EEUU crecería este año a su mejor ritmo desde 2005, pese a la guerra comercial
La Reserva Federal tendría espacio para subir más la tasa, pero está bajo ataque de parte del presidente Donald Trump. En tanto, Washington y Beijing inician hoy negociaciones.
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Cuando el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, realice el viernes su primer discurso ante los banqueros centrales del mundo desarrollado en la cumbre anual de Jackson Hole, lo hará navegando aguas turbulentas. La mayor economía del planeta muestra crecientes señales de dinamismo, pero los riesgos políticos de la presidencia de Donald Trump también crecen.
La principal razón para el optimismo viene de proyecciones de Bloomberg que apuntan a que el Producto Interno Bruto del país podría llegar a avanzar 3,1% este año, su mayor ritmo desde 2005. Ello, a medida que el gasto de los consumidores, que representa dos tercios de la economía del país, se acelera, en parte gracias a los recortes tributarios impulsados por el propio Trump.
Pero el mandatario también es protagonista de los mayores riesgos. Esta semana, insistió en sus críticas a la labor de Powell por la normalización monetaria, poniendo en entredicho la independencia del banco central más poderoso del mundo. En una entrevista con Reuters el martes, dijo: “no estoy contento con las alzas de tasas (...) La Fed debería ayudarme. Los otros países tienen tasas bajas”.
Fuentes consultadas por Bloomberg reportaron que el jefe de Estado reiteró sus quejas frente a donantes del Partido Republicano, asegurando que, al nominar al exbanquero para encabezar la entidad, esperaba que fuera un hombre de “dinero barato”.
Sus comentarios hicieron caer al dólar. Frente a una canasta de monedas del mundo desarrollado, la divisa estadounidense bajó 0,5% ayer, para tocar su menor nivel en casi dos semanas. En tanto, el rendimiento de los bonos del Tesoro a diez años creció en tres puntos base hasta 2,85%.
El dilema de Powell
Para la analista de Rabobank Jane Foley, dos razones podrían explicar la baja del dólar ayer: “el poder de las palabras del presidente” o bien un golpe a la credibilidad de la Fed.
La aceleración de la economía da espacio al banco central estadounidense para continuar con su ritmo de alzas de tasas, tras haber aplicado dos incrementos en el primer semestre. La mayor parte de los inversionistas esperan que el tercero llegue en el encuentro del 25 y 26 de septiembre, y que haya otro movimiento más antes de fin de año.
Ello, en momentos en que el mercado laboral se mantiene robusto, con un desempleo por debajo de 4%, y el indicador de inflación preferido por las autoridades monetarias se ubica en 1,9%, levemente por debajo de la meta. Pero los salarios se mantienen estancados.
En ese contexto, el banco central debe determinar cuál será el nivel neutro de las tasas o si pasarán definitivamente a terreno restrictivo, además de hasta dónde está dispuesto a reducir su hoja de balances, a medida que deja de comprar bonos.
“Estamos llegando a un punto diferente del ciclo, más cerca de un nivel central, y la Fed tiene que tomar decisiones más difíciles”, dijo a Financial Times el economista Tim Duy, profesor de la Universidad de Oregon.
Tiempos de guerra
Bloomberg también prevé que el comercio probablemente sea uno de los factores que golpeen a la economía estadounidense en el segundo semestre, a medida que se comienzan a notar los efectos de la guerra comercial que el país tiene con China.
Ambas potencias inician hoy una ronda de negociaciones para frenar una segunda ronda de aranceles, cuya aplicación se había agendado originalmente para mañana. EEUU ya ha gravado productos chinos por US$ 34 mil millones, lo que fue respondido con represalias desde el gigante asiático. Sin acuerdo, la cifra podría llegar a US$ 50 mil millones. El propio Trump dijo a Reuters que “no espero mucho” de los diálogos y que no existía un plazo para poner fin a la disputa.
Ayer, el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Lu Kang, señaló que el país tiene esperanza de un resultado positivo y no descartó una cumbre entre el presidente Xi Jinping y Trump.
Por su parte, el director del Departamento de Política Monetaria del banco central chino, Li Bo, salió a refutar los dichos del titular de la Casa Blanca, que acusó a Beijing de manipular su moneda para utilizarla como arma en el conflicto.
“El tipo de cambio del yuan es decidido por el mercado”, señaló, en una conferencia de prensa. Agregó que la divisa tiene mayor flexibilidad este año y que la autoridad tiene confianza en que mantendrá su valor “básicamente estable en un nivel de equilibro razonable”.
Las expectativas de un acuerdo que ponga fin al conflicto son bajas, según dijo a Bloomberg el estratega de JP Morgan, Tai Hui. “Que haya negociaciones es bueno y el mercado se está aferrando a eso, pero un pacto sostenible que ponga fin a la tensión parece poco probable”.