Entre Códigos

DF Constitucional | El experimento de una convención mixta

Las experiencias más parecidas a la propuesta en Chile se han dado en Australia e Irlanda. De implementarse, el país marcaría un nuevo paradigma en materia constitucional.

Por: Marcela Vélez-Plickert | Publicado: Lunes 24 de febrero de 2020 a las 04:00 hrs.
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El proceso político que vive Chile es novedoso por varios motivos. Hay pocos o ningún registro de reformas constitucionales en que los ciudadanos hayan votado en un plebiscito de entrada, escogido el órgano a cargo de la reforma, electo a los convencionales constituyentes y ratificado el texto final. Todo, en un mismo proceso.

No sólo eso. La figura de la convención mixta, tal como ha sido propuesta en Chile, también es bastante innovadora. Una convención con 172 constituyentes, la mitad de ellos electos entre los miembros del Congreso, y la otra mitad electos por voto popular bajo el mismo sistema electoral que rige para escoger parlamentarios.

Buscando referentes

Los referentes más cercanos a esta fórmula son las convenciones, también mixtas, implementadas en Australia (1998) e Irlanda (2012). Pero en el caso australiano, la mitad de los 152 delegados fue escogida por voto popular voluntario, y la otra mitad por el gobierno federal entre parlamentarios y representantes de diversos territorios.

El caso irlandés también difiere del modelo propuesto en Chile. La convención, que tuvo a su cargo hacer propuestas de reformas y no escribir el texto, estuvo compuesta por 99 miembros. De ellos, 33 eran representantes escogidos de forma independiente por cada partido político; los otros 66 fueron ciudadanos, escogidos por una empresa independiente, que trató de replicar la composición de la sociedad en cuanto a edad, sexo e ingresos. Un estudio de David Farrell, de University College Dublin, determinó que excepto por un freno a cambios importantes en materia electoral, los parlamentarios no habrían ejercido un dominio sobre los delegados “no políticos”.

Para Alexander Hudson, investigador del Instituto Max Planck, al igual que estas experiencias, la propuesta en Chile se enmarca en una tendencia que se puede rastrear desde hace tres décadas, y que busca aumentar la participación ciudadana en la elaboración de las constituciones. “Ahora es casi impensable que una Constitución se redacte sin una participación significativa de la ciudadanía”, afirma.

Una tendencia que es consecuencia de otro fenómeno: el descrédito o la desconfianza en los partidos políticos. “La mayor participación ciudadana no tendría un mayor impacto en el resultado del texto, pero sí en un aumento de la legitimidad del proceso”, agrega Hudson desde Alemania.

Estrategia “conservadora”

En el caso chileno, contrario a lo que sucedió en Irlanda o Australia, la propuesta de la convención mixta habría surgido desde los sectores más conservadores del Congreso. Así lo recuerda Pamela Figueroa, quien participó en la coordinación del proceso constituyente impulsado por el gobierno de Michelle Bachelet.

La idea de la instancia mixta habría surgido ante la resistencia de parte de los legisladores de entregar todo el poder constituyente a otra instancia fuera del Congreso. “Fue una especie de mitad de camino entre el Congreso y una Asamblea Constituyente, o convención 100% electa”, explica Figueroa, profesora de la Usach y exintegrante de la Comisión Técnica que dio forma al proceso tras el acuerdo de los partidos políticos en noviembre.

Fue en esa instancia en que se recuperó la figura de la convención mixta discutida durante el frustrado proceso de reforma de 2016. Pero hay críticas. “De la lectura del acuerdo del 15 de noviembre es evidente que la Convención Mixta estuvo insuficientemente pensada, un modelo electoral no es un sistema que puedas simplemente dividir por la mitad ni un Parlamento lo puedes vaciar durante todo un año y deje de legislar. Estas cuestiones fueron abordadas por la Comisión Técnica lo mejor que pudo, pero me parece que aún es una propuesta deficitaria”, afirma Sebastián Aylwin, quien también integró la Comisión.

Aylwin cuestiona, además, que no se haya modificado el sistema electoral para escoger a los constituyentes, en cualquiera de las dos instancias. “El sistema de elección de diputados para generar la Convención completamente elegida también es inédito, debido a que en la experiencia comparada la regla general es que crear un sistema electoral especial para la ocasión”, explica.

La consecuencia probable es que entre los ciudadanos electos (no diputados) dominen también políticos profesionales, exdiputados, o cercanos a los partidos. En respuesta, plantea Figueroa, si los partidos políticos quieren recuperar la confianza de la ciudadanía, deberían abrir los cupos a gente nueva y respaldar a candidatos independientes. Esto permitiría aumentar la legitimidad de una eventual Convención Mixta.

Una instancia que, en otras condiciones, -afirma Figueroa- con un Congreso no tan desprestigiado como el chileno, sería una buena fórmula para integrar la voz de la ciudadanía y el mundo político en la gestión de un cambio constitucional.

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