Los rivales de Mitt Romney bromean con que si a alguien no le gusta su postura en algún tema sólo debe esperar una semana para que cambie. Habiendo recuperado su posición como el favorito republicano en Florida, Romney puede ahora darse el lujo de complacer un poco menos a su base. En ningún tema esto importa más que en inmigración.
Casi de la mitad de los votantes latinos en Florida lo apoyaron. Romney no debería obtener una falsa confianza de ello. A diferencia de muchas primarias, el voto en Florida estuvo abierto sólo a republicanos registrados. Un grupo muy grande donde los cubanos-estadounidenses, que tienen prioridades muy diferentes a las que Romney, también participan. Pero si él revisa el ánimo más amplio de los votantes latinos en EEUU, el sentimiento es muy distinto.
Pese a la decepción por el fracaso de Barack Obama de llevar a cabo una reforma integral, incluyendo ofrecer una vía legal para los 11 millones de ilegales de la nación, las encuestas muestran que el presidente repetiría los casi dos tercios de votos latinos que obtuvo en 2008. La categoría de votantes de más rápido crecimiento de EEUU alcanza una participación mayor con cada elección.
Si Romney quiere tener una opción de ganar en los estados pendientes como Virginia, Colorado y Carolina del Norte, debe reducir las referencias a completar la barrera entre EEUU y México y de llevar a millones de trabajadores indocumentados a una “auto-deportación”. En realidad EEUU ya no tiene un problema de inmigrantes ilegales. Hasta 1,5 millón han vuelto a sus hogares desde que la recesión comenzó. Y la mitad de los que quedan superaron el tiempo de visas legales, más que cruzar las fronteras de noche. Poner drones en Texas y Arizona es buscar agujas en un pajar.
La fuerte retórica de Romney apunta a disipar las sospechas sobre sus credenciales conservadoras, y dejar atrás el hecho de que brevemente contrató inmigrantes ilegales.
Romney se sentirá tentado de repetir la voltereta antes de las primarias de Arizona este mes y Nevada el sábado. Ambos estados tienen fuertes grupos anti inmigrantes. Romney debe resistir las ganas de consentirlos.