Marketing
La diversidad como combustible del pensamiento crítico
Como parte de nuestra alianza “Estrategas” con APG, Camila Alarma -directora de Planning en Moov- reflexiona sobre la importancia de cuestionarse, conocer diferentes puntos de vista y evolucionar dentro de los equipos.
Por: Camila Alarma, directora de Planning en Moov.
Publicado: Jueves 20 de febrero de 2025 a las 15:10 hrs.
Camila Alarma, directora de Planning en Moov.
Históricamente ha sido relevante poder contar con diversos puntos de vista para enriquecer el propio, desde el aprendizaje, la reflexión o incluso el debate. Sin embargo, el escenario polarizado que estamos transitando como sociedad aparentemente nos ha nublado la visión, generando que estemos cada vez más absortos en el cómodo territorio de lo conocido y sabido, dificultando también nuestro crecimiento y desarrollo.
Las marcas, empresas, agencias y el mundo de las comunicaciones en general también se ha visto arrastrado por la misma corriente del blanco o negro, donde elegimos la comodidad de rodearnos de un entorno homogeneo con un background compartido antes que pasar por el inconveniente de buscar nuevas soluciones para adaptarnos a otros. Lamentablemente, con ello también vamos pasando por alto las abundantes gamas de gris que están entremedio, esas en las que habitan los puntos de inflexión en los que conectamos con otros independiente de en qué lado estemos.
Esta premisa hace que hoy sea imperativo no solo poner en práctica nuestro pensamiento crítico, aquel que nos hace dudar de afirmaciones ya establecidas como verdades, sino también que sea alimentado constantemente, yendo más allá de lo que nos es cómodo o incluso lógico.
Y aunque suene cliché, el primer paso y más importante para enfrentar la situación, es partir por casa. La colaboración entre equipos diversos es una poderosa herramienta que quizás ha sido infravalorada entre cuoteos e imposiciones, pero innegablemente entre más opiniones, vivencias y experiencias podamos tener desde un comienzo, más abiertos estamos a percibir otras realidades fuera de las que habíamos imaginado.
En algún momento de mi carrera recuerdo a un profesor decir frente a la clase: “ustedes como publicistas deben tener un mar de conocimiento de un centímetro de profundidad”. Si bien, sería soberbio creer que el conocimiento adquirido en tiempo récord sobre distintas industrias para enfrentar licitaciones o desafíos comunicacionales tiene una vasta profundidad, sí creo que parte de nuestro rol estratégico es adentrarnos en las profundidades y ver el detalle que se esconde detrás de cifras, promedios y reportes.
Esa profundidad que hoy nos brinda la conjunción de distintas herramientas; la conversación al compartir experiencias entre los miembros de un equipo diverso, la revisión de estudios nacionales e internacionales, la observación del contexto de compra en el cual está inmerso el grupo objetivo, así como la conversación con integrantes del mismo y, por supuesto, aquello que sucede en el ecosistema digital, espacio en el que estamos pasando cada vez más tiempo compartiendo distintas facetas de nuestro ser, y que permite una apertura como ninguna otra en tiempos acotados.
La misma profundidad que por distintos motivos muchas veces pasamos por alto, y que un equipo diverso compuesto de personas con distintas sensibilidades podría aportar a detener el peligroso patrón de mantenernos en lo que conocemos. En mi experiencia, solo al haber trabajado con equipos mixtos y diversos en la mayor cantidad de aristas posibles es que hemos descubierto hallazgos realmente relevantes, tanto en espacios más polémicos como son las problemáticas sociales, como en esas industrias en las cuales pareciera “estar todo dicho”. Contar con la perspectiva femenina y masculina frente a la violencia de género fue clave para encontrar un mensaje pertinente para ambos, así como contar con distintas tipologías familiares lo fue para descubrir el espacio de oportunidad que podía tener una marca de muebles, incluso el debate interno entre amantes y detractores de una marca nos permitió identificar con claridad aquello que la diferenciaba en su categoría.
Como comunicadores somos responsables del mensaje que entregamos así como de cómo lo entregamos porque, queriéndolo o no, creamos realidad mediante la representación de la misma y la única forma de hacerlo correctamente es detectando nuestros sesgos, adentrándonos en las profundidades de las herramientas que tenemos a disposición y sobre todo construyendo equipos diversos en una cultura de colaboración.
Aunque es más común de lo que era 10 años atrás contar con mujeres en las distintas áreas del rubro así como usando espacios de jefatura, la contratación es solo el punto de partida, ya que todavía nos queda un largo camino por recorrer para que la diversidad en los equipos sea una realidad transversal. Ésta no debe entenderse solo como una cuota a llenar, sino como una fuente indispensable de cuestionamiento y evolución, puesto que los equipos diversos no solo amplían la perspectiva sobre el mundo que intentamos comunicar, sino que además desafían la inercia del pensamiento único, obligándonos a construir desde la divergencia y la multiplicidad de experiencias.
Por el momento la invitación es a formar equipos diversos, adentrarnos en las profundidades, cuestionarnos constantemente y tomar los espacios de tensión que surgen de la diversidad para estresar nuestros sesgos, reconociendo que en esa fricción se encuentra la verdadera innovación y el verdadero pensamiento crítico.
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