Roberto Rigobón, profesor de economía aplicada de MIT: “2021 estará marcado por el problema social, será el año del enojo y la frustración”
El economista dice que la vacuna nos va a permitir regresar a cierto nivel de normalidad y entonces quedará expuesta la desigualdad que se acrecentó con la pandemia.
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El economista venezolano Roberto Rigobón usa una metáfora para explicar cómo será 2021. Cuando uno enfrenta un taco en una carretera, porque un hay un accidente algunos metros más adelante, la mayoría de los conductores espera con resignación que el problema se solucione. Cuando el tránsito se restaura, los conductores se aglomeran por tratar de salir del taco, y muchas veces se produce un caos. “2021 es el año cuando el taco se va a empezar a resolver y en la misma forma que en la autopista, eso genera ansiedad, enojo y frustración”, afirma.
El profesor de economía aplicada en la MIT Sloan School of Management participó ayer en el seminario internacional: “El mundo que viene: desafío para las organizaciones”, organizado por Clase Ejecutiva UC del Departamento de Ingeniería Industrial y de Sistemas UC.
En entrevista con DF, afirma que “2021 no estará marcado por la vacuna, sino por el problema social. La vacuna nos va a permitir regresar a cierto nivel de normalidad, y en ese momento es que los países van a estallar. En 2020 un shock como el Covid-19 generó mucha solidaridad, pero en 2021 esa solidaridad se va a reducir”.
Rigobón explica que la ansiedad no se produce mientras enfrentas un problema, porque estás resignado, sino cuando esa dificultad se elimina, porque el problema no mejora para todo el mundo de la misma forma. Para él, 2021 será el año del enojo y de la frustración.
“El optimismo no es evadir el problema. El optimismo debería ser cómo anticiparte a algo que trivialmente nos va a pasar. El pesimismo es pensar que somos tan tontos que no vamos a hacer nada”, plantea.
Vulnerabilidad y desigualdad
El economista resume las lecciones de 2020 en dos palabras: vulnerabilidad y desigualdad. “Esas son las dos cosas que hemos aprendido brutalmente del Covid. Hay vulnerabilidad, por ejemplo, en la producción internacional, o sea, tuviste una disrupción en un país y no puedes producir máscaras y no puedes producir alcohol. Después está la vulnerabilidad de nosotros los seres humanos con respecto a los virus, somos mucho más frágiles de lo que pensábamos. También hay fragilidad de la organización mundial”, asegura.
Otra fragilidad son las cuentas fiscales. “Este no es el caso de Chile, pero tienes países como Brasil que tienen muy poco espacio para ayudar a sus ciudadanos porque nunca se preparó. Chile está mucho más preparado y de todas maneras ha sido un costo brutal desde el punto fiscal”, dice.
El otro punto que quedó expuesto con la pandemia es la desigualdad y las diferencias sociales, en aspectos como la educación y el trabajo.
En la educación, “el problema no es el acceso, es la calidad”. Además, puntualiza que para quienes no pudieron continuar sus estudios de manera remota, “la depreciación de no haber tomado un año de clase es brutal. Esto va a tener un costo tres años o cuatro años más tarde. Estos niños no solo perdieron el año, sino que perdieron todo lo que habían aprendido antes”.
En lo referente al mundo laboral, asegura que “los trabajos que son presenciales son también más riesgosos. La mortalidad entre la gente que tiene trabajo presencial y quienes no tienen trabajos presenciales es de ocho a uno en los países desarrollados”.
Oportunidades
Dentro de las tendencias negativas que se vieron en 2020 y se van a acentuar en 2021, Rigobón menciona la desglobalización -lo que es malo para los países emergentes que dependemos del intercambio internacional- y el populismo.
Pero también ve oportunidades. “Tenemos que repensar todo: desde la cadena de producción hasta la educación, pasando por el turismo. Debemos usar el Covid como el shock que remueva los impedimentos políticos y sociales que teníamos, que eran siempre la excusa para no hacer las cosas antes”.
Entre las oportunidades está la flexibilizacioón del trabajo y una mayor conciencia sobre nuestro impacto en la naturaleza. “Los países o las organizaciones que van a triunfar son las que usan esto como una oportunidad para repensarse, para redefinirse. No se necesita mucho al gobierno, sino que el sector privado puede tomar las decisiones”.