extraña entonces que en su primer día de trabajo, el Presidente del país que representa más o menos el 25% de la economía global cargara contra el Pilar I, que en su médula pretende una redistribución de las utilidades generadas por la economía digital desde jurisdicciones matrices como EE.UU. a  jurisdicciones de mercado como Chile; el Pilar II y su Impuesto Mínimo Global del 15% cuyo fin es neutralizar los incentivos tributarios como un factor de competencia entre jurisdicciones, algo que históricamente las multinacionales han buscado aprovechar, y la OECD como el autor intelectual de todo lo anterior.

El disgusto de Washington con estas ideas parisinas, interpretadas por muchas personas como una ofensiva europea contra empresas de EE.UU., parece ser bien compartida por su comunidad de negocios. Un notable ejemplo es el de Mark Zuckerberg, quien recientemente señaló que Meta va a trabajar con Trump y contra gobiernos alrededor del mundo que intenten amarrarlos de manos. Claro, Zuckerberg se refería a regulación asociada a la censura o control de contenido, pero el espíritu de colaboración entre Trump y los negocios norteamericanos contra un trato global “abusivo”, “desproporcionado” e “injusto” es palpable.

La reacción de Trump no es una sorpresa, si al final la “virtud” del Impuesto Mínimo Global, por ejemplo, descansa en una lógica simple: para que otros países puedan comer mejor sin producir más, EE.UU. debe comer menos (en algo así como en hasta USD 120 billones menos).

¿Qué es lo que dijo el nuevo gobierno de los Estados Unidos en su primer día?

  • Trump deja sin efecto cualquier compromiso de la administración Biden con la OECD respecto de la implementación de lo que él llama un “Global Tax Deal”, que bien puede leerse como un rechazo definitivo a la solución de dos pilares del plan BEPS.
  • El secretario del Tesoro debe informar a Trump sobre países que estén incumpliendo los acuerdos de doble tributación con EE.UU., o que estén aplicando impuestos extraterritoriales o desproporcionados sobre empresas de EE.UU.
  • En caso de detectar impuestos extraterritoriales o abusivos (aquí pueden caer los impuestos a los servicios digitales) respecto de empresas de EE.UU., Trump parece considerar la opción de doblar la carga tributaria impuesta a empresas y personas de aquellas jurisdicciones “abusivas”. Eso, sin contar medidas ya utilizadas y apreciadas por el presidente norteamericano como son los aranceles.

Hecho este anuncio, le tomó dos días a los representantes republicanos del Ways and Means Committee del Congreso Norteamericano (algo así como nuestra comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados), revivir un proyecto de ley para sancionar con impuestos adicionales que van desde el 5% al 20% a las rentas de personas pertenecientes a países que apliquen impuestos “injustos”, “discriminatorios y “extraterritoriales” contra empresas norteamericanas. La Casa Blanca y el Capitolio están alineados.

¿Qué tan seriamente deben ser tomados estos anuncios?

Bastante, ya que el presidente norteamericano no duda en tomar represalias, como quedó en evidencia cuando el mero acto de Colombia de rechazar el aterrizaje de aviones militares norteamericanos con inmigrantes deportados de esa nacionalidad le valió a este país ser sancionado con aranceles que van desde un 25% hasta un 50% contra sus productos, visas a ser revocadas a miembros y partidarios del gobierno, entre otras medidas.

El Presidente Petro, un guerrillero en su propia historia, tuvo que dar un buen salto atrás.

¿Qué sígnica este momento para nuestro país?

Considerando que Chile pesa algo así como el 0,3% de la economía global, similar al alcohol encontrado en una cerveza sin alcohol (0,5%), probablemente es un buen momento para mandar de vacaciones las aspiraciones de implementar el Impuesto Mínimo Global.

El nacionalismo asertivo de los Estados Unidos muestra que para países como Chile este es el momento de diplomacia, y una capacidad de ser honestos respecto a cuánto pesamos.  

¿Le da este momento un color distinto a los reclamos de inversionistas extranjeros?

Por supuesto. Ofensivas como las que en su momento iniciaron los controladores de Isapres o las PMGD, ambos sobre la base que su regulación no se estaba respetando y que estaban siendo expropiados, sin duda afecta la imagen país, pero hoy con el agregado de ir acompañados de potenciales represalias si el Gobierno de EE.UU. les da atención.

Por ello, no parece prudente esperar que la actitud estatal agresiva versus colaborativa respecto de los inversionistas extranjeros vuelva a pasar desapercibida. En esa línea, el desarrollo de acuerdos de colaboración público-privados (que como el tango se bailan de a dos), o el control de la legalidad de los actos del Estado, son fundamentales.

El respeto a la ley y cómo afecta nuestra imagen siempre es importante. Hoy vale oro.

Por ello, si vamos a hablar de productividad, competencia y sobrevivencia en el plano internacional, se vuelve obvio perfilar nuestro país hacia un modelo tributario y regulatorio estable y amable hacia la inversión extranjera. Siendo críticos, hoy en eso estamos fallando.

Aprovechando que hay quienes ven valor en revivir medidas de los años 90 como ir a fiscalizar restaurants, supermercados o exigir boletas en papel, veamos si aprovechamos algo del espíritu de esa época y logramos que Chile vuelva a mirar al mundo con los brazos abiertos, ofreciendo seguridad jurídica, un sistema tributario que sin ser “barato” puede ser competitivo, y un buen trato abierto al mercado.

Si ya los estamos dejando todo en la cancha por mantener la Visa Waiver, ¿cómo no vamos a hacer lo mismo por nuestra economía?

Te recomendamos