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Bajo nivel de deuda soberana: las dos caras de la moneda

Por: Luis Opazo | Publicado: Lunes 16 de junio de 2014 a las 05:00 hrs.
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Existen varias iniciativas normativas que involucrarán una mayor demanda de activos líquidos de bajo riesgo, principalmente soberanos. La propuesta de liquidez para la banca, hoy en consulta pública, es una de ellas. Complementariamente, los avances para que los derivados transados over the counter (OTC) sean compensados a través de Centrales de Contraparte también crearán una mayor demanda por activos líquidos para su uso como colaterales y margin calls, en tanto que la normativa en discusión para las compañías de seguro (Supervisión Basada en Riesgo) igualmente incentivará la demanda por tales activos.

El problema de Chile no es el riesgo de los instrumentos soberanos, clasificados como AA-. El verdadero desafío está relacionado con el nivel de deuda soberana. El nivel actual es bajo si se compara con otras economías y no es evidente que esta situación cambie a futuro. Además, el mercado local se caracteriza por una importante presencia de inversionistas institucionales. Los fondos de pensiones y las compañías de seguro tienen en sus balances una parte importante del stock de instrumentos soberanos, y bajo estrategias del tipo buy and hold los mantienen así hasta su madurez. En la práctica, esto implica reducir el stock de deuda soberana disponible para transar en el mercado.

Si bien el bajo nivel de deuda soberana en Chile es levantado como una fortaleza, en este contexto podría tener consecuencias negativas.

En primer lugar, la mayor demanda para fines regulatorios podría conducir a una menor liquidez de estos instrumentos, lo cual paradojalmente atentaría contra una de las características que justificaría su mayor demanda. En segundo término, el exceso de demanda se manifestaría en menores tasas de interés, lo que podría conducir a la gestación de vulnerabilidades macro-financieras, como search for yield, mayor endeudamiento, etc. En tercer lugar, el costo de implementar las nuevas normativas será especialmente elevado, reduciendo la competitividad de la industria financiera local.

El desafío planteado no es exclusivo a Chile. Para economías como Australia, Sudáfrica y Noruega, el nivel de deuda soberana es relativamente bajo, y parte de estos instrumentos está en manos de inversionistas con orientación de largo plazo. En el caso de la normativa de liquidez para la banca, y siguiendo los lineamientos de Basilea, estas economías han buscado opciones, como la provisión de facilidades de liquidez por parte de los respectivos bancos centrales y el uso de activos de alta calidad de otras economías soberanas, entre otras.

En síntesis, el bajo nivel de deuda soberana en Chile presenta importantes desafíos para una adecuada implementación de los avances normativos.

Hay opciones que pueden servir de referentes para maximizar los beneficios de tales normativas, minimizando así potenciales efectos no deseados. Por último, tampoco debiera descartarse que la emisión de deuda pública considere razones macro-prudenciales, no sólo acotándose a razones de financiamiento público y políticas de esterilización monetaria.

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