Por Hugh Carnegy y Scheherazade Daneshkhu
Los banqueros franceses, que apenas se recuperan del cuestionamiento a su fragilidad por los mercados financieros el año pasado, ahora son atacados por François Hollande, el candidato opositor socialista para los comicios presidenciales en tres meses.
En su primera concentración masiva el domingo, Hollande calificó “al mundo de las finanzas” como su “verdadero adversario”, al que caracterizó como un imperio que “devora la mano del que le da de comer”.
Prometió que, de ser elegido, tomará medidas para “conquistar” los bancos, incluida la separación de actividades comerciales y de inversión, una prohibición de productos financieros “no vinculados a la economía real”, impedirá a los bancos franceses operar en paraísos fiscales, limitará los bonos e impondrá un gravamen “real” a todas las transacciones financieras.
El ataque de Hollande ocurre luego que el presidente Nicolas Sarkozy, superado por Hollande en los sondeos, prometiera un impuesto a las finanzas en Francia mientras busca que la eurozona adopte un tributo similar a fin de año.
El gobierno de centro derecha de Sarkozy también ha presionado a los bancos para limitar sus bonos de 2011. Además de eso, los tres principales bancos galos -BNP Paribas, Société Générale y Crédit Agricole- sufrirán un duro golpe si los acreedores privados acuerdan un recorte de deuda a los bonos griegos.
Hasta ahora, el establishment bancario ha evitado meterse en la pelea, aunque importantes figuras advierten contra una imposición unilateral del impuesto financiero.
Un alto banquero señaló que criticar a las entidades es una forma de desviar la atención de la responsabilidad de los políticos en los presupuestos y la política fiscal.
Las declaraciones de Hollande fueron un intento de afianzar su apoyo en la izquierda y de mostrar a Sarkozy como amigo de los ricos.
Atacar a los bancos es un vieja tradición de la izquierda y ampliamente popular: un 80% de los galos está a favor de regular la paga de los operadores, según Jérôme Fourquet de la encuestadora Ifop.
Tanto Sarkozy como Hollande parecen estar convencidos del impuesto a las transacciones, pero el segundo aclaró que será introducido junto a otros países europeos, mientras el mandatario ha reconocido que actuar de forma unilateral pone en riesgo al sector financiero galo.
El gobierno francés tiene un historial de ajustar las normas a favor de los bancos galos, como la ley que impone exigencias de capital a entidades que poseen aseguradoras.
En la última crisis hubo pocas reuniones con el gobierno, afirma un alto banquero, que destacó que Sarkozy ha preferido dejar los contactos al primer ministro, François Fillon.