Hace unos 15 años que Aisen Etcheverry está vinculada al ecosistema de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI), desde diversos cargos públicos. Por esta razón, no fue una total sorpresa que el Presidente Gabriel Boric la nombrara presidenta del Consejo Nacional de CTCI el 23 de noviembre pasado.
La abogada de la Universidad de Chile fue la primera directora ejecutiva de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID). Le tocó liderar la transformación de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología, Conicyt, en esta nueva agencia, la que surgió con la ley que creó el Ministerio de CTCI y el Consejo Nacional de CTCI en 2019.
“He escuchado varias veces esta idea de que la estrategia no incide y de que está lejos, pero cuando uno mira el financiamiento sí ha tenido una incidencia, lo que pasa es que se ve poco”.
Con este bagaje, aterrizó hace pocas semanas en el Consejo, entidad encargada de asesorar al Presidente en estos temas y elaborar la Estrategia Nacional de CTCI cada cuatro años, un documento que contiene los lineamientos centrales para la elaboración de las políticas públicas en este ámbito.
Etcheverry comenta que por su rol de directora de la ANID, participó en la elaboración de la estrategia, razón por la que “suscribe totalmente” el documento que su antecesor, Álvaro Fischer, entregó al Presidente en junio pasado.
“He pasado por varias instituciones públicas. Y en ese período he visto desde adentro cómo se construyen las políticas de CTCI y el impacto que van teniendo, cómo se plasman en distintas hojas de ruta e instrumentos y cómo se van fomentando. Y desde ese espacio, he visto también lo difícil que es que crezca y lo difícil que es que tenga incidencia en espacios más allá de la CTCI”, dijo. Por eso, su principal objetivo y sello es lograr que “la estrategia tenga incidencia en el diseño de las políticas públicas, vamos a intentar abrir esos espacios”.
“A esta altura veo los temas del sello verde como un elemento transversal presente en todas las políticas de todos los Gobiernos y en todas las conversaciones. Imagínate el escándalo que sería que se haga una estrategia CTCI sin hacerse cargo del medioambiente”.
- La Estrategia de CTCI se presenta desde 2006, como no es vinculante, sabe poco de su impacto.
- Fui directora de la ANID, y uno de los desafíos que nos propusimos fue combinar el financiamiento de la ciencia por curiosidad con el de la ciencia orientada a las necesidades del país. Cada vez que dimos ese paso y que fuimos a entender cuáles eran las necesidades del país, fuimos a buscar esa información al Consejo y nos inspiramos de lo que hizo en inteligencia artificial, en agua y en resiliencia. He escuchado varias veces esta idea de que la estrategia no incide y de que está lejos, pero cuando uno mira el financiamiento sí ha tenido una incidencia, lo que pasa es que se ve poco. Ha estado siempre bastante circunscrita al mundo de la CTCI y podría ampliarse a otros sectores también.
-¿Y cómo ampliará la incidencia?
- La estrategia que dejó Álvaro (Fischer) da lineamientos bien claros, tiene catalizadores bien específicos que se muestran como un camino o ejemplo de cómo esto podría incidir. ¿Cuáles son las áreas? No es algo que vaya a decidir yo, es un proceso que tiene que construirse de la mano con presidencia y con los consejeros. La CTCI tiene mucho que decir respecto de temas como el desarrollo productivo y el fortalecimiento de la democracia. Hay harto que hacer.
- ¿Cómo se organizará el trabajo del Consejo a partir de ahora?
- El Consejo tiene tres grandes áreas de trabajo. Por un lado, los temas de evaluación del ecosistema de CTCI, una línea permanente, que tenemos que empezar a trabajar durante 2023.
Luego están las orientaciones estratégicas, en que se convoca a grupos de expertos y de la sociedad civil para profundizar cuáles serán estas orientaciones.
También están los temas del reporte de anticipación, donde nuestro trabajo es tomar las tendencias y entender qué significan para Chile. Estaremos dos años escogiendo y profundizando temas, convocando a expertos y generando documentos, y dos años pensando en la nueva estrategia.
- ¿Qué temas de la actual estrategia se profundizarán en las “orientaciones”?
- Estamos en un proceso de escucha, de entender dónde están las necesidades del Gobierno, cuáles son las preocupaciones del mundo empresarial y qué es lo que está pensando la sociedad civil. Escogeremos tres o cuatro puntos que vamos a profundizar en las orientaciones. Los catalizadores (establedidos en la Estrategia de CTCI) pueden ser algunos de ellos, pero estamos abiertos a otros. Si queremos que el Consejo sea incidente y que pavimente este camino para que el conocimiento tenga incidencia en las políticas públicas, tenemos que escuchar dónde están las preocupaciones de quienes están haciendo el trabajo, construir perspectivas, hacer un proceso más colaborativo.
Monitoreo de tendencias
- En octubre el Consejo lanzó un reporte de anticipación que aborda las principales tendencias globales. ¿Vendrán más?
- La idea es tener bianualmente un análisis de diferentes fuentes a nivel internacional que nos dé luces de cuáles son las tendencias y luego, viene el aterrizaje nacional con este reporte de anticipación, a propósito de la mirada sistémica.
Se detectaron cuatro tendencias globales (revolución digital, revolución biológica, la sustentabilidad de la humanidad en el planeta y desafíos de la democracia y gobernanza local), que están en el último reporte de anticipación. El desafío es entender cuál es el impacto que tienen en Chile. Viene una segunda bajada que vamos a construir en enero-marzo, en la misma lógica que se construyen muchos de los documentos del Consejo, y espero que a finales del tercer trimestre de 2023 podamos tener esa bajada nacional.
- Los temas de este reporte como la revolución digital o la revolución biológica ¿serán parte de la futura estrategia?
- Sí, porque han estado presentes hace mucho tiempo y se han ido abordando de distintas maneras. En el caso de la revolución digital me cuesta decir que es una nueva tendencia de cambio porque es algo que viene ocurriendo hace muchos años. Entonces, más que un tema que se trata, que se resuelve y se cierra, son tendencias que van evolucionando en el tiempo y que van moldeando también la forma en que como país vamos abordando estos desafíos de la CTCI.
- ¿Y el desafío de la democracia estará también? Es una tendencia nueva para Chile.
- Me encantaría que no, porque ojalá nuestra democracia estuviera siempre fuerte y robusta y nunca bajo amenaza, ni la nuestra ni la de ningún país. Pero claramente es un tema que está presente a nivel nacional e internacional y que tiene que ser estudiado y abordado. Entonces, me costaría pensar que no apareciera como un desafío permanente de todos los países.
- Respecto al cronograma, ¿cuándo tendrán un diagnóstico de cara a la nueva estrategia?
- No tengo una respuesta. El proceso dura cuatro años y parte desde la estrategia que nos entregó el Consejo anterior. Imagino que serán los últimos seis meses, estaría especulando. El proceso de escritura es como los últimos metros de una conversación mucho más larga y tiene un desafío porque el Consejo se renueva por parcialidades cada dos años. Vamos a tener un Consejo completamente nuevo entregando la estrategia que va a haber sido construida por el anterior. Es un proceso.
- ¿Y seguirá teniendo el sello verde de la actual?
- No hay nada que pueda existir en el mundo sin sello verde. Con el desafío de cambio climático que tenemos por delante, y en el caso de Chile, además, con la implementación de la Ley Marco de Cambio Climático es una característica que nos va a acompañar por años. Todo el proceso de descarbonización y de sustentabilidad y la protección del medioambiente es fundamental y tiene un componente de CTCI muy alto. A esta altura veo los temas del sello verde como un elemento transversal presente en todas las políticas de todos los Gobiernos y en todas las conversaciones. Imagínate el escándalo que sería que se haga una estrategia CTCI sin hacerse cargo del medioambiente.
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