Startup chilena crea molécula para aliviar dolores crónicos músculo esqueléticos
Pannex Therapeutics acaba de ganar convocatoria de GaneshaLab y Johnson y Johnson y la meta es iniciar las pruebas en humanos en 2023.
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David Bravo, doctor en Neurociencia de la Universidad de Santiago, fundó en 2020 Pannex Therapeutics, una startup que diseñó una molécula química que permitiría crear un nuevo fármaco no adictivo para aliviar dolores crónicos músculo esqueléticos. Estos son causados por el desgaste natural del cuerpo o esfuerzos repetitivos , una enfermedad, que según la Organización Mundial de la Salud, padecen más de mil millones de personas en el mundo.
Si bien ya existen medicamentos para combatir este tipo de dolor, estos se dividen entre los opioides, como la morfina o el tramadol, que son efectivos, pero muy adictivos; y los no opioides, que presentan una efectividad menor y con muchos efectos secundarios.
En 2013 mientras cursaba el doctorado y tras observar el padecimiento de su suegra, decidió investigar el tema. Durante sus estudios encontró una proteína, Pannexin 1, cuya función es recibir la información del dolor y enviar una señal al cerebro. Bravo explica que “es una suerte de compuerta que queda abierta cuando uno tiene dolor crónico”.
Con la idea de generar una nueva droga tan efectiva como los opioides, pero no adictiva, en 2018 comenzó a modelar computacionalmente nuevas moléculas. Un año después, desarrolló la molécula química bautizada como PNX3, que afirma, demostró bloquear el Pannexin 1, aliviar el dolor de cuatro a seis horas en animales, además de funcionar sólo en caso de dolor.
Levantamiento de capital
En 2020, tras fundar Pannex Therapeutics, ganó una convocatoria internacional organizada por GaneshaLab y Johnson & Johnson, que le permitirá ir en julio próximo a Boston, Estados Unidos (EEUU), para buscar inversionistas.
En marzo pasado inició una ronda de levantamiento de capital por US$ 250 mil, la que espera cerrar en junio. Con estos recursos instalará la empresa en Boston para realizar pruebas pilotos y mejorar el prototipo.
“Situarnos allá permitirá acelerar el proyecto y culminarlo en un plazo de dos años. Para 2022 tengo pensada otra ronda de inversión por US$ 2 millones para realizar estudios pre-clínicos con el PNX3 2.0 y cumplir con los requisitos de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU), para así en 2023 probar el compuesto en humanos. Con eso, saldré a vender la patente o licenciar la tecnología a una farmacéutica”, adelanta Bravo.
Para que las personas puedan disponer de este medicamento aún falta tiempo, recién podría circular en 2028, explica Bravo, aunque no descarta la posibilidad de que el proceso se acelere por la FDA. “En EEUU es muy grande la adicción a los opioides, por lo que un buen lobby de la farmacéutica dueña de la licencia podría demostrar que se necesitan acortar los plazos, pero eso dependerá de los dueños de la licencia”, dice.