GeneproDX, el spin off de la UC, levanta cuarta ronda de capital para masificar su test de cáncer de tiroides
Con los recursos desarrollarán un test 2.0 que podrá ser usado en laboratorios de menor complejidad y el arribo a nuevos mercados como Francia, Italia y EEUU.
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El spin off de biotecnología de la Universidad Católica (UC), GeneproDX -que creó un test para detectar cáncer de tiroides sin necesidad de cirugía, acaba de levantar US$ 3,2 millones, recursos que destinará al desarrollo de un test 2.0 y a la llegada a nuevos mercados.
La operación fue liderada por la multinacional belga de diagnóstico molecular, Biocartis, que aportó US$ 1,4 millones, mientras el resto provino de los accionistas de GeneproDX. Se trata de una nota convertible -instrumento de deuda a corto plazo que se transforma en acciones- la que permitirá que la compañía belga adquiera un 5% de la firma chilena en los próximos 18 a 24 meses.
GeneproDX, que nació al alero de la UC hace ocho años, desarrolló ThyroidPrint, un test de cáncer de tiroides basado en el análisis de marcadores genéticos a través de inteligencia artificial. El test ayuda a determinar si un nódulo tiroideo es benigno o maligno, sin necesidad de cirugía y evita la suplementación permanente con hormona tiroidea.
Hace un año la empresa fundada por el doctor Hernán González, firmó una alianza con Biocartis para que los kits de testeo fueran distribuidos a nivel internacional. A la fecha, han sido aplicados en Latinoamérica y España, en más de 400 pacientes a nivel comercial, ya no como pruebas, evitando alrededor de 70% de cirugías innecesarias. En los próximos meses se espera que arribe a Francia, Italia y Estados Unidos.
“El propósito del levantamiento es construir una versión 2.0 del test para que pueda usarse en cualquier laboratorio. El vehículo de escalamiento será la plataforma de Biocartis (Idylla), que está presente en más del mil laboratorios del mundo. Una vez que el nuevo kit esté disponible, podrá usarse en todos esos laboratorios”, explica González.
La nueva versión disminuirá la entrega de resultados de 72 horas a dos horas y media y permitirá que el kit sea utilizado en laboratorios de menor complejidad técnica. “Cualquier laboratorio sencillo en el mundo lo podrá tener disponible, ya que será un test común, lo que amplifica el acceso, sin la necesidad de tener una infraestructura compleja”, dice.
Con esta nueva inversión suma un total de US$ 10 millones a la fecha. La primera fue en 2015, una ronda semilla de US$ 2,2 millones, en colaboración con un family office y la UC; seguido de US$ 3,3 millones con el fondo Alerce; y hace un par de años consiguieron US$ 1,2 millones con sus accionistas.
Investigación y desarrollo
González comenta que en estos momentos están trabajando en el desarrollo del kit 2.0, cuyo prototipo esperan tener listo a fin de año. Tras esto buscarán la validación clínica a mediados de 2022, para presentar la documentación a la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU), que tardaría cerca de un semestre en dar la aprobación.
“Estamos haciendo un estudio clínico internacional en ocho centros de investigación de Europa, Estados Unidos y Sudamérica y la gestión del ensayo la conduzco desde Chile. Esto permitirá crear la evidencia final necesaria para el uso global del kit y lograr la cobertura de los sistemas de salud”, señala González.
Sobre la salida al mercado del test 2.0, el doctor estima que podría estar en Europa en 12 meses y en EEUU en 18 meses. “Existen distintas instancias de certificación, la de la FDA es la más larga, en cambio en la Unión Europea con la CE (Conformité Européenne), que es igual de exigente, pero el proceso no demora tanto”, afirma.
Invertir en Pandemia
Respecto de las dificultades de levantar capital internacional en medio de una pandemia global, González señala que “no fue tan difícil, aunque muchas personas nos decían que habían menos oportunidades” e incluso, tuvo una sobredemanda por el porcentaje que no cubrió la multinacional belga.
No obstante, aclara que las anteriores rondas de levantamiento de capital fueron complejas, dado, que en general, los emprendimientos de biotecnología son difíciles de entender para los inversionistas. “Contar con el apoyo de Biocartis nos dio un respaldo y eso se debe a que vieron que pasamos distintos niveles, que tenemos un flujo de caja positivo y que no hay riesgo de quebrar como muchas startups, más la proyección global que nos ven”, señala González.
Añade que tras la firma con Biocartis, GeneproDX alcanzó una valorización de US$ 65 millones, con proyecciones para aumentarla a US$ 120 millones una vez que terminen los nuevos kits.