por j. Pickford
La gente acaudalada en Francia está mirando a Londres como un refugio a los nuevos impuestos sobre las altas rentas, tras la elección presidencial gala. La retórica de “traspasárselo a los ricos” que dominó la campaña presidencial hizo subir el número de individuos que consideran cambiarse al otro lado del Canal, según los administradores de riqueza en Londres, abogados y agentes inmobiliarios que están especializándose en clientes franceses.
Según David Blanc, socio de Vestra Wealth, una gestora de bienes, las peticiones de clientes franceses subió fuertemente, 40% desde que François Hollande llamara al mundo de las finanzas su verdadero adversario.
“Definitivamente vi un fuerte interés sobre lo que podría hacerse para proteger a los activos, tanto de residentes en Francia como de franceses en Reino Unido”, sostuvo Blanc, quien es ex ejecutivo de UBS.
La perspectiva de una diáspora gala de los que ganan más fue respaldada por Knight Frank, el agente inmobiliario, que dijo que el número de usuarios online galos buscando propiedades en Londres subió 19% los últimos tres meses, comparado con un año atrás. Liam Bailey de Knight Frank dijo: “Parece que la elección hizo que un gran número de millonarios considerara sus opciones de dónde se podrían ubicar”.
El estatus de Londres como un hub financiero internacional y la proximidad a Francia lo hacen una elección natural para los profesionales franceses nerviosos por el tono hostil de la campaña. Enclaves de expatriados franceses están establecidos en áreas como Belgravia y South Kensington, las que están cerca de Lycée Français Charles de Gaulle, un conocido colegio de enseñanza secundaria.
La partida de Francia de empresarios, emprendedores y jóvenes en busca de oportunidades en el extranjero no es un fenómeno nuevo. Cuando Sarkozy visitó Londres en 2007 hizo un llamado a los residentes a volver a una reformada Francia bajo su presidencia.
Pero Blanc dijo que algunos clientes franceses estaban incluso pensando adquirir la nacionalidad británica u otra para resguardar activos en medio de temores de que Francia podría recaudar más impuestos de los ciudadanos en el extranjero. “Mucha gente está extremadamente preocupada”.