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Gary, una lección de cómo renovarse sin gastar de más

La ex ciudad acerera con nombre masculino está viviendo un renacimiento a cargo de su nueva alcaldesa.

Por: | Publicado: Viernes 18 de mayo de 2012 a las 05:00 hrs.
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Por Anna Fifield en Gary, Indiana.


La mayoría de los alcaldes diseñan planes ambiciosos para construcciones e inversiones. Pero no Karen Freeman-Wilson. La alcaldesa de la ciudad de Gary, en Indiana, la parte más oxidada del “cinturón industrial” de EEUU, está prometiendo derribar los edificios. Un ejemplo, el antiguo hotel Sheraton junto a la alcaldía, el que ha estado en decadencia por dos décadas. Graduada de la escuela de leyes de Harvard y ex fiscal estatal, Freeman-Wilson ha persuadido a los contratistas para derribar la monstruosidad gratis. La demolición será el símbolo de sus planes para revivir a la debilitada ciudad, famosa por ser la cuna del “rey del Pop”, Michael Jackson, y la ”capital del asesinato de EEUU”.

“Algunos piensan que estoy loca”, dice entre risas Freeman-Wilson. “Pero amo los desafíos y qué mejor desafío que trabajar por el mejoramiento del lugar que amo”, dijo.

Como Cory Booker, un compañero graduado “Ivy League” que ahora es alcalde de su deprimida ciudad natal de Newark, Freeman-Wilson, ha atraído a otros nativos de Gary para ayudarla en su misión. Ya ha tapado 5.000 hoyos en las calles y nombrado un jefe de policía externo que ha logrado una drástica caída de los crímenes, simplemente mandando a los oficiales de policía a dejar sus escritorios. 
Su administración pronto comenzará a vender casas abandonadas por 
US$ 1 (los compradores deben comprometerse a vivir en ellas por cinco años) y el jefe de policía se embarcará este verano boreal en una operación para recomprar armas sin hacer preguntas.

Freeman-Wilson también ha persuadido a las iglesias para adoptar uno de los 57 parques de la ciudad, dejándoles a ellas la mantención y el mejoramiento.

La caída acerera


Pero detener la gangrena en Gary no será fácil. La ciudad encarna la decadencia industrial que ha asolado a las ciudades del medio oeste, fruto de la excesiva dependencia de un sólo sector en donde la tecnología cambió rápidamente, el acero, en el caso de Gary.

Cerca de Detroit, la alguna vez gran ciudad de Michigan, también ha degenerado en un basurero urbano a medida que su industria automotriz se venía abajo. Pero el rescate a las automotrices de la administración Obama ha puesto a la ciudad en el sendero de la recuperación. Incluso Whole Foods, el supermercado preferido de la burguesía comenzará a construir una tienda en Detroit este mes.

La industria acerera de Gary ha disfrutado algo de los efectos colaterales del renacimiento de los fabricantes de autos, pero no goza del retorno del crecimiento que Detroit, en particular porque la planta de acero en Gary que empleaba a 30.000 personas en 1970, sólo tiene 5.000 trabajadores ahora. Las estadísticas de la ciudad ilustran el aspecto que esto ha tomado: la población de Gary ha caído de 178.000 residentes hace dos generaciones a 80.000 ahora, mientras que la media de ingreso por hogar es US$ 28.000, casi la mitad de la media estatal, y el desempleo roza el 16%. A pesar de sus obvios pasivos, la alcaldesa dice que tiene muchos activos. Su alcaldía está extendiendo una carretera al aeropuerto, a media hora de Chicago. Además, quiere cambiar los dos casinos flotantes amarrados a los muelles por uno terrestre en la calle principal, con restaurantes, tiendas y entretención familiar alrededor de él.

Su mayor problema es hacer todo esto casi sin dinero como resultado de las medidas de austeridad al estilo europeo impuestas por Indianápolis, la capital estatal.

El presupuesto de Gary ha caído precipitadamente como consecuencia de la reducción a la mitad de los impuestos a la renta a US$ 30 millones después de que se aprobaran leyes para limitar los poderes de recaudación. Mientras tanto, los ingresos de sus aproblemados casinos han sido erráticos. Joe Gomeztagle, experto en impuestos, dice que la ciudad está al borde de la quiebra y luchando para pagar sus deudas, US$ 43 millones y contando, sin considerar los servicios básicos.

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