Karün en sus horas más difíciles: “Aún vemos alternativas para sacar la empresa adelante”
Si bien la startup había comunicado a sus inversionistas avanzar hacia el cierre de la operación, esta estrategia sería para ejercer presión y asegurar recursos para la continuidad del negocio.
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Un futuro incierto atraviesa la startup de anteojos sustentables Karün. Luego de 12 años de operación, la compañía enfrenta el riesgo de cierre de sus operaciones debido a la falta de financiamiento en medio de un plan de reducción de costos y optimización de su negocio.
En dos correos electrónicos enviados a sus inversionistas a mediados de agosto, a las que DF tuvo acceso, el CEO y cofundador de Karün, Thomas Kimber, reveló que, a pesar de los esfuerzos por realizar una nueva ronda de inversión por US$ 3,5 millones y el diseño de un plan de ajustes, aún no ha logrado recaudar el capital requerido para asegurar la continuidad.
“Con mucho dolor les escribo, ya que aún no hemos recibido las confirmaciones necesarias para contar con los recursos para activar este plan, por lo que hemos llegado al momento que tanto queríamos evitar: avanzar con el cierre de la empresa”, declaró Kimber en una de las comunicaciones.
Sin embargo, en un comunicado enviado a DF, la empresa señaló que no han iniciado el plan de cierre y que “aún vemos alternativas para sacar Karün adelante”.
Según fuentes cercanas a la startup, el anuncio del cierre habría sido una estrategia para ejercer presión sobre los inversionistas.
Una acción, que habría tenido frutos, pues desde Karün afirmaron que “el correo sí generó interés en actuales y nuevos potenciales inversionistas” y aunque aún no hay nada concreto, “creemos que en los próximos días tendremos confirmación”.
También señalaron que Karün está “en un momento difícil” y que en paralelo a la búsqueda de capital están evaluando “las implicancias de un posible cierre”.
Rentabilidad, el problema
Karün, fundada en 2012, destacó en el ecosistema de emprendimiento local por su enfoque disruptivo en la industria de anteojos sustentables. La compañía buscaba demostrar que era posible construir una empresa rentable y competitiva que, al mismo tiempo, contribuyera a la conservación de la naturaleza y al bienestar de las comunidades rurales.
Karün, a través de colaboradores de comunidades, recolecta materiales en desuso como redes de pesca, cabos, metales y madera, en sur de Chile, materia prima de sus anteojos, ópticos y de sol. Estos son fabricados en Italia, Turquía, China y Corea -dependiendo de la colección- y se comercializan en puntos de venta físicos y online en Chile y en 32 países.
La firma también destacó por sus alianzas con marcas ligadas a estrellas como Lionel Messi, además de Volvo, Grandvision, Walmart, Duty Free y National Geographic.
A lo largo de su trayectoria, la startup ha invertido US$ 35 millones y ha recibido capital de familias como los Luksic y Angelini. Una cifra que, aunque significativa, resultó insuficiente para alcanzar la rentabilidad.
“Nos ha faltado algo fundamental: ser rentables”, reconoció el CEO en uno de los correos electrónicos enviados a los inversionistas y planteó que desafiar a los gigantes de la industria “con recursos limitados” los llevó a la situación actual.
Fuentes que conocen la situación de la empresa, señalaron que la rentabilidad “nunca fue su prioridad” y que su estrategia de crecimiento optó por “quemar capital”, como era la tendencia en el ecosistema hace un par de años. “El problema que hubo aquí fue generar impacto sin rentabilizar”, afirmó.
Negociaciones
En un intento por evitar el cierre de la compañía, el equipo de Karün y sus inversionistas mayoritarios trabajaron durante cuatro meses en un plan de optimización que recibió el visto bueno de un externo contratado por los mismos inversionistas, según Kimber.
Aunque parecía viable, la falta de confirmaciones de financiamiento de algunos inversionistas clave forzó a la firma a extremar sus medidas y anunciarles avanzar con el cierre.
“Espero que entre todos acordemos en la importancia de hacer un cierre ordenado y no una liquidación judicial, para que podamos honrar los compromisos básicos con nuestro equipo y acreedores más relevantes”, dijo Kimber en uno de los correos.
“Karün no debe morir”
Como reflexión final en una de las comunicaciones, Kimber dijo que “Karün no debe morir” y que “es nuestra responsabilidad” para el ecosistema chileno y regional.
“Pero todos tenemos que aportar. (...) Solo pido que no matemos lo que nos ha costado tantos años construir y le demos continuidad y la llevemos al éxito financiero (el único pilar en el “triple impacto” que nos falta)”, afirmó en referencia a que es una Empresa B.
También llamó a hacerlo de una manera “menos ambiciosa, menos riesgosa y más liviana”. “No sé si va a ser suficiente para dar retornos enormes, pero al menos podrán recuperar parte de la inversión y podremos mantener a Karün como (...) una empresa y un grupo humano pionero que se atrevió a jugársela por un cambio y una visión ambiciosa de sociedad”, dijo.