Este jueves, en el Museo de Historia Natural de Quinta Normal, la presidenta del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación para el Desarrollo (CTCI), Silvia Díaz, entregó los resultados del ejercicio de anticipación Chile Crea Futuro al Presidente Gabriel Boric.
La elaboración del reporte contó con la participación de 100 investigadores, especialistas y líderes de opinión de diversas rubros e industrias divididas en mesas de trabajo en democracia, sustentabilidad, revolución digital, y revolución biológica proyectando los desafíos del país a 2050 y que busca ser un insumo para la elaboración de políticas públicas.
Con el objetivo de integrar una visión global y de futuro en las decisiones y políticas actuales, las discusiones de Chile Crea Futuro partieron de la base del análisis de cuatro fenómenos de cambio identificados en un informe previo del Consejo: dos grandes fuerzas transformadoras que provienen del avance científico tecnológico, la revolución digital y la revolución biológica; y dos preocupaciones globales, la crisis de la democracia y la sustentabilidad de la vida en el planeta.
"Los escenarios probables a 2050 (en Chile) es un ejercicio de anticipación demasiado necesario. Como decía la presidenta del Consejo CTCI, Silvia Díaz, Chile Crea Futuro busca responder la pregunta de qué es lo que tenemos que cuidar y cómo podemos procurar un futuro de bienestar para la población", señaló el mandatario.
"Desde nuestro rol como Consejo, hemos buscado aportar desde un espacio autónomo que convocó miradas, disciplinas y experiencias diversas que buscan, desde una perspectiva sistémica, alcanzar el sueño de desarrollo que trasciende gobiernos y agendas, y que puede ser una herramienta de cohesión y encuentro", dijo la presidenta del Consejo CTCI, Silvia Díaz.
Cinco ejes
Las propuestas que emanaron de las mesas de trabajo fueron agrupadas en cinco ejes: Capacidades estratégicas del Estado; Institucionalidad para la incidencia de la CTCI, Territorios más fuertes y cercanos a las personas; Robustecimiento de la democracia; y, Hacia un desarrollo sostenible.
El primer eje habla acerca de fortalecer las capacidades del Estado para proveer condiciones estructurales de bienestar que permitan cuidar el lazo social que sostiene una democracia sana, en un contexto de creciente complejidad e incertidumbre. "Ello implica integrar procesos de toma de decisión multinivel y profundizar la coordinación interministerial e intersectorial para la gestión de desafíos complejos, aprovechando y potenciando el conocimiento que es generado por y para el Estado, dotando así de mayor legitimidad y sustento a las políticas públicas", se lee en el texto.
En el segundo eje, se concluyó que se requiere un diseño institucional que permita convocar espacios permanentes de intercambio y aprendizaje continuo en la interfaz Conocimiento-Estado. ¿Cómo lograrlo? En el documento se recomendó promover y diversificar las formas de encuentro entre la comunidad científica, la sociedad civil, la administración pública y los sectores productivos, generando espacios de socialización y aprendizaje conjunto, fomentando la generación y apropiación del conocimiento en una perspectiva transdisciplinar.
En el eje de territorios, el informe señaló que se deben atender las realidades propias y diversas de dichos espacios impulsando de forma sostenida en el tiempo los procesos de modernización del Estado, garantizando el foco en las personas y el robustecimiento del aparato estatal en los territorios resguardando criterios de equidad, sustentabilidad y coherencia multinivel.
En tanto, el eje de robustecimiento de la democracia planteó que se deben fortalecer los espacios de convivencia y aprendizaje colectivo para ampliar y multiplicar las formas de deliberación y representación política. "Además, desde distintos espacios se debe fomentar el desarrollo de una sociedad civil cada vez más informada, consciente y proactiva, que pueda reflexionar y actuar frente a los grandes desafíos que nos plantea el presente y el futuro", plasmaron los autores.
En el último eje, de desarrollo sostenible, se hizo hincapié en que se debe comprender que el bienestar depende de contar con una naturaleza sana para avanzar hacia una sociedad y economía robusta y resiliente. En esa línea, se sugirió lograr nuevas formas de articulación público-privada, así como también incorporar criterios de inversión y evaluación de proyectos y políticas que nos movilicen hacia un desarrollo sostenible.
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