Por Simon Rabinovitch
en Beijing
Dominique Strauss-Kahn, ex director gerente del Fondo Monetario Internacional, ha hecho un desafiante retorno a la vida pública, advirtiendo que los líderes europeos se niegan a aceptar la crisis económica del continente y tienen sólo semanas para conseguir soluciones reales.
Ayer, como orador en una conferencia en Beijing, Dominique Strauss-Kahn, realizó su primer discurso formal desde que enfrentó los cargos, que después se retiraron, de intento de violación de una mucama en un hotel en mayo, lo que lo llevó a renunciar a su puesto.
Strauss-Kahn no hizo comentarios sobre su experiencia personal. En vez de eso, habló por cerca de una hora sobre los problemas que afectan a la economía global. Sonaba dominando los temas, como cuando estaba en el FMI, pero prescindió de sutilezas diplomáticas al diagnosticar los males de Europa.
“Hoy parece una crisis de deuda. Más que eso, es una crisis de crecimiento. Detrás de una crisis de crecimiento, hay una crisis de liderazgo”, indicó.
Sobre Alemania y Francia dijo que la historia de la UE probaba que estos dos países necesitaban cooperar de cerca si es que habrá algún progreso, pero que los actuales líderes no estaban conectados.
“El problema es que ellos no tienen exactamente la misma visión y no estoy muy seguro de que Merkel y Sarkozy se entiendan claramente el uno con el otro”, comentó. Añadió que los líderes europeos habían subestimado la severidad de la crisis y cometido repetidos errores al enfocarse en recortar la deuda a expensas del crecimiento. “El problema es que ellos están aún en una fase de negación”.
Strauss-Kahn desestimó los alcances de la cumbre de la UE, diciendo que era “uno más de los elementos, que día a día, van minando lo que queda de la confianza que los inversionistas podrían tener aún en los políticos”.
Comentó que los líderes habían fracasado en comprometerse a cualquiera de las reformas fundamentales necesarias para poner a la eurozona de vuelta en el camino correcto: no hubo unión fiscal, banco de última instancia, política monetaria expansiva y ningún cambio a la política estructural.
Strauss-Kahn dijo que el cortafuergo para evitar la propagación de la crisis “no existe realmente”. El mecanismo de estabilidad de 500.000 millones de euros sería operacional sólo en meses, “cuando el tema es un asunto de semanas”.