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La actividad resolverá el tema inflacionario

Matías Madrid Economista jefe Banco Penta

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Matías Madrid

La cifra de inflación del mes de junio sorprendió nuevamente al mercado y al Banco Central ubicándose muy por sobre las estimaciones tanto para la medición total como subyacente. Tal como señaló la autoridad monetaria las expectativas a un año plazo aumentaron, pasando desde 2,97% hace un mes atrás que se compara con el actual 3,11% de acuerdo a los datos implícitos de transacciones de mercado. Pese a la sorpresa, los datos se mantienen en torno a la meta y la inflación esperada a mayores plazos está anclada al 3%.

Sin embargo, las sucesivas sorpresas alcistas de la inflación mensual, que sumadas acumulan 0,7% en los últimos 12 meses, nos podrían eventualmente sesgar equivocadamente respecto a la futura evolución de la inflación. Evidentemente esto se podría haber dicho también hace 6 meses atrás, pero hemos enfrentado un shock casi "permanente" sobre el nivel de precios asociado a la depreciación del peso producto de la extensa desaceleración económica y la fortaleza del dólar a nivel internacional. Cabe destacar que es el fenómeno de un bajo crecimiento que no se refleja en menores presiones inflacionarias lo que ha sorprendido al mercado. Este escenario también ha superado las expectativas del Banco Central ya que desde abril del año 2014 que mantenemos una inflación sobre 4,0% e incluso la Tasa de Política Monetaria bajó 100 puntos base desde esa fecha.

Como ya vimos, las expectativas de inflación se han incrementado, situación que se hace particularmente evidente para el mes de julio en que las cifras se ubicaban entre 0,1% y 0,2% hace un mes atrás y ahora están entre 0,3% y 0,4%. La depreciación y estacionalidad probablemente justifiquen esta evolución en los meses más próximos. Sin embargo, estimamos que para 2016 e incluso para el cierre de 2015 las cifras de los instrumentos de mercado podrían estar sobrestimando las presiones inflacionarias.

De todas formas, es legítimo preguntarse ¿por qué ahora van a efectivamente disminuir las presiones inflacionarias? En primer lugar hay que señalar que probablemente el PIB potencial ha sido sobrestimado por bastante tiempo, situación que pasó desapercibida por el boom de inversión minera. Por tanto, el impacto de la depreciación del peso sobre el IPC ha sido mucho mayor a lo que se esperaba. La buena noticia es que el "excelente" desempeño de la economía en este aspecto ha permitido que la brecha de capacidad siga incrementándose producto del bajísimo crecimiento del PIB efectivo, por lo que la reciente depreciación del peso debería tener un menor traspaso a precios.

Por otra parte, si bien los culpables de gran parte de la desaceleración económica siempre pueden sorprendernos, la probabilidad que se repita una depreciación de la magnitud que hemos observado, que llevaría el tipo de cambio nominal sobre $750, es bastante baja.

El pésimo desempeño de la demanda interna tiene que terminar afectando la inflación. Sin duda y ante incluso la más pesimista de las estimaciones de PIB potencial, la brecha de capacidad se ha ampliado por un tiempo prolongado. Bajo este escenario, lo más probable es que el problema del Banco Central, quizás no en los próximos meses pero si en 2016, sea el de una inflación que podría ubicarse por tiempo prolongado bajo el 3%.

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