Por Sharlene Goff
En un almuerzo la semana pasada, Sir Richard Branson fue directo al punto en lo que respecta a sus ambiciones bancarias.
“Tienes algo que quieres vender, y es algo que quiero comprar”, dijo el emprendedor a su acompañante, António Horta-Osório, director ejecutivo de Lloyds Banking Group.
Branson se refería a un paquete de 600 mil sucursales que el banco rescatado por el estado debe vender para cumplir con normas de asistencia gubernamental.
La respuesta de Horta-Osório fue rápida: dijo que no tenía nada que “quisiera” vender. Quienquiera compre las sucursales se transformará de inmediato en el sexto banco del Reino Unido por sucursales - y un retador inmediato para Lloyds.
Si Virgin logra hacer la compra, cumpliría la antigua aspiración de Branson de ser un competidor viable en la banca retail británica con una oferta completa de productos, en lugar del mix de tarjetas de crédito, ahorro, inversiones y seguros que su negocio de servicios financiero ha ofrecido hasta ahora.
En un cómodo sofá gris en las oficinas de Virgin Money en Piccadilly, junto con el director ejecutivo de la compañía, Jayne-Anne Gadhia, Branson se muestra relajado respecto de las oportunidades adelante.
“Tenemos tres millones de clientes y un buen crecimiento de las ganancias. Si no ocurre nada más, abriremos sucursales y seguiremos creciendo de modo constante”, dice.
Pero, bajo su fachada fría está claro que, tras fracasar en la compra de Northern Rock poco antes de su nacionalización y de ser superado por Santander en la compra de una cartera de sucursales de Royal Bank of Scotland, está decidido a no permitir que se le escape otra oportunidad.
Branson dice que estaría “encantado” de quedarse con Lloyds o Northern Rock, aunque preferiría que la desinversión de Lloyds no creciera más allá de las 600 sucursales que ya están en venta. Ambas oportunidades transformarían una empresa que aún debe abrir una sucursal y ofrecer cuentas corrientes o hipotecas.
Ya cuenta con 500 millones de libras prometidas por el millonario estadounidense Wilbur Ross y espera “suficiente en el chanchito” (hasta 3.000 millones de libras para un grupo cerrado de inversionistas) para lanzar ofertas por Lloyds y Northern Rock. Los analistas creen que Virgin Money tendrá que subir su mano para superar a rivales que probablemente incluirán a National Australia Bank, dueño de Clydesdale y Yorkshire Banks, y otros nuevos jugadores. Perdió las sucursales de RBS y Northern Rock porque sus ofertas fueron demasiado bajas.
Y los analistas se preguntan si una empresa que generó un ingreso de apenas 91 millones de libras el año pasado puede ser un comprador creíble de otra con un precio de al menos 2.000 millones de libras, en particular dados los onerosos requerimientos de capital asociados. Branson admite que prefiere construir empresas desde cero y acepta que un banco completo generaría un retorno sobre capital muy inferior al 35% que Virgin Money ha estado produciendo sin los gastos de una red de sucursales. Él cree que un nivel sostenible es de 15% a 20%.
Pero tras construir un extendido imperio de más de 400 empresas desde trenes y aviones a servicios de internet y gimnasios, confía en que ahora es el momento de anotar en la banca. Como sus otras empresas, ve un espacio claro para entregar un mejor servicio a los consumidores - “queremos hacerlo con gracia y estilo”, dice, y extender la marca Virgin.
Branson estima que sin la compra de Lloyds, necesitaría unos 15 años para construir orgánicamente una firma de tamaño similar.