Dueño de la octava fortuna más grande del mundo hace apenas tres años, el empresario Eike Batista es ahora un hombre de US$ 5 millones. En marzo de 2012, tenía un patrimonio neto de US$ 34.500 millones. Lo que posee hoy ciertamente lo coloca al tope de la pirámide de ingresos en Brasil, pero es menos, mucho menos que lo que tuvo en el apogeo de su carrera empresarial. Su plan era ser el más rico del planeta.
"Probablemente hoy estoy, en términos netos, con un patrimonio negativo de US$ 1.000 millones. Pero existe la posibilidad de que me recupere, porque esos proyectos van a crecer. En teoría, estoy en cero", afirmó el empresario, en entrevista con Valor. Los US$ 5 millones es lo que recibe anualmente de Mubadala, el fondo soberano de Abu Dabi, su socio desde 2012.
Cuando habla de "oportunidad", el empresario parece creer en la posibilidad de recuperar al menos parte de sus empresas, donde hoy tiene participaciones minoritarias.
En la reestructuración de las compañías, Mubadala se quedó con el negocio principal. El empresario puede volver una vez que llegue a acuerdo con socios con dinero para invertir.
El problema de Batista es que no tiene más crédito en los bancos. A partir de ahora, el dinero proviene sólo de fondos de capital privado. "En el futuro, voy a conseguir dinero de estos fondos. Son inversionistas a largo plazo", aseguró.
En esta entrevista, acompañado por los abogados Marcelo Fontes y Flavio Galdino, que le impidieron hacer cualquier comentario sobre la acción judicial en su contra sobre la acusación de uso de información privilegiada, Batista reconoce algunos de los errores que cometió y advierte que pronto estará de vuelta con nuevos negocios.
En la categoría de errores, dice que se arrepiente de haber invertido en petróleo después de pasar dos décadas buscando oro y mineral de hierro, donde salió con una fortuna de US$ 1.000 millones a finales de los '90.
Él recuerda la inversión que hizo, junto a la empresa canadiense TVX Oro, para explorar oro en el desierto de Atacama en Chile, donde no había ni electricidad ni agua. "Esa imagen del desierto de Atacama, a cuatro mil metros de altura, allí, sí, era un desafío. Ahora, ¿perforar aquí frente a Río de Janeiro? Eso para mí era 'pan comido'", dijo.
Otro error admitido fue haber montado todos sus negocios en la bolsa, en lugar de haber buscado más socios a través de fondos de capital privado. Tampoco debió concentrar la mayor parte del capital de las firmas, especialmente el del crudo, en sus manos. Con esto, no diluyó los riesgos, típicos de la actividad petrolera.
Mientras se refería a los peores momentos de su imperio y el posible regreso, Batista completaba las respuestas con la expresión "I'll be back" ("volveré"), frase famosa asociada con el actor Arnold Schwarzenegger, protagonista de "Terminator".