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¡Tiempo para exportar!

Andrés Rebolledo Director General DIRECON, Ministerio de Relaciones Exteriores

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Tres razones explican la continua depreciación del peso frente al dólar, que desde promediar $ 495 en 2013, ascendió a $ 570 en 2014 y, según las expectativas de los principales operadores financieros, cerrará el año en $ 640 por dólar. Una de las causas es el menor crecimiento económico de China, que en 2014 fue de 7,4% y que para este año se estima llegará al 6,8% debido a una pérdida de dinamismo de la inversión y al débil desempeño de sus exportaciones. La segunda razón es la reducción en los precios de las materias primas exportables, fundamentalmente el cobre. Tras promediar US$ 3,1 la libra en 2014, la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) redujo su proyección a US$ 2,77 para este año, afectando las proyecciones de crecimiento económico de Chile. Esta caída se aprecia mejor al recordar que entre 2010 y 2013 el precio del cobre promedió los US$ 3,6 la libra. La tercera razón: las expectativas de que suban las tasas de interés de Estados Unidos.


Esta depreciación ha tenido impacto en el mercado local. Si los exportadores de frutas, por ejemplo, hubieran tenido el año pasado el tipo de cambio de este 2015, habrían obtenido ingresos adicionales por $226.000 millones y también habrían tenido alzas significativas los exportadores de moluscos y crustáceos, bebidas no alcohólicas, vino embotellado, forestal, muebles de madera y productos químicos.


Esta situación favorable para el sector exportador también se muestra interesante desde la perspectiva regional. En ocho de las quince regiones del país, se incrementaron las exportaciones en 2014 de manera significativa: Tarapacá, Metropolitana, Maule, Biobío, La Araucanía, Los Ríos, Los Lagos y Magallanes. La depreciación se presenta como una gran oportunidad para quienes aprovechan los mercados internacionales. Existen sectores, con un significativo número de pymes, donde las exportaciones equivalen a entre un 10% y un 20% de su producción. Incrementar estas cifras puede generarles importantes ganancias en áreas tan diversas como hortalizas, carnes, lácteos, envases de papel y cartón, maquinaria y equipos eléctricos y electrónicos. También se encuentran sectores más consolidados (que exportan 50% o más de su producción) en uva, otras frutas, vino embotellado, aserrado y acepilladura de madera, y productos de la madera. Del mismo modo existen oportunidades para los sectores que sustituyen importaciones, entre los cuales están industrias nacionales que pueden abastecer a los mismos exportadores.


A los beneficios del tipo de cambio, debemos sumar las condiciones abiertas por los TLCs. Este año se completaron los programas de desgravación con Estados Unidos, China y Australia, países que reciben más del 35% de nuestras exportaciones. Del mismo modo es el momento propicio para aprovechar la batería de instrumentos de ProChile, a saber: planes sectoriales (que benefician a 12 sectores de servicios e industria); Centros Pyme Exporta, que operan en las 15 regiones del país; alianzas con Sercotec y Corfo en los Centros de Desarrollo de Negocios y programas de fomento productivo; el apoyo a la Agricultura Familiar Campesina en regiones; y la promoción de marcas sectoriales que promueven la asociatividad para aprovechar las economías de escala.


Beneficiarse de la actual coyuntura favorable no significa olvidar que se requiere de iniciativas de mediano plazo que apunten a lo estructural: mejoramiento de la productividad de bienes no tradicionales con mayor inversión en ciencia, tecnología e innovación; el fortalecimiento de puertos, carreteras y la facilitación del transporte entre el Atlántico y el Pacífico, así como la articulación de cadenas de valor entre los países de la región, con proyección al Asia, para favorecer una mayor diversidad exportadora de nuestros pequeños y medianos empresarios. En eso están trabajando las instituciones públicas.


Es ahora el tiempo de exportar, las condiciones cambiarías y políticas del gobierno apoyan este impulso.

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