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Señales de cambio

Pía Ramírez Socia Plus Hunting

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En el último tiempo está siendo más frecuente la discusión acerca de la inclusión de mujeres en los directorios de las empresas. Pero sigue siendo principalmente una demanda de mujeres. Un nuevo impulso lo dan las cifras de la OCDE, que sitúan a nuestro país en el número veintinueve de treinta y dos países en esto de la incorporación de mujeres en los gobiernos corporativos.


¿Por qué es necesario insistir en la necesidad de incorporar mujeres en los directorios de las empresas? Si bien hay diversas respuestas dependiendo del sector al que se haya consultado, existen algunas evidencias comunes a los distintos grupos de interés, las cuales conviene mencionar.


Crecientemente la sociedad ha ido modificando sus demandas de participación y ampliando sus expectativas en torno a los beneficios que aporta la diversidad. Al mismo tiempo, la discriminación en todo ámbito ha ido retrocediendo a niveles impensados hasta hace solo 10 años. En este nuevo escenario no parece adecuado mantener a las mujeres marginadas de la toma de decisiones. Si bien la política ya es un terreno en el que las mujeres han ganado representatividad y en la publicidad hace rato entendieron que la mayoría de las decisiones de compra y endeudamiento las toman las mujeres, la empresa en cambio ha ido quedándose atrás ignorando la necesidad y los beneficios de incorporar mujeres en sus gobiernos corporativos.


Las mujeres componen la mitad del mundo y entonces cada política, decisión, producto o servicio que se desarrolla en las empresas o instituciones, tiene consecuencias tanto en hombres como en mujeres. Y conocer el pensamiento de ellas no es sino un acto de rigurosidad imperioso para la adecuada toma de decisiones. Más que aportar una singular manera de ver las cosas, cuando las empresas deciden incorporar mujeres en la alta dirección dan una señal potente de su preocupación por lo que sucede allá afuera. Cuando las compañías deciden hacer mixtos sus directorios están confirmando su interés por todo lo que puede albergar esa diferencia. No solo su perspectiva de análisis, sino también su sensibilidad por los resguardos éticos, su sentido común, la globalidad de sus puntos de vista, su carácter intuitivo, su sabiduría vital, además de su calificación profesional por cierto.


En definitiva, la incorporación de mujeres a la primera liga confirma el interés por construir una sociedad más humana y comprensiva de sus contrastes, más tolerante ante la diversidad humana y más leal con las diferencias que se expresan en ella. Cuando hablamos de confianza, creemos que es imperioso este cambio y que llegó el momento de darle prioridad. Es necesario salir de la zona de confort y situarnos en el siglo XXI donde la confianza que se deposite en los gobiernos corporativos va a depender de cuánto estén dispuestos a cumplir con los valores sociales que hoy demanda la ciudadanía.

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