Por Simon Kuper
Paul Sturrock llegó al Southend, un club de la división inferior del fútbol inglés, en 2010. El primer día nueve jugadores le entregaron cartas de renuncia porque se les adeudaban salarios.
Sin embargo, Sturrock debería estar en un club mucho mayor. Es un excelente técnico. Hoy el Southend lidera la liga y podría ascender, el destino usual de los clubes de Sturrock.
Sin embargo, el fútbol no aprecia a los buenos técnicos. Aunque son celebridades modernas, aparentemente no agregan valor a sus equipos, con la excepción de algunos como Sturrock y Alex Ferguson, según un estudio sobre los entrenadores ingleses de Stefan Szymanski, profesor de economía en la Universidad de Michigan.
En general, en el fútbol el principal activo son los jugadores, no los técnicos. El mercado de jugadores, a diferencia del de entrenadores, es muy eficiente. Es fácil juzgarlos porque juegan en público. Szymanski muestra que los jugadores ganan lo que valen según su aporte a los equipos. Usualmente el equipo con los jugadores mejor pagados sale campeón, mientras aquel con los menores salarios, sale último. La correlación entre los sueldos de los jugadores y la posición en la liga es de 90%, según el promedio de los clubes en los últimos 15 años. Como dice Sturrock: “El dinero decide en qué posición terminas”.
Sin embargo, los salarios de los jugadores no explica todo, y eso deja un margen para los técnicos. La pregunta es qué entrenadores tienen un desempeño superior a lo que ganan. Citando a José Mourinho, técnico del Real Madrid: “¿Quiénes son los especiales?”.
Szymanski intentó responder esa pregunta y ayudó a entender lo buenos que son Ferguson y Arsene Wenger. En las divisiones inferiores, gente como Sturrock también es buena, pero aún así es ignorada.
El mercado de técnicos es ineficiente: algunas estrellas no son recompensadas, mientras otros mediocres logran buenos trabajos.
El problema es que es difícil juzgar a los técnicos por sus resultados o su trabajo diario. Toman la mayoría de las grandes decisiones en privado, como la contratación de un jugador, y su resultado se manifiesta mucho después.
Como los clubes pocas veces saben qué técnico es bueno, suelen reclutar aquellos que al menos lo parece. En la mentalidad británica, el técnico ideal es blanco, de edad mediana, un macho alfa con un corte conservador que solía ser un gran jugador. Tienen una personalidad, a diferencia de Sturrock, que parece más un maestro de primaria.
Sin embargo, las cosas parecen estar cambiando. Los carismáticos ex jugadores parecen estar perdiendo su monopolio como técnicos. Hoy, tres de 20 entrenadores nunca jugaron en primera división, frente a un promedio histórico de 1. Jugadores como Diego Maradona ya no son buscados por clubes serios.
Algún día, el mercado de técnicos podría ser eficiente. Aunque tal vez sea demasiado tarde para Sturrock.