Por Joe Leahy en Nueva York
La economía brasileña se contrajo en marzo, desafiando las medidas de estímulo del gobierno y sorprendiendo a los economistas que habían previsto que la mayor economía de Latinoamérica empezaría a recuperarse.
La contracción de 0,35% frente al mes anterior convirtió el crecimiento de Brasil en el segundo más lento de Latinoamérica, en términos reales después de Argentina, y llega mientras las principales economías emergentes de Asia, China e India, también están desacelerándose.
“Es probable que las débiles… condiciones alienten a las autoridades a sumar más estímulo fiscal y monetario a la economía y a que se mantengan activos en el frente cambiario”, dijo Alberto Ramos de Goldman Sachs en una nota a clientes.
Dilma Rousseff, la presidenta brasileña, ha estado bajando las tasas de interés en un intento por reactivar una economía que el año pasado vio que su crecimiento se desaceleró dramáticamente a 2,7%, y que prácticamente se ha estancado en los últimos tres a cuatro trimestres.
La débil cifra mensual de marzo significa que en el primer trimestre de este año, el Producto Interno Bruto real de Brasil se expandió 1,1% frente al año anterior, en línea con el crecimiento de 1% en los últimos tres meses de 2011.
La moneda de Brasil, el real, se ha derrumbado frente al dólar; la semana pasada llegó a costar más de dos reales comprar un dólar por primera vez en cerca de tres años. Los problemas del real llegan en medio de la creciente aversión al riesgo hacia los mercados emergentes, a medida que los inversionistas huyen de estos activos en medio de temores de que Grecia se separe de la zona euro.
“La recuperación parece ser más floja que lo esperado, y el mayor riesgo es que el deterioro de la crisis de deuda europea pudiera comenzar a hacer mella en la confianza”, dijo Marcelo Salomon, economista de Barclays.
La porfiada desaceleración se produce pese a una serie de reducciones de tipos de interés que ha quitado 350 puntos base a la tasa de referencia del banco central. Se espera que el banco central baje la tasa Selic aún más, de 9% a 8,5%, un mínimo en quince años, cuando se reúna el próximo mes.
Los problemas de Brasil aún no golpean la popularidad de Rousseff, al mando en un período en que el desempleo está en un mínimo récord y hay sólidos aumentos de los sueldos. Pero mientras la demanda de los consumidores se mantiene sólida, la industria doméstica está comenzando a sufrir, ya que la sólida divisa en los últimos años ha atraído un flujo de importaciones baratas, que han minado a la industria brasileña.