Controversias en torno a la enorme represa hidroeléctrica Tres Gargantas -que estuvo en los titulares internacionales la semana pasada- han agitado un viejo debate en el continente acerca de pros y contras de construir represas.
Pero los ambientalistas dicen que la infrecuente admisión de Beijing de que hay aspectos negativos en el colosal proyecto, visto por muchos como el mayor elefante blanco del continente, llegó demasiado tarde, con las sombrías predicciones acerca del caos social y ambiental que causaría comenzando a hacerse realidad.
Un ejemplo actual es una de las peores sequías vistas en el continente en décadas, afectando a millones de personas en áreas a lo largo del río Yangtze. Se cree que la sequía ha sido agravada por la presa, que retiene agua durante la temporada seca para llenar su amplia reserva para generación eléctrica.
Ha sido el talón de Aquiles de todas las grandes represas. Presentadas como soluciones limpias y efectivas a la escasez energética del país, Tres Gargantas y otras mega represas han hecho lo opuesto de lo esperado por el público. Liberan agua durante la temporada lluviosa por motivos de seguridad, sacudiendo su supuesto rol moderador de inundaciones. Y, más vergonzoso, compiten por recursos hídricos limitados durante sequías prolongadas. Todo eso, sumado a deslizamientos mortales, acumulación de sedimentos, impacto ambiental devastador y problemas asociados con enormes planes de relocalización de personas.
Para los ambientalistas, la admisión del gobierno es una rara oportunidad de informar e ilustrar al público acerca del lado oscuro de la construcción de represas, que sigue siendo un tabú para la prensa en China continental. Y han llamado al gobierno central a aprender las lecciones del predicamento de las Tres Gargantas y reconsiderar su plan de reforzar el desarrollo hidroeléctrico en la próxima década.
La construcción de represas casi se detuvo a partir de 2004 debido a preocupaciones ambientales, la fuerte oposición pública y, tal vez lo más importante de todo, la intervención del premier Wen Jiabao. Pero en marzo, Beijing reveló el ambicioso objetivo de elevar en 50% la capacidad hidroeléctrica en el continente a 300.000 megawatts para 2015, haciendo de la hidroelectricidad el pilar central en su esfuerzo por incrementar la participación de las energías renovables en su matriz y reducir la dependencia del carbón.
El desarrollo hidroeléctrico ha sufrido traspiés en muchos países industriales en las últimas décadas, pero el número de represas, incluyendo aquellas en construcción, sigue surgiendo en el continente.