Por Blanca Arthur
Como una tromba comenzó su campaña presidencial Evelyn Matthei, apenas fue nominada por la UDI. En momentos en que la tensión crecía al interior de Renovación Nacional, ella optó por tomarse todos los espacios: nombró a Joaquín Lavín como su generalísimo, salió a terreno donde recibió el respaldo de Laurence Golborne, aunque manteniendo siempre extrema cautela de no aparecer interfiriendo en la decisión de sus aliados.
Con ese posicionamiento de las primeras horas, la apuesta de la candidata presidencial de la UDI era que, más temprano que tarde, se impondría como la abanderada única de la Alianza.
No se equivocó. Junto con entregarle la responsabilidad a los partidos, ella continuó su despliegue manifestándose dispuesta a someterse a cualquier mecanismo para elegir al postulante del oficialismo -incluido el “luche”- con lo que además de mostrar que su intención era no prolongar la disputa, confirmaba su seguridad de que era la carta ganadora.
La situación, en todo caso, fue altamente incierta especialmente desde el momento en que, tras no prosperar un acuerdo en torno a la fórmula para elegir a un candidato único, el abanderado de RN, Andrés Allamand, parecía decidido a continuar con su apuesta a medirse en primera vuelta.
Por eso, sólo luego de que éste declinara cualquier opción presidencial, optando por su postulación al Senado por Santiago Poniente, el camino quedó allanando para que al interior de RN se impusieran quienes desde que irrumpió Matthei, abogaron para que se acelerara su nominación.
Fue entonces cuando, incluso en contra de los pronósticos, la Comisión Política de dicho partido decidió en una tensa reunión el martes, respaldar su postulación, derrotando con ello la postura de su presidente, Carlos Larraín, quien pese a la bajada de Allamand, insistió en que debían nominar a un candidato para negociar -para lo que propuso al senador Francisco Chahuán- tesis que fue desestimada en la misma instancia partidaria por considerarla poco realista.
Con el amplio triunfo de quienes se inclinaron por sumarse a la candidatura de Matthei, se puso fin al suspenso aun cuando queda la instancia del Consejo General que debe ratificar dicha decisión, como se ha encargado de recordar Carlos Larraín como una manera de mantener latente su poder.
Es que independiente del malestar con sus socios, sabe que tiene poco espacio de maniobra, al punto que él mismo reconoció que había recibido a la abanderada en la sede de RN con el fin de dar una señal tendiente a alinear a las bases del partido para que reconozcan la candidatura de Matthei como la de los dos partidos aliancistas.
Es por eso que en el Consejo General del próximo 3 de agosto, se presume que podría haber tanto alegatos en contra de la UDI como gestos a favor de Allamand, pero como éste no es candidato, ni tampoco tienen otro, los dirigentes de RN parten de la base que no habrá problemas para que dicha instancia confirme la postulación de Evelyn Matthei.
Bajada de Allamand
En este tenso camino a la unidad, el gran escollo que debía sortear la candidatura de la abanderada de la UDI, era precisamente que el presidenciable de RN siguiera insistiendo en su apuesta a ser proclamado por el Consejo General, en la idea de repetir lo que hizo Sebastián Piñera en 2005, cuando le salió al paso a la candidatura de Joaquín Lavín.
Pero aun cuando, como él mismo quiso dejarlo claro, tenía el apoyo suficiente en esa instancia, esa opción se le desdibujó por la falta de respaldo en la dirigencia para que se lanzara en la aventura de competir con Matthei en la primera vuelta del mes de noviembre.
Es que exceptuado Carlos Larraín o el secretario general, Mario Desbordes, más dos o tres diputados, prácticamente toda las figuras de RN estaban en contra, e incluso algunos asesores o personeros como Alberto Espina o Nicolás Monckeberg, se jugaron para persuadirlo a que no cometiera lo que consideraban un enorme error. Entre los argumentos que se le entregaron a Allamand estaban que Matthei era una candidata potente que, en competencia con Michelle Bachelet, lo podía relegar a un tercer o cuarto lugar, además de que tal como se habían dado las cosas, él quedaría como el responsable de romper la unidad.
Era una decisión difícil, porque el presidenciable de RN no sólo estimaba que tenía el mejor derecho, sino que confiaba en que en cuatro meses podría imponerse sobre su contendora de la UDI, pero tanto la posibilidad de que ello no ocurriera, como lo que significaba una confrontación con Matthei, pesaron en su decisión de declinar.
Entre los factores que también habrían incidido está la demanda de los parlamentarios que percibieron en Matthei a una candidata fuerte, por lo que demandaban una definición para no darle ventaja a sus competidores de la UDI, pero sobre todo, hizo fuerza la presión por una candidatura única que, además, era liderada con fuerza desde el gobierno.
En un escenario en que se cerraban los espacios para llegar hasta noviembre, porque entre otras cosas le resultaría más difícil contar con recursos, Allamand terminó por convencerse de que su mejor opción para no profundizar la crisis, era bajar su opción presidencial y retomar la candidatura al Senado.
La mano del gobierno
Uno de los primeros que salió a aplaudir con fuerza la decisión de la Comisión Política de RN de sumarse a la candidatura de Matthei, fue el presidente Piñera, quien manifestó su satisfacción porque se hubiera puesto fin a lo que calificó como una “semana negra” para el oficialismo.
Es que para el mandatario, tanto la decisión de postular a un candidato único, como que como que éste fuera la representante de la UDI, no era indiferente, lo que confirma el hecho de que él mismo y el gobierno jugaron un papel decisivo para que lograr este desenlace.
El principal temor de La Moneda era que los desacuerdos que asomaron de inmediato, culminaran en la postulación de dos candidatos, porque entendían que en ese cuadro, uno de los grandes perjudicados sería el propio gobierno. Conscientes de lo que significaría una confrontación como la que podrían haber protagonizado Matthei vs. Allamand, no sólo desparecían de la escena en la última etapa sin poder hacer nada, sino que tampoco podían colaborar para el éxito de la candidatura oficialista como esperan, porque estarían impedidos a inclinarse abiertamente por uno de los dos.
Es por eso que cuando el panorama aparecía más enredado, el ministro de Interior, Andrés Chadwick logró que en el comité político del lunes RN se allanara a explorar un mecanismo con la UDI para elegir a un abanderado único, lo que de no prosperar, quedara al menos como un compromiso unitario, del que resultara más complicado retractarse.
Ese gesto, aunque no hubo acuerdo, fue considerado un paso importante en la decisión de ir con un solo postulante presidencial, pero también la actitud del gobierno, influyó en que se impusiera el nombre de Matthei. Porque independiente de las primarias declaraciones de Piñera diciendo que ella era una gran candidata -las que morigeró posteriormente cuando nombró también a Allamand- tanto el propio mandatario, como sus ministros, encabezados por el titular de Defensa Rodrigo Hinzpeter, operaron para que los sectores piñeristas de RN no alentaran la opción de su presidenciable, sino que se plegaran a la postulación de la abanderada de la UDI.
La inclinación de La Moneda por la ex ministra del trabajo se debía, entre otras razones, a la percepción de que era mejor candidata, para lo que se basaban en encuestas internas, a lo que se sumaba el creciente distanciamiento del propio Piñera con Allamand. Pero tampoco era ajeno a sus intenciones propinarle un golpe a Carlos Larraín, no sólo por el malestar que produjo su último acuerdo con la DC por el binominal o su permanente actitud con el gobierno, sino porque con una derrota como la que sufrió, podía debilitar su posición en RN e impedir que mantenga el control del partido para potenciar el liderazgo de Allamand en desmedro de las pretensiones del mandatario de quedarse con el partido como plataforma para su regreso en 2018.
Acercamiento a RN
Pese a que para Matthei fue determinante la derrota del presidente de RN para quedarse con la candidatura, para su campaña no era funcional que éste apareciera en el suelo, considerando que como sigue al mando del partido, en lo inmediato lo necesita para no tener obstáculos en la proclamación que espera en el Consejo General, como asimismo para dar una señal de que terminaron las pugnas internas. Es por eso que Matthei se cuidó especialmente desde el acuerdo de la Comisión Política, de mostrase especialmente respetuosa de la institucionalidad de RN, instando además a que todas las decisiones se tomen con el acuerdo de Carlos Larraín.
En ese contexto, junto con garantizar el apoyo ecuánime a los candidatos de RN -lo que hizo el primer día con Alberto Cardemil en Rancagua- buscó acercarse a la directiva para trazar las primeras líneas de la conformación de un comando igualitario, como de un programa común, lo que ocurrió en la simbólica recepción que Larraín le hizo en la sede de su partido.
Un último alegato hizo el presidente de RN al declarar posteriormente que no se integraría al comando, pero al interior de RN reconocen que es sólo como una manera de dar muestras de poder tras su derrota, lo que no significa que no se jugará para que Matthei sea proclamada, porque entiende que con su maratónica campaña no sólo ha generado entusiasmo en la UDI o en los indeopendientes, sino también en su propio partido, donde han percibido que con si continúa como hasta ahora, le puede dar una buena pelea a Michelle Bachelet.