La caída de los precios del petróleo, la desaceleración del crecimiento y la crisis de Petrobras dejaron las cuentas del estado de Río de Janeiro en problemas. En enero, en su primer día de mandato, el gobernador Luiz Fernando Pezao anunció un paquete de recortes por 4.500 millones de reales (US$ 1.440 millones) este año. El plan es reducir gastos y llevar a la Justicia a las empresas morosas.
A pesar de los esfuerzos, las agencias calificadoras hacen llamados de alerta por el crecimiento de la deuda del Palacio Guanabara. Para Standard & Poor's, la falta de alternativas para aumentar los ingresos y el crecimiento de la deuda ponen la calificación estatal -que tiene grado de inversión- en perspectiva negativa.
Según la agencia, el estado tiene capacidad limitada para reducir gastos operacionales. La analista de S&P Daniela Brandazza afirma que "la expectativa es que la deuda aumente en los próximos años por las necesidades de financiamiento de infraestructura a 2016. Brandazza agrega que las cuentas de Río muestran un deterioro, con los "gastos operacionales creciendo a un ritmo más rápido que los ingresos". La agencia realizará una nueva evaluación entre septiembre y octubre.
Para el director de finanzas públicas de Fitch, Paulo Fugulin, "el tema del recorte de la inversión es parte del ajuste que los estados pueden aplicar para afrontar la menor recaudación. Las unidades, han reducido las inversiones autofinanciadas". Fitch afirma que sigue de cerca la situación de Río. "El riesgo siempre existe, tanto de rebajas como de alzas en el rating", dice Fugulin.
En un comunicado, la agencia afirmó que "las dificultades económicas son peores de lo que muchos esperaban y elevan la aversión al riesgo de los inversionistas privados". En el caso de Río hay un agravante: la caída en la recaudación de royalties por exploración de petróleo. Pero al contrario de S&P, Fitch señala que los estados tienen un amplio arsenal para revertir la situación negativa".