Andrónico Luksic: su nueva vida en Villa O´Higgins
En marzo y cuando empezó la pandemia, Andrónico Luksic optó por quedarse un par de semanas en su campo, Las Margaritas, en Villa O´Higgins. Sin planificarlo, la estadía se extendió: va a cumplir 10 meses viviendo junto a su mujer Rocío González en Aysén.
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La segunda semana de octubre el sindicato de CCU organizó una reunión ampliada a la que asistió por Zoom el presidente de la compañía, Andrónico Luksic. El empresario conversó con los trabajadores de temas relacionados al trabajo remoto, entre otros asuntos de la contingencia sanitaria del Covid-19.
Durante el encuentro, uno de los asistentes reparó en el "look" del controlador de Quiñenco: no fue el chaleco de lana patagónico lo que le llamó la atención. Sino el pelo, atado con un moño, lo que le sorprendió ese día. "Don Andrónico, está con el pelo largo", le comentó por la pantalla. Luksic río. Dio media vuelta y exhibió orgulloso su peinado. "Estoy viviendo en Villa O´Higgins desde febrero. Y no tengo ningún interés en cortármelo", confesó.
Es la nueva realidad del empresario, quien va a cumplir diez meses instalado en Aysén, localidad donde es vecino desde el 2002, año que compró la hacienda Las Margaritas tras enamorarse de la zona durante un paseo en moto a principios de la década. Desde entonces suele instalarse ahí –un terreno de unas 30 mil hectáreas– durante las Fiestas Patrias y en los veranos, llega los primeros días de febrero y se queda todo el mes con parte del clan Luksic, integrado por sus cinco hijos y familias.
Este año su estadía ahí se extendió: empezó la pandemia en marzo y el controlador de Quiñeneco decidió no volver a Santiago para alejarse del Covid-19. Sin sospecharlo –creyó que sería solo un par de semanas–, terminó refugiándose indefinidamente en la XI Región junto a su mujer Rocío González.
No han puesto un pie en la capital. Tampoco ha visto a sus hijos, a su madre, Iris Fontbona, ni a los colaboradores de las empresas del Grupo. No tiene intenciones de volver luego. Por el contrario, está pensando cambiar su domicilio a esa comuna y así poder votar ahí –en vez de Las Condes, donde está inscrito– para las elecciones de los 155 constituyentes en abril, ya que aunque estuvo muy metido en la contingencia por el Plebiscito, no pudo sufragar el domingo pasado.
Hasta último minuto tenía planes de venir a Santiago, pero al final desechó la idea porque Villa O´Higgins no han habido contagios durante la pandemia y no quieren exponer a la comunidad: era inevitable que en su local de votación más de alguno le pidiera una selfie, o le diera la mano. O que se "pescara el bicho", como suele referirse al Covid-19, virus al que suele repetir que le tiene gran respeto, por ahí.
Durante su rutina alterna reuniones de negocios de sus empresas, con trabajos y asesorías que está dando a Villa O´Higgins. "Es nuestro nuevo vecino", dice el alcalde Roberto Recabal.
Llega Netflix y Zoom
Cuenta Hans Silva que eran cerca de las 3:30 pm de un sábado de julio cuando escuchó el grito. "Estaba cayendo el sol, y a esa hora, mientras picaba leña afuera de mi casa, pasó un vehículo. Frenó y su conductor me habló desde su ventana", relata el geógrafo, director de la compañía de Bomberos y ex presidente de la Cámara de Comercio de Villa O´Higgins. Quien manejaba la camioneta gris era Andrónico Luksic.
"Vamos a tomarnos un café acá al lado", le señaló Luksic desde su auto. De copiloto, iba Rocío. Ese día, en plena escarcha, relata Silva, hacían -10°C en esa zona Aysén, en la que habitan cerca de 500 personas y donde Luksic tiene un fundo a 20 kilómetros, unos 25 minutos, del pueblo. "Nos fuimos a tomar un café al Norweste para capear al frío", recuerda el vecino. La duela del local, ubicado en la calle Teniente Merino, frente al aeródromo –y donde se suelen comer dulces chilenos, café en grano y almuerzos express– abrió el recinto para que ambos pudieran conversar.
"Me dijo que había estado hablado con mujeres apoderadas del colegio y que estaban preocupadas porque sus hijos no podían cumplir con sus tareas porque no podían conectarse a las clases. Y así, durante una conversación que se extendió por más de dos horas, proyectamos cómo solucionar ese obstáculo que perjudica a villa", relata Silva.
"El tema de las comunicaciones es la principal brecha, le dije entonces. Yo tengo a mi hija en Santiago y no la puedo traer porque acá no puede estudiar. Mi vecino me decía que su hija lloraba porque no puede cumplir. Es una desgracia, pero sabemos que hay soluciones, que se habla en todos lados de la fibra óptica", le señaló Silva al empresario mientras tomaban un café doble y galletas con mermelada. Luksic pidió entonces que le hicieran una propuesta concreta, estudiada y con soluciones probables.
"Me acuerdo que justo su señora intentaba mandar mensajes por WhatsApp y no lo lograba. Estaban viviendo lo que nos sucede a diario", dice.
El lunes siguiente, Rocío le escribió un mensaje de texto señalándole a Silva que Luksic necesitaba respuesta urgente, pues ese día tendría reunión con "alguien" de Entel, compañía que provee el servicio a la zona. "Explícame bien", le señaló el empresario, quien, esa tarde sostendría una larga conversación con Antonio Büchi, presidente de la firma y hermano de Hernán Büchi, miembro del directorio de Quiñenco.
Dos semanas después, el 5 de agosto, cuentan los vecinos, se vio llegar una camioneta de la firma de telecomunicaciones a la zona donde están las antenas parabólicas. Esa misma noche la telefonía cambió: se amplió la capacidad de recepción satelital de 20 a 40 Mbps e instalaron nuevos equipos para recibir el mayor ancho de banda disponible.
Fue todo un suceso en "la villa": la noticia copó la portada de diarios y sitios web locales –como el periódico comunal Villa O´Higgins – y, cuenta Silva "conocimos el Zoom, el Netflix, y plataformas que antes no nos daba, y que en esta época de pandemia, lo son todo".
Por el teléfono, Hans Silva reflexiona: "En estos meses don Andrónico ha tenido un acercamiento importante con nosotros, él ya entiende el pueblo, está un experto, porque ha empezado a sentir lo cotidiano, lo que nos pasa a todos". Incluso, añade otro vecino, y "aunque su casa es de buena construcción, el frío hizo que se congelaran sus cañerías y se quedó sin agua caliente por unos días. Pero nos dijo que se las arreglaba porque siempre le había gustado la ducha helada".
La leña y los almuerzos
Todos los sábados tiene que despertarse temprano. A las 10 am comienza la reunión en el campo con los trabajadores. Luksic armó un comité ejecutivo en el que participan su mujer y dos colaboradores cercanos Javier Levineri y Sergio Saldivia (en la foto), quienes viven en Las Margaritas: el primero está a cargo de contratos y pagos, mientras que al segundo lo nombró administrador general. Juntos recorren hasta las 1 pm –a caballo, en moto cuatro ruedas o en su camioneta, dependiendo el clima– toda la estancia y los trabajos que ahí se están realizando. En estos meses el empresario encargó cercar todo su perímetro y la construcción de cuatro grandes galpones para acopiar leña. Según cuenta el alcalde, quien se reúne con
Luksic cada 15 días en su fundo, en la casa del edil o en la municipalidad para hablar de la comuna, esa ha sido una forma de dar trabajo a la comunidad. "Nos está ayudando con su experiencia a sacarle partido a nuestra tierra para no sólo depender del ganado, que tiene una estacionalidad muy corta, de diciembre a marzo", relata el edil.
El empresario vio en la leña una oportunidad de generar una nueva fuente de trabajo. Y recomendó subir el precio del kilo de troncos de $16 mil a $18 mil y aunque está juntando una cantidad da madera enorme, lo ve como un ejercicio para impulsarlos a generar nuevos ingresos y no como un acto beneficencia. Por eso también sumó a su lote de animales (tres toros y 60 vacas), dos bovinos Black Angus, raza reconocida en el mundo por la buena calidad de su carne: quiere que la comunidad tenga acceso a estos vacunos para poder desarrollar ese negocio.
La idea es crear un espacio de conversación y, dar trabajo a los emprendedores que tienen locales de comida. Después del evento suele pedir el teléfono o tarjeta de presentación a los dueños del lugar, y les encarga preparaciones para su casa. Además, a diferencia de años anteriores en los que se abastecía con lo que traía en coolers en su avión desde Santiago, este año han tenido que comer lo que pillan en el pueblo y lo que cosechan en su invernadero.
Algo similar ocurre en el rubro gastronómico: organiza almuerzos quincenales con vecinos, con quienes va rotando en uno de los tres restaurantes de la comuna: el último encuentro fue en "El Campanario" y comieron empanadas de locos y carne. La idea es crear un espacio de conversación y, dar trabajo a los emprendedores.
"También conocernos más, escuchar inquietudes y pasarlo bien. Tomamos y comemos todos juntos", relata un vecino. Después del evento suele pedir el teléfono a los dueños y les encarga preparaciones para su casa. Además, a diferencia de años anteriores en los que se abastecía con lo que traía en coolers en su avión desde Santiago, este año han comido lo que pillan en los cuatro almacenes del pueblo y lo que cosechan en su invernadero. Lo mismo con su closet: se viste con lo que llevó en febrero y con una que otra compra autóctona.
Se le ve feliz y ha dicho que se siente "muy libre" en el sur: maneja solo y deambula por el pueblo con total naturalidad. Los vecinos, además, suelen invitarlos a asados en sus casas. Ahí, en más de una ocasión les ha confesado que es algo hipocondríaco y que tiene "harto respeto" al virus.
El plan de abrir las tierras
La relación entre Luksic y los vecinos no siempre fue así de buena. En 2012 planeaba armar una iniciativa de conservación con huemules y negoció con Bienes Nacionales la concesión de un predio fiscal de 12 mil hectáreas -llamado Río Azul- que colinda con Argentina y que era clave para consolidar la iniciativa. Ese verano, y en señal de protesta, un grupo de vecinos se apostó en el aeródromo y no dejó que su avión despegara. Para el empresario fue el punto de inflexión de su relación con Villa O'Higgins. Ese día agendó una reunión con los vecinos y, al comprobar la oposición a su iniciativa, desechó la idea. Hoy en el predio circulan huemules, que protege "naturalmente" en su campo, pero no retomó el proyecto. "Ahora cada vez que adquiere tierras, estamos al tanto de para qué y por qué", cuenta Silva, quien fue uno de los duros opositores.
En total, Luksic tiene 12 predios y actualmente se desarrolla un proceso de partición en el paño El Azul, donde Luksic se quedó con las puntas de cerro, mientras que los otros comuneros se repartieron la orilla de río ("soy del norte, me gustan las rocas", se le escucha decir). Aún no tiene claro qué va a hacer ahí, porque según cuenta Fidel García, abogado de Coyhaique que ve sus adquisiciones en la zona, aún hay temas judiciales por resolver. En Santiago, el que está a cargo de Las Margaritas es Rodrigo Terré, su asesor que administra sus negocios personales (Inversiones Consolidadas).
De todos modos ha comentado que tiene planes de abrir parte de sus tierras a la comunidad. "Pero lo quiero hacer bien, asegurándonos de que, por la geografía, no haya riesgos para nadie", ha señalado a algunos vecinos.
¿Presidente?
Lo que está claro es que las asperezas quedaron de lado. De hecho él ahora es parte de la junta de vecinos N°1, mientras Rocío es de la N°2. "Ojalá todos los pueblos tuvieran un vecino como Andrónico Luksic. Lo estamos proponiendo para presidente de la junta", adelanta el edil, quien añade que a partir del 2021 comprometió una inyección de capital para que el único colegio de la zona, el Liceo Pioneros del Sur –al cual financia hace años su viaje de estudios de octavo básico–, pueda continuar su operación y llegar a cuarto medio, además de regalar desde hace cuatro años los fuegos artificiales –los únicos que hay en Aysén– de fin de año.
A su vez, financió la elaboración de una escultura en homenaje al Teniente Hernán Merino, encargada a la artista Pamela Galleguillos en Santiago –hay una igual que hizo en la municipalidad de Vitacura–, y que debiera llegar estos días a la comuna. "Es un admirador de Carabineros y por su experiencia como montañista, he conocido pasos fronterizos de Chile y admira mucho los que hacen ese labor", relatan de su entorno.
Más conectado que nunca
Todos los lunes, a las 8 am empieza la reunión con los gerentes de las empresas: Banco de Chile, CCU, Sudamericana de Vapores, Enex, Nexans. Era la pauta establecida en tiempos pre Covid en Quiñenco, y se mantuvo estos meses. Al principio a los ejecutivos les sorprendía su "pinta", pero ya es costumbre verlo con chalecos de lana. Se instala en un pequeño escritorio de madera que tiene en el living de su casa y de fondo, suele verse la chimenea prendida.
Pese a la lejanía y los 2.500 kilómetros de distancia, Luksic está más conectado que nunca. Antes solía viajar por el mundo cerca de 5 meses y medio al año para controlar los negocios (o armar nuevos). Y ahora, por primera vez, se quedó todo el año en el país. También estos días ha monitoreado el avance del concurso de emprendimiento Impulso Chileno y hace quince días asistió a la reunión con los finalistas.
Consumidor voraz de la actualidad, desde allá se ha mantenido informado de la contingencia y cuando cree que debe decir algo, lo ha hecho a través de cartas a los diarios o por las redes sociales. ¿Cómo hubiera votado? La pregunta hoy es una incógnita que ronda en Villa O'Higgins.
Las "copas" de canasta
Los vecinos que han visitado "Las Margaritas" estos días cuentan que la casa es sencilla, de troncos, y que está siempre con velas prendidas. Ahí, a las 6 de la tarde, todos los días, empiezan los torneos de canasta que esta dupla suele practicar: son 10 juegos que se extienden por dos horas y media. Tienen un cuaderno histórico en el que llevan anotadas las copas que han disputado, hay una que se titula "Massachussets", por la cirugía de espalda a la que él fue sometido hace un año en EEUU y, en 2020, más de alguna copa debe haber sido bautizada aludiendo a la pandemia.
El campo tiene acceso a borde de lagos (O'Higgins, Claro, Briceño y Cisnes) y cuenta con botes a motor en los que Andrónico Luksic sale a pescar. Planea ver a su familia este verano y compartir con ellos todo lo que ha estado trabajando este año, tiempo en el que suele repetir, ha aplicado con productores locales, todo lo que él aprendió en su vida. Pero como requisito, les exigirá que lleguen con el test PCR hecho.