Por J. Chaffin en Bruselas, J. Cienski en Varsovia y C. MacCarthy en Copenhage
Las esperanzas franco-alemanas para un nuevo tratado que una más fuertemente a las economías de la región quedó bajo cuestionamiento ayer, luego de que varios líderes de la Unión Europea advirtieran sobre las dificultades para impulsar un pacto de gran alcance a través de sus parlamentos.
La presión fue mayor en los países que no integran la eurozona, donde al menos cuatro gobiernos advirtieron que el texto preciso determinará si ellos se sumarán o no al veto de Reino Unido.
Las autoridades en varios de esos países dijeron que su preocupación más urgente era si las normas que dan a Bruselas poderes sobre las políticas de presupuestos nacionales serán vinculantes para los gobiernos de la eurozona o para todos los signatarios.
“Ahora, no hay mucho más que una página en blanco e incluso el nombre del futuro tratado podría cambiar”, dijo Petr Necas, el premier checo.
Incluso dentro de los 17 miembros de la eurozona, surgieron divisiones, con los líderes de la oposición en Irlanda llamando al primer ministro, Enda Kenny, a convocar a un referéndum, donde seguramente sería rechazado. En Holanda, en tanto, los partidos de oposición cuestionaron duramente al gobierno de Mark Rutte, por su manejo del acuerdo.
“Necesitamos obtener cierta claridad sobre qué incluirá este tratado”, aseguró un diplomático senior en Bruselas. “Hay tantas preguntas sin respuestas”.
Los líderes europeos han insistido en que el fundamento del pacto no podrán ajustarse a la medida para superar consultas nacionales o parlamentarias, pero las crecientes preguntas sobre los capitales nacionales podrían obligarlos a retractarse.
El euro se desplomó a su menor nivel contra el dólar desde enero. Ha estado cayendo desde el viernes en medio de la decepción respecto al resultado de la reunión de la UE. Los operadores dicen que una baja temporal en la liquidez del mercado exacerbó las caídas.
“Los inversionistas esperaban probablemente para ver cómo se asentaba el polvo después de la reunión. Ahora, están mirando el interior de la política y viendo que está vacía”, dijo Steven Englander un analista en Citi.
Los líderes franceses y alemanes han dicho que esperan que el nuevo tratado, además de consagrar las duras normas de presupuesto y los castigos para los gobiernos derrochadores, también alcanzaría otras facetas de políticas, incluyendo impuestos y regulación. Hungría, Suecia y Dinamarca tienen dudas o enfrentan dificultades políticas de pasar el acuerdo a través de sus legislaturas.