Por Leslie Hook en Beijing
Miles de trabajadores de una planta de LG Display en el este de China se declararon en huelga esta semana para exigir un mayor bono de fin de año, un ejemplo de las protestas laborales que se multiplican en el país.
La tarde del miércoles, la disputa de tres días que involucra unas 8.000 personas y forzó la suspensión parcial de la producción en la planta de Nanjing, parecía estar cerca de una solución.
El aumento del fenómeno es atribuido al debilitamiento de la economía global, que ha impulsado a las empresas a recortar salarios y beneficios, lo que junto a la falta de trabajo y aumento del costo de vida ha forzado a los empleados a presionar por mejores salarios y condiciones de trabajo.
“El así llamado modelo laboral barato ha creado muchos problemas y ya no funciona”, dice el analista de Barclays Capital, Kirk Yang. “La mentalidad (de los obreros) ha cambiado mucho. Hace cinco o diez años se sentían afortunados si conseguían un trabajo porque había una sobreoferta de fuerza laboral. Pero ahora es lo contrario, así que los trabajadores tienen más poder de negociación”.
Hay un creciente nerviosismo en Beijing debido a las crecientes protestas. En otro hecho reciente, la localidad de Wukan, en el sur de China, expulsó a las autoridades locales por una disputa de tierra y operó fuera del control del Partido Comunista durante 10 días antes de llegar a un acuerdo con el gobierno.
“La conciencia pública de democracia, igualdad y derechos se fortalece constantemente, y las demandas correspondientes están creciendo”, explica Zhu Mingguo, un funcionario que medió en Wukan. “Usan diversas vías para canalizar sus quejas, y hay una tendencia a que los conflictos se intensifiquen”.
Aunque Zhu se refiere a protestas políticas, las acciones sindicales también amenazan el poder del Partido Commnista. China tiene una central obrera nacional, pero en esencia es un brazo del gobierno y los grupos independientes están prohibidos.
En la planta de LG Display en Nanjing hubo una oferta de bono de fin de año, pero fue inferior a la suma de tres o cuatro salarios del año pasado.
La huelga comenzó el lunes y la dirección anunció el martes que duplicaría el bono a dos salarios mensuales, pero amenazó con cerrar la fábrica si los obreros no retornaban al trabajo. Los trabajadores obedecieron, informaron medios oficiales, pero también saquearon la cafetería y las oficinas. La policía además detuvo a 21 personas.
LG Display, un empresa surcoreana y el segundo fabricante mundial de dispositivos de cristal líquido, informó que se perdió parte de la producción, tal como ocurrió en una huelga de 2006.