Por Hugh Carnegy en París
En contraste a la resiliencia de Alemania, un alza drástica en el desempleo ha subrayado el sombrío pronóstico económico en Francia, a medida que Nicolas Sarkozy se prepara para su campaña de reelección.
Con la cesantía sobre 9% y amenazando con llegar a uno de cada diez trabajadores, el presidente llevará a cabo una “cumbre” de desempleo el próximo mes, incluyendo a empleadores y sindicatos en un intento por reducir la amenaza que enfrenta por el conflicto.
El número de los que buscan trabajo sin estar empleados subió a un máximo de 12 años de 2,85 millones en noviembre, saltando casi 30 mil en un mes y elevándose por séptimo mes consecutivo.
Las cifras, entregadas por el Ministerio del Trabajo esta semana, mostraron que otro 1,4 millón de personas en trabajos part-time buscaban empleo a tiempo completo. Esto se suma a estimaciones del Insee, la agencia nacional de estadísticas, de que Francia cayó en recesión en el actual trimestre y que volvería sólo a un flojo crecimiento el segundo trimestre del próximo año.
Los últimos indicadores del Insee para el clima de negocios en diciembre también mostraron una declinación general, liderada por la industria y los servicios. Una encuesta para el periódico Les Echos de ayer estimó que 100.000 trabajos industriales netos se habían perdido en los últimos tres años.
Es una imagen muy diferente a la creciente confianza empresarial y el desempleo en retroceso al otro lado del Rin. Esto ha obligado a Sarkozy a enfrentar el tema, antes de la elección presidencial de abril. El ministro del Trabajo del gobierno de centro-derecha, Xavier Bertrand, dijo que la cumbre del 18 de enero propondría “soluciones para una rápida implementación” dirigidas a combatir “al máximo los efectos de la crisis”.
Se espera una ráfaga de medidas dirigidas a estimular el crecimiento. Pero la atención, en su mayoría, se ha enfocado hasta ahora en acciones defensivas, como las actuales conversaciones con los sindicatos y empleadores sobre adoptar trabajos de corto plazo en lugar de despidos.
Tales medidas de emergencia ya existían y fueron mejoradas después de la crisis financiera de 2008 para ayudar a aliviar la recesión.
François Hollande, el candidato de oposición socialista que aventaja a Sarkozy en las encuestas, propuso medidas como subsidiar los trabajos para los jóvenes y emplear a más profesores. Pero, al igual que Sarkozy, su alcance está restringido por el objetivo de reducir el déficit presupuestario y la deuda pública, un compromiso que ninguno puede abandonar de frente a la actual crisis de deuda soberana.