Columnistas

Un plan nacional de seguridad y salud laboral

Ernesto Evans Presidente de la Asociación de Mutuales de Chile

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Las cifras del sistema de mutualidades chileno demuestran que el modelo es exitoso. Según los números oficiales de la Superintendencia de Seguridad Social, desde que se implementó el modelo a fines de los años 50, se redujo significativamente la accidentabilidad laboral desde 30 trabajadores a solo 4 por cada 100 de ellos, y esto a pesar que hoy la cobertura es mucho mayor alcanzando a 4,7 millones de personas que componen la fuerza laboral en el país, de las cuales un 90% aproximadamente pertenece a empresas de tamaño medio y pequeñas con menos de 100 trabajadores.


No obstante, este sistema que resuelve de buena manera las necesidades de prevención, prestaciones médicas y reparaciones económicas de los trabajadores, tiene espacio por fortalecer. Hoy que se está en vías de mejorar la institucionalidad de Accidentes del Trabajo y que la Autoridad recibió propuestas elaboradas por el Consejo Consultivo de Salud y Seguridad –representó a trabajadores, empresas y gobierno-, es importante mirar avances del exterior e implementar un plan nacional de seguridad y salud laboral.


En Chile la tasa de mortalidad por causas de trabajo no se redujo como la de accidentabilidad, por lo que deberíamos tomar decisiones estratégicas que permitan acercarnos a un nivel cercano a cero, como en Singapur.


Ellos, a partir de una crisis vieron una oportunidad. Tras varios accidentes laborales de alta connotación pública en 2004, como el desplome de las obras de infraestructura de Nicoll Highway, se implementó el programa WSH con metas concretas a diez años, que consistían en bajar la tasa de fatalidades a la mitad: de 4,9 a 2,5 fatalidades por cada 100.000 trabajadores.


El éxito del plan convirtió a Singapur en líder mundial en seguridad y salud en el trabajo.


En esto fue clave un marco normativo que desincentivó las malas prácticas con sanciones para lugares de trabajo inseguros; otorgó a las empresas mayor sentido de responsabilidad; e impuso sanciones duras para quienes no realizan un adecuado manejo de riesgos. Con esto, a las compañías les resultó más barato aplicar las WSH que pagar las sanciones.


En Chile tuvimos a 33 mineros atrapados en la mina San José. Esto lo debemos ver como una oportunidad para acciones concretas. Más aún si nuestra economía es dependiente de industrias que están expuestas a accidentes con consecuencias más negativas.

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