Entre Códigos

José Ignacio Jiménez: “El buen abogado se atreve a decirle al cliente que no tiene la razón”

El especialista en juicios y arbitajes inaugura hoy su propio estudio junto a otros cuatro abogados.

Por: Paula Vargas. | Publicado: Lunes 24 de junio de 2019 a las 04:00 hrs.
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Foto: Julio Castro
Foto: Julio Castro

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Varios son los litigantes que en el último tiempo han decidido tomar camino propio. Hace unos días supimos de Enrique Alcalde (PPU) y ahora es el turno de José Ignacio Jiménez, hasta la semana pasada socio de Guerrero Olivos, oficina que lo reclutó hace 11 años justamente para armar un grupo especializado en juicios de alta complejidad.

¿Qué gatilló esta decisión? Según Jiménez, un factor determinante fueron los conflictos de interés. “Las oficinas full service tienen clientes, mientras que los abogados litigantes tenemos casos…nosotros atendemos una situación determinada, para lo cual hacemos un trabajo de especialistas y muchas veces hay que rechazar causas interesantes y desafiantes por que involucran a clientes de la firma”, explica.

Otro factor que pesó, sostiene, fue una mirada de la profesión distinta. “Lo que observo es que a veces la práctica legal en Chile va muy rápido, tiene respuestas estandarizadas, y tal vez una mirada más comercial, sin detenerse en la necesidad específica del cliente en particular…tenemos que profundizar la mirada y estudiar más los casos para dar mejores respuestas”, detalla el especialista.

A lo anterior se suma el desarrollo que está teniendo el arbitraje comercial en Chile y la litigación compleja, que según Jiménez, es una tendencia que se está acentuando en el mercado, donde las materias judiciales delicadas y el arbitraje complejo se están radicando en oficinas especializadas, fuera de las grandes firmas corporativas, algo así como lo que sucede desde hace mucho tiempo en materia de impuestos.

El mundo del litigio

De cara al cliente también tiene una posición. “El buen abogado se atreve a decirle que no tiene la razón”, y agrega que en su disciplina se han ido dejando atrás los “blancos o negros”. “En el mundo del litigio, al igual que en otros ámbitos también se abrió el velo” y, frente a ello hay una nueva forma de litigar.

Jiménez se refiere al mayor grado de sofisticación de la disciplina, que tiene que ver con el buen nivel de abogados y de jueces que, en general, hay en el país. “Si antes teníamos una Corte Suprema que miraba solo un contrato, hoy día mira la intención de los contratantes y se adentra en los temas… hay una litigación especializada -que involucra abogados y jueces- donde se está haciendo doctrina muy interesante”, explica.

Este abogado parte hoy con su práctica independiente junto a otros cuatro jóvenes especialistas: Diego Avendaño, Martín Hernández, Esteban Valenzuela y Diego Campos. Su expectativa es tener una aproximación más personal y dedicada a los casos. “Hasta hace unos días trabajé en una de las mejores oficinas del país, pero en esta nueva etapa quiero sencillamente algo más a mi medida”, concluye.


 

"La profesión de abogado nunca fue para enriquercerse"

Un tema que cruza la conversación con Jiménez es la ética en la profesión, donde el experto es tajante: "Los abogados tenemos un rol en el campo de la ética y me refiero particularmente a la ética del trabajo...La profesión de abogado nunca fue una profesión para enriquecerse, siempre fue de servicio para tener una buena calidad de vida. Yo no puedo hacer cosas para ganar un caso de manera grosera y saltándome todo para ganarme un honorario enorme y atentar contra lógica más elemental y contra el sentido de ética más común", acto seguido agrega que en el mundo de litigio hay muchos profesionales que operan bajo esa lógica.

Otro tema por el que navega el litigante -a su juicio- es el cambio que se ha dado en la forma de enfrentar esta disciplina. "En el mundo complejo del litigante hay grises, ya no es todo blanco o negro...El mundo académico ha ido recogiendo las nuevas tendencias del Derecho y hay una comunidad jurídica que está entendiendo hacia dónde va el mundo".

En ese sentido, advierte que los jóvenes vienen con otra formación y alaba su sentido crítico. "La gracia de los millennials es que no creen lo que tu estás diciendo porque eres la autoridad,  ellos lo que piden es que la norma los convenza... La mirada millennial que es una mirada crítica, tienen una viveza más aguda de ver las cosas y a mi me gusta lo diverso, no le hago asco el tatuaje, porque necesito un tatuaje para entender el mundo", puntualiza.

 

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