DF Lab Opinión/ Electromovilidad en el transporte público
"Para fomentar el uso de vehículos eléctricos, hay que considerar otros factores a nivel gubernamental como por ejemplo, extensiones tributarias o subsidios, ya que comparado con el uso de combustible fósil, tiene un costo muy elevado".
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Los vehículos eléctricos son considerados como una tecnología prometedora para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire local. A esta necesidad de sostenibilidad y mayor eficiencia se suman algunos retos que pueden entorpecer o ralentizar su implementación.
Latinoamérica enfrenta muchas de las barreras de entrada típicas para expandir el uso de vehículos eléctricos, y cuenta con pocos incentivos para apostar a ellos. Los obstáculos más importantes son los altos costos de venta y la falta de infraestructura para la carga de batería, es decir, las estaciones de servicio no están preparadas para este tipo de automóviles.
En segundo lugar, tenemos el tiempo destinado a la carga, la cantidad de minutos que tiene que estar el vehículo detenido no tiene punto de comparación con respecto a echar combustible que solo se demora un minuto, mientras que un vehículo eléctrico tiene que estar al menos media hora estacionado. Esto se une a la autonomía, ya que se deben ocupar durante ocho a nueve horas al día, y la duración de las baterías no da para que estén circulando durante ese tiempo.
Para fomentar el uso de vehículos eléctricos, hay que considerar otros factores a nivel gubernamental como por ejemplo, extensiones tributarias o subsidios, ya que comparado con el uso de combustible fósil, ya sea petróleo o bencina, tiene un costo muy elevado.
Si bien en Chile ya se están implementando diferentes tipos de vehículos eléctricos y bicicletas en la última milla, todavía es un gran desafío garantizar su uso para largas distancias, aun cuando pueden beneficiar a la eficiencia operacional y a los menores costos de mantenimiento. Por el momento, se está aplicando mayormente la electro-movilidad en distancias cortas, para despachos de distribución dentro de las ciudades.
Algo fundamental para avanzar en este ámbito, es lograr que el consumidor vea valor en que su despacho sea lo más limpio posible, para que en caso de que este sea más costoso esté dispuesto a asumirlo.