Por Catherine Belton en Moscú
Banqueros y economistas dicen que las preocupaciones por las crecientes grietas en el régimen del primer ministro, Vladimir Putin, están estimulando la salida de capitales.
Esto podría alcanzar hasta
US$ 90.000 millones este año, con el rublo probablemente bajo presión en 2012 en medio de las expectativas de la caída del precio del petróleo.
Las sólidas reservas de divisas de Rusia cayeron US$ 13.000 millones en la semana que siguió a una protesta callejera hace tres semanas durante la extensión de las acusaciones de un fraude electoral el 4 de diciembre en las elecciones parlamentarias, la mayor caída semanal desde enero de 2009 cuando el rublo se devaluó rápidamente durante la crisis financiera.
Aunque gran parte de la caída fue debido a grandes movimientos de divisas en euro, el que forma gran parte de las reservas rusas, y a una caída en el precio del oro, hasta
US$ 2.000 millones parecen haberse perdido en intervenciones para defender el debilitado rublo, según Deutsche Bank, a medida que las salidas de capital se intensificaban. Es probable que esas fugas lleguen a más de US$ 10.000 millones en diciembre, dijo Alfa-Bank.
Las fugas de capital ocurren en medio de crecientes de temores en la comunidad empresarial de que Rusia podría estar enfrentando un largo período de incertidumbre.
Un empresario sugirió que la inestabilidad podía alcanzar los niveles vistos en 1996 cuando Boris Yeltsin batalló con Gennady Zyuganov, el líder comunista, en las ajustadas elecciones presidenciales, y cuando “no conocíamos el futuro”.
Pocos dudan que Putin ganará las elecciones presidenciales en marzo. Pero las dudas están creciendo sobre su habilidad para mantener el control, a medida que aumenta el descontento sobre su estilo autoritario y las preguntas que se hacen sobre su capacidad para lidiar con las protestas para liberalizar el sistema.
Mientras los bancos y los dueños de las firmas acumulan dólares, el sistema bancario ruso enfrenta un gran apretón de liquidez. El banco central tomó una decisión el viernes para afrontar este problema, relajando la tasa de refinanciamiento un 0,25 punto a 8%, mientras busca simultáneamente disuadir a los inversionistas de convertir más rublos en dólares al aumentar la tasa de depósito en 25 puntos base a 4%.
Este aumento de tasa podría ayudar a frenar la fuga de capital, dijo el economista jefe de Deutsche Bank, Yaroslav Lissovolik. “La fuga de capital es una de las causas clave de los problemas de liquidez”.
Vladimir Pantyushin, economista jefe de Barclays Capital, comentó que la repatriación de los ingresos de exportaciones desde los gigantes de commodities de Rusia, una fuente de liquidez en el sistema bancario ruso, se había secado este año debido a las crecientes preocupaciones por la situación política y la estabilidad global. Muchos bancos también habían sufrido pérdidas por las caídas en los mercados de acciones rusos y el valor del rublo.
“Hoy todos los bancos tienen un déficit de liquidez”, agregó.
Muchos en la comunidad empresarial de Moscú están recuperándose de la decepción después de que Putin anunció en septiembre que él y Dmitry Medvedev, su protegido y actual presidente, habían acordado intercambiar trabajos.
Decepción de los empresarios
Los críticos vieron esto como una estafa que hizo que los votantes y la elite empresarial se sintiera privada del derecho a voto.
Aunque ninguno de los hombres más ricos de Rusia de la lista Forbes se atrevió a apoyar abiertamente a Medvedev por sobre Putin, la retórica de reforma de Putin había provocado esperanzas de más competencia económica.
Además de Mikhail Prokhorov, el magnate que es dueño del equipo de béisbol New Jersey Nets, y quien anunció que postularía a la presidencia en una jugada vista como una táctica del Kremlin para frenar el descontento, los hombres más ricos del país no se atreven usualmente a involucrarse en política.
A pesar de esto, una creciente clase de millonarios está uniéndose a las protestas en las calles.
“Los emprendedores que han ganado US$ 10 millones o US$ 20 millones ya están en la plaza de Bolotnaya”, dijo Alexander Lebedev, el millonario dueño de los diarios Independent y Evening Standard, refiriéndose a la escena del 10 de diciembre que reunió a más de 50.000 manifestantes.
Putin ha hecho poco para mitigar la preocupaciones que en su vuelta a la presidencia anuncia una era de estancamiento y “amiguismo”.
Su discurso en un foro empresarial la semana pasada fracasó en detallar propuestas concretas para reformar la economía, aparte de sugerencias vagas de pequeños ajustes al sistema de impuestos.