Mientras aumenta la preocupación por el virus Zika en Brasil, con más de 3 mil casos sospechosos reportados, lo que refleja directamente el consumo de repelentes con un aumento de 230% en el volumen de ventas, en Chile, un país donde todavía no hay registro de contagio del virus, la categoría creció sólo 7,2% en volumen y 10% en unidades (2014 vs. 2015). En cuanto a los insecticidas y pesticidas, ambos crecieron 15% en el año pasado, comparando con el mismo período en 2014, destaca un informe de AC Nielsen.
Aunque Latinoamérica está siendo amenazada por el Aedes aegypit, mosquito transmisor del Zika, el chikungunya y el dengue, Chile está protegido por el desierto más seco del mundo (Atacama) y por la región montañosa de Los Andes, al este, que sirven de barrera para que no avance el mosquito. Entonces es más difícil que las enfermedades tropicales que han golpeado a la mayor parte de los países del continente lleguen allá.
Sin embargo, esto no significa que los chilenos están salvos por completo de Aedes egypit. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha confirmado que el virus "seguirá extendiéndose y probablemente afectará a todos los países y territorios de la región en los que haya mosquitos Aedes".
Para combatir contaminaciones, las autoridades chilenas estudian establecer un sistema de vigilancia epidemiológica como al que ya existe con el ébola. A la vez, el Instituto de Salud Pública (ISP) trabaja para poner en marcha protocolos de diagnóstico y tratamiento del Zika, aunque, de momento, el tratamiento es sólo sintomático.