Cómo se preparan los cuatrillizos de oro del remo chileno para Tokio
No existe una prueba en que puedan competir los cuatro juntos, pero los cuatrillizos Abraham son los principales ganadores del remo mundial. Por estos días este cuarteto de la VIII Región se prepara para participar en los Juegos Olímpicos y continuar sumando preseas al medallero. ¿Cómo es el camino de Concepción a Tokio?
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El 7 de julio de 1997, en el Sanatorio Alemán de Concepción, se concibió un nacimiento cuádruple que hoy está dando que hablar en el deporte chileno. En una camilla del piso de obstetricia, Melita Schussler -destacada medallista nacional en lanzamiento de bala y jabalina de los años '80- dio a luz sucesivamente a Melita, Ignacio, Alfredo y Antonia, los cuatrillizos Abraham.
Omar Abraham y Melita Schussler, convencidos de querer ser padres, recurrieron a distintos métodos para poder tener hijos, hasta que finalmente esa ilusión llegó multiplicada. Hoy, 23 años después, el cuarteto comanda el equipo del remo nacional con miras a los postergados Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que se celebrarán en julio de este año.
Fue Ignacio el que primero se interesó en el deporte de los remos. A los 10 años un amigo lo invitó al Club Miramar, una sencilla casa de botes ubicada en la Laguna Grande de San Pedro de la Paz en Concepción. Una semana después, el más alto de los hermanos (mide 1,88 mts.) invitó a sus hermanos, quienes se sumaron a la disciplina para nunca más dejarla.
"Siempre hemos sido súper deportistas", dice Antonia por cámara desde Valdivia, donde estarán entrenando todo el mes de enero. "Mi mamá siempre nos inculcó que participáramos por las selecciones de básquetbol, natación y atletismo del colegio", añade haciéndose un espacio entre sus hermanos para poder encuadrarse en la pantalla.
Eso sí, había una cosa que Schussler impulsó con tesón a sus hijos: todos debían practicar el mismo deporte y en el mismo lugar. "Mi mamá era práctica, trabajaba mucho como profesora de educación física y entrenadora de atletismo del Colegio Alemán de Concepción, no podía andar haciendo turnos para todos lados", comenta Melita.
A partir de entonces, los hermanos de raíces árabe y alemanas, empezaron a implementar con equipos donados por ellos -el primer bote se los regalaron para una Navidad- y pusieron en el mapa del remo al Club Miramar.
Pese a que no existe una modalidad mixta en que puedan competir los cuatro juntos, desde chicos tuvieron que compartir las embarcaciones y empezaron a entrenar en el patio de la casa de Gonzalo Álvarez, el dueño de la casa de bote y quien se convirtió en el formador del semillero Abraham.
"Siempre seremos fieles al Miramar", dice Alfredo. "Para nosotros es como estar en nuestra casa", agrega Antonia. Melita remata con un dato: "Nuestra mamá es la presidenta del club"
Son las 12:10 de un jueves de enero en Valdivia. Los Abraham se instalaron ahí por todo este mes para un entrenamiento intensivo en las aguas del río Calle-Calle. Es el único día que el español oriundo de Tarragona, Bienvenido Front o "Bienve" -como le llaman al head coach-, les da la tarde libre.
Durante el resto de la semana el entrenamiento es duro. Parte a las 7 de la mañana con 10 a 15 kilómetros de remo, luego una rutina de pesas a mediodía para rematar con otra sesión de remo a las 5 de la tarde.
Melita y Antonia practican la modalidad "dos sin timonel", en la que cada una lleva un remo y esperan superar su tiempo a menos de 7 minutos en el recorrido de 2.000 metros. "Tenemos una conexión, una química especial. De repente nos peleamos arriba del bote, pero son puras tonteras", señala Antonia.
Ignacio compite en lo mismo junto a Óscar Vásquez y en el modo cuádruple lo hace junto a su hermano Alfredo. "Hay más hombres en la selección, lo que permite hacer más combinaciones que en el caso de las mujeres", apunta Alfredo. El objetivo de los hombres es llegar a la meta en menos de 5 minutos 40.
Las fichas del team están puestas en superar lo que alcanzaron en los Panamericanos de Lima 2019 -donde lograron seis medallas, transformándose en los primeros hermanos en entregar seis preseas al medallero del Team Chile- y obtener un cupo para los Juegos Olímpicos de Tokio en las clasificatorias de mayo.
En Curauma, cerca de Valparaíso, se encuentra el Centro de Alto Rendimiento del Remo (CAR). Entre un bosque de eucaliptos se asoma el tranque La Luz, donde la selección de remeros nacionales practica a diario.
En una casa con todas las comodidades viven desde el 2016 los hermanos Abraham, junto a una veintena de remeros entre 15 y 24 años y un entrenador a tiempo completo.
Gracias a la beca Proddar -un sueldo mensual cercano al millón de pesos, o más según la categoría, para deportistas de alto rendimiento que tengan buenos resultados en competencias del ciclo olímpico- han podido ir mejorando sus equipamientos.
También les ha permitido pagarse una carrera universitaria de manera paralela, requisito que el CAR les impone para poder hospedarlos: Melita estudia Pedagogía en Educación Física; Antonia, Psicología; y Alfredo e Ignacio estudian Ingeniería Civil Industrial. Todos en la Universidad Andrés Bello de Viña del Mar.
Los cuatro coinciden en que la pandemia les vino bien. "Estuvimos cinco semanas en cuarentena en nuestra casa en Concepción porque el centro estaba cerrado, así que tuvimos tiempo de ponernos al día en los estudios", comenta Alfredo.
Aunque están en plena temporada de entrenamiento para las diferentes competencias mundiales, esperan hacerse un espacio para irse a Santa Juana, el campo familiar ubicado a 45 kilómetros de Concepción. Ahí se relajan durmiendo siesta debajo de los árboles, recogiendo frutas o dándole de comer a Tabaquito, un caballo que compró su padre el día que los cuatro hermanos nacieron.
Los cuatrillizos más ganadores e icónicos del remo mundial triunfaron en Lima. Y en Tokio 2020 confían repetir la hazaña.