Los transportistas españoles mantienen el
paro que comenzaron hace cuatro días en protesta por la subida del
precio de los combustibles, pese a las advertencias del Gobierno,
que anunció hoy "tolerancia cero" con las coacciones y acciones
violentas de los piquetes.
En una reunión extraordinaria para diseñar su estrategia ante "el
cierre en falso a la crisis del sector", las organizaciones
convocantes decidieron continuar con la huelga al considerar
"insuficientes" las medidas ofrecidas por el Ejecutivo.
En una conferencia de prensa con el presidente de México, Felipe
Calderón, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez
Zapatero, realizó hoy un llamado a la "responsabilidad" de los
transportistas, y garantizó que continuará el despliegue policial
para asegurar la libertad de circulación.
A pesar de todo, la cuarta jornada de movilizaciones transcurrió
con normalidad en las carreteras, aunque por la mañana y a primeras
horas de la tarde se registró un tránsito lento de algunos convoyes
de camiones en algunas regiones.
Según señaló el Ministerio del Interior, la circulación en las
principales vías está "plenamente normalizada", aunque muchos
problemas de abastecimiento continúan, como en las fábricas de
automóviles o en los supermercados, donde varios de los productos de
gran consumo no están a la venta.
El responsable de Interior, Alfredo Pérez
Rubalcaba informó de que desde el inicio del paro han sido detenidos un total
de 101 camioneros, que ya han pasado a disposición judicial, e
indicó que las Fuerzas de Seguridad han escoltado a 9.500 vehículos.
El paro de estos días, que ha impedido el movimiento de
mercancías y animales, ha provocado en el sector ganadero pérdidas
que alcanzan los US$69 millones,
que podrían ir a más de no normalizarse la situación.
Los efectos de la huelga de transportistas se ha hecho notar
también en la comercialización de productos hortofrutícolas, sector
que ha dejado de facturar alrededor de US$15,4 millones, según estimaciones.